Si yo fuera secretario de educación cambiaría las escuelas de Puerto Rico para que adoptaran un currículo amplio y balanceado que incluyera lenguajes, matemáticas, las artes, las ciencias, las humanidades y la educación física. También desarrollaría leyes y recursos que las apoyaran al niño todo el tiempo.
Quitaría todo lo concerniente a las pruebas estandarizadas y adoptaría un sistema informativo de apoyo al estudiante basado en sus capacidades y creatividad en vez de sus deficiencias. Apoyaría el desarrollo de la educación temprana para los niños antes de entrar a la escuela regular.
Establecería un nuevo programa de preparación de maestros basado en los trabajos a nivel mundial del futuro y no en las teorías antiguas que ya no tienen relevancia. Le daría incentivos en metálico a los maestros que se estén estudiando su maestría y doctorado, que establezcan alianzas con las familias, organizaciones culturales, organizaciones privadas y entre escuelas. De esta forma la educación que conocemos hoy día daría un cambio radical hacia una transformación que le sirva al estudiante de forma positiva.
Haría posible que se usara una agencia acreditadora nueva, moderna y que sea flexible la cual mire al estudiante como la prioridad de la acreditación y no a los procesos y papeles de rutina. Puerto Rico es rehén de las agencias acreditadoras las cuales se niegan a cambiar sus métodos y procesos de papel. Esto ha sido y es negativo tanto para el sistema como para los estudiantes.
De la manera que están las escuelas publicas hoy día, es a veces mejor que los estudiantes se den de baja y se apunten en otro sitio donde no pierdan el tiempo, donde no sean víctimas de abandono educativo de parte de los maestros que no le importa enseñar, donde los maestros están quemados por la política interna que existe, y que son victímas de otros estudiantes que tampoco desean aprovechar el tiempo para ser una persona que aporte a la sociedad donde vive.
Haría un intercambio activo con la universidad pública. Actualmente, la Universidad de Puerto Rico puede tener cientos de profesores de matemáticas o ciencias que no ven al estudiante como un ser humano valioso el cual necesita toda la ayuda posible para triunfar. Dichos profesores consiguen su respeto por maltratar a los estudiantes. El reprobar a los estudiantes es una competencia interna entre la facultad. Pero todos los administradores miran hacia al lado por miedo a la libertad de cátedra.
La idea de fracasar y maltratar a los estudiantes va en contra de todo sistema pedagógico y debe ser corregido para evitar que los estudiantes pierdan la motivación de mejorar sus vidas.
Al abusador, politiquero, pillo, tramposo y racista no se le quita con talleres ni con certificaciones. Este mal institucional interno que existe en el sistema educativo hay que identificarlo y removerlo para que la transformación educativa sea completa y a favor del estudiante.
La universidad pública debe ser un lugar que invite a estudiar y que apoye al estudiante con un servicio de excelencia y eficiente. El resto del mundo provee las oportunidades de estudio y les da prioridad a sus niños mediante la educación de calidad.
La escuela no es un centro de cuido donde se llevan a los niños y jóvenes. La escuela no es un sitio donde se hace responsable al maestro de la educación completa de sus hijos. Los padres son los maestros mas importantes que deben velar porque sus hijos aprovechen el tiempo, tengan disciplina y respeto por los demás y hagan sus tareas.
Si yo fuera secretario de educación, cerraba todo el sistema público educativo K-16, haría un diseño nuevo, eficiente y digital, sin burocracia, donde los estudiantes pudieran aprender jugar aprendiendo y aprender jugando. Donde la robótica, la tecnología y el diseño de negocios para el mundo fuera el centro y el enfoque desde primer grado.
Sitios como Estonia, Grecia, Finlandia, Noruega, y China tienen estos modelos educativos utilizando a la tecnología y el e-gobierno como centro.
Si fuera secretario de educación, pudiera ayudar a transformar a la Isla de Puerto Rico en muy poco tiempo.
