Ecuador con Colada Morada y Guaguas de Pan honra a sus difuntos

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Así es, con la preparación de este comeibebe y las infaltables Guaguas de Pan, en el país recordamos el Día de los Difuntos

Alrededor de la preparación y consumo  de estos exquisitos potajes se tejen historias, mitos, cuentos, creencias,  valores e identidad propia de los ecuatorianos, los mismos que van siendo transmitidos de generación en generación, manteniendo de esta manera la memoria colectiva.

Y qué decir de las Guaguas de Pan, las acompañantes de la colada, que  no son otra cosa que masa de pan moldeado con figuras de  muñecas, soldados, animales, guerreros o guaguas (niños/as), elaboradas con harina de trigo, rellenas con dulces de diferentes frutas y  bellamente  adornadas.

Historia de la Colada Morada y las Guaguas de Pan

En las páginas de una publicación de la Universidad de las Américas, UDLA, “Colada Morada y Guaguas de Pan”, se cuenta el  origen de la colada y  recuerda que su consumo se inició hace miles de años con la cultura Quitu- Cara, misma que habitaba en la provincia de Pichincha.

Señala que de acuerdo a vestigios antropológicos al enterrar a sus muertos, esta cultura cumplía ciertos rituales: colocarlos en posición fetal apuntando hacia lugares considerados sagrados como los nevados del Pichincha, Cotopaxi, Cayambe e incluso la Laguna de Iñaquito, de manera que dejaban este mundo de la misma forma que llegaron.

Con la llegada de las lluvias, es decir el invierno en la zona andina, desde octubre hasta mayo, nuestros antepasados recordaban  a sus difuntos. En este recordatorio, el maíz constituyó un elemento muy importante, grano que era considerado como la fuente de la  cual el ser humano había sido creado. Es por ello que algunos historiadores y antropólogos resaltan la existencia de una bebida hecha a base de maíz negro fermentado mezclado con sangre de llama, conocida como Yana Api (colada negra).

Con el paso del tiempo, este tipo de rituales fue consolidándose en la temporada del Aya Marcay Quilla (meses de octubre y noviembre), época en la que  sacaban a sus muertos de los lugares de entierro para llevarlos a pasear y compartir comidas comunitarias en las cuales no podía faltar la Yana Api o  bebida sagrada.

Ya durante la época de la Colonia, los españoles prohíben sacar a los muertos de sus tumbas. Esta tradición es remplazada con la elaboración del pan de finados, que consistía en una masa de maíz y zapallo,  en forma de una persona momificada que representaba al  difunto.

A partir de ello nacen diversas tradiciones como el  invocar el alma del difunto y cortar la cabeza de la figura de pan para enterrarla, o cavar un hueco a la altura de la boca del difunto para alimentarle, incluso clavar  en la tierra  una muñeca  de pan bañándola con la bebida sagrada.

Por la intensa evangelización por parte de los españoles o “transculturización”, la Colada Morada ha sido objeto de varias modificaciones. Por ejemplo la  inclusión de frutas, aromas, azúcar de caña; en tanto, que las guaguas de pan se comenzaron a preparar con harina de trigo y rellenos  de dulce  de zambo, guayaba, etc.

Actualmente, esta festividad es un motivo más para reunir a las familias ecuatorianas a fin de asistir a los cementerios para visitar a sus difuntos o preparar esta sabrosa bebida. No así, en ciertos lugares de nuestra ruralidad donde se acostumbra a decorar las tumbas de los seres queridos con flores, velas para iluminar el camino hacia su nueva vida y  ofrecer agua para saciar su sed en este largo recorrido.

Los indígenas visitando a sus difuntos en diversos cementerios, cortesía min de Turismo

Los indígenas, por su parte, llevan comida a las tumbas y comparten con sus difuntos cuyes, habas, champuz, chicha, tortillas, pan, guaguas de pan y, desde luego, la colada morada. Esta costumbre es más notoria en los  cementerios de Calderón, a 20 minutos de Quito,  Otavalo y Cotacachi, en la provincia de Imbabura.

En Ambato, provincia de Tungurahua, se realiza una feria de artesanías, en la que se acostumbra regalar juguetes a los niños/as, por lo que a este evento se le ha dado el nombre de “Navidad Chiquita”.

Entre los indígenas  existe la idea que la muerte es una transformación, no es un desaparecer.  Además “para ellos la existencia de una nueva vida en el más allá y la conexión con la misma era algo inobjetable”.

Estas costumbres evidencian que, cada año, los ecuatorianos  nos conectamos con nuestras raíces ancestrales.

Los 17 ingredientes de la Colada Morada

La fotografía de Colada Morada es cortesía del ministerio de Turismo.

La publicación además describe a los ingredientes de la colada: maíz morado que para la cosmovisión andina significa que éste es la fuente de vida de  los seres humanos; la mora que aporta el color borgoña a la bebida; mortiño considerado un fruto sagrado en la cultura andina; naranjilla  da un sabor agridulce a la colada; ishpingo  aporta un sabor de selva amazónica; ataco da un particular rojo violeta a la preparación; arrayán provee de un sabor cítrico y ácido; cedrón proporciona cualidades aromáticas de alto nivel; hierba luisa otorga aroma; hojas de naranja provee aroma frutal; canela brinda aroma de madera y bosques; clavo de olor de dulce proporciona aroma muy fuerte y la  pimienta dulce.  Además  las frutas como el babaco,  frutilla y  piña.

Uno de los productos más relevantes de esta preparación por su significado es el  mortiño, fruto pequeño, redondo con un sabor ácido dulce, que crece de manera silvestre a lo largo del callejón andino. Históricamente esta baya ha estado relacionada con las culturas ancestrales que se asentaron en los páramos y cuya alimentación se basó en los frutos silvestres.

El ministerio de Turismo  través de un boletín informativo comenta “el consumo de la colada morada durante la celebración del Día de los Difuntos se convierte en una importante expresión del sincretismo cultural en Ecuador, expresado por una deliciosa bebida acompañada por unas bellas y deliciosas “guaguas de pan “, productos que reflejan una fusión del costumbres, sabores e historias”.

 

 

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periodista profesional ecuatoriana graduada en la Universidad Central de Ecuador. Tiene una amplia experiencia en Comunicación Institucional. Ahora ha incursionado en el periodismo con la misma vocación y empeño que lo hizo como Relacionadora Pública de importantes instituciones y personajes de nuestro país. Muy interesada en los acontecimientos políticos, culturales, sociales e históricos que se suceden en el día a día en Ecuador, se permite trasladar a ustedes el pensamiento, sentir y hechos de nuestro país Ecuador, para que los hermanos latinoamericanos estén oportunamente informados y motivados a para seguir adelante en la construcción de la Patria Grande.

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