Crean galletas para combatir anemia y desnutrición infantil

Julio Garay, su descubridor, es el ángel de los niños pobres

0
16029

AYACUCHO, PERU– El joven de los andes peruanos Julio Garay Barrios, se ha propuesto luchar frontalmente contra la anemia y la desnutrición infantil en las áreas más pobres de su pais y otros lugares del mundo. Como descubridor de este alimento es considerado el ángel de los niños pobres.

A sus escasos 25 años, Julio Garay Barrios, natural de la comunidad de Quimpitiriky del distrito de Sivia, provincia de Huanta, en pleno valle del río Apurímac, zona muchas veces convulsionada por el narcotráfico y el terrorismo,  cumple uno de sus más grandes sueños: combatir directamente contra la anemia y la desnutrición, gracias a la transformación de la sangre bovina en deliciosas y nutritivas galletas con alto contenido de hierro.

Con mucha convicción y seguro de lo que dice, este joven peruano, egresado de la carrera de Ingeniería Industrial de la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, UNSCH, siempre tuvo claro que la única forma de sacar a su pueblo y a su región de este lastre de la pobreza, era haciendo frente a la anemia y la desnutrición del cual muchos de sus compueblanos lo siguen padeciendo. Para ello, Garay Barrios, no encontró mejor idea de hacer galletas fortificadas con hierro tras un largo periodo de estudio y experimentación.

Listas las galletas para combatir la anemia

“Estas galletas fortificadas con quinua y enriquecidas con hierro en un proyecto liderado por Julio Garay Barrios, es una muestra palpable de que la universidad ratifica su compromiso de lucha frontal contra esta dolencia”, afirmó  el Rector de de UNSCH Homero Ango Aguilar, doctorado en salud pública. La familia Garay Barrios, en el Fundo San Carlos, distrito de Sivia, se sintió complacida por el triunfo de Julio. Su madre, Graciela Barrios Sacha, no se quedó atrás, al obtener el primer lugar en el concurso nacional de producción de Cacao 2018.

– Julio, ¿por qué las galletas con sangre bovina?

Quise buscar una materia prima más barata de fácil obtención; la sangre bovina se desperdicia a diario en los mataderos. Mi reto es combatir el alto índice de anemia y desnutrición que padece nuestra región con insumos disponibles. Me propuse formular las galletas que contengan buena concentración de hierro.

– ¿Cuándo nació la idea de utilizar la sangre y convertirlos en galletas?

La idea se gestó en el 2015, cuando aún cursaba la serie 300, gracias al apoyo del Ingeniero Eusebio de la Cruz, esta idea se convirtió en una tesis y desde fines del 2016 se empezó a trabajar siempre con la asesoría del ingeniero De la Cruz. Fueron muchas pruebas de ensayos y errores; no podíamos manejar la sangre, a veces se coagulaba y la masa se endurecía y no daba tiempo en la manipulación.

¿Cuándo finalmente logras concretar la idea: tener las galletas como tal?

Después de mucha persistencia, en casi dos años de ensayo al fin logramos elaborar las primeras galletas. Estas primeras galletas no tenían consistencia, eran muy blandas y teníamos el problema del olor y del sabor a sangre.

¿Qué hicieron entonces?

Tuvimos que someterlo a un análisis sensorial, con la asesoría del ing. Eusebio de la Cruz para quitar esos rezagos de olor y sabor de sangre, proceso que tuvo su tiempo. Finalmente se consiguió quitar y ahora había otro reto, el de enmascarar esa galleta para hacerlo más comestible, más comercial. Para ello utilizamos el mejor Cacao de los valles del río Apurímac, Mantaro y Ene – VRAEM, que lo convertimos en chocolate para el enmascarado. Allí le sumamos ingredientes como quinua y harina de trigo.

¿Cuál fue el otro problema encontraron en este proceso de producción?

El problema de la envoltura. Al inicio era con bolsa de polipropileno, plástico laminado. Ahora el reto era trabajar en parte de la envoltura, hacerlo más presentable, más comercial. Así que optamos por la envoltura bilaminada metalizada. Los primeros lotes los hicimos en la ciudad de Lima.

¿Cuál es el costo de la galleta?

Su costo es muy bajo de 0.80 céntimos el paquetito de 4 unidades de galleta. Ahora se comercializa en Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. Nuestro reto es reducir la anemia en todos los niños pobres.

– ¿Cómo certificas que tus galletas contienen la cantidad de hierro que debe consumir un niño?

En el proceso de investigación de mi tesis aprobada el año pasado y que estoy a punto de sustentar, siempre estuvo presente esa duda, qué cantidad de hierro tenía cada 100 gramos de la galleta. Siempre con asesoría del Ingeniero De la Cruz lo mandamos a un análisis en un laboratorio local no acreditado y la respuesta fue favorable; luego para corroborar lo obtenido lo enviamos a un laboratorio en Lima que es acreditado por el INACAL (Instituto Nacional de la Calidad en Lima) cuyo fin es velar por la idoneidad e inocuidad de los productos alimenticios. La respuesta fue que la cantidad de hierro que contenía cada 100 gramos de la galleta era de 27,545mg de hierro. También se hizo el análisis microbiológico y análisis físico – químico respectivo. Así, aseguramos el valor nutricional de la galleta y certificamos que es apto para el consumo humano.

– Entonces, ¿cuántas galletas debe consumir un niño?

Para notar el cambio en niños con anemia severa, cada niño debe consumir 2 paquetitos diarios durante el día en cualquier horario (mañana, tarde o noche). Esta recomendación es por la investigación experimental que hicimos en Mollepata, una zona urbano marginal de la provincia de Huamanga; lo mismo se hizo en el centro poblado de Allpachaca, distrito de Chiara; la comunidad de San Rafael y Luyanta en el distrito de Socos. En todos estos lugares se administraron dos paquetitos de galletas diarias a los niños y las muestras, después del análisis de sangre fueron óptimas.

¿Cuál es tu sueño y qué perspectivas tienes en el futuro?

Seguir creciendo y sueño con abastecer a un mercado mayor. Por el momento y gracias a un programa de TV de la UNSCH, pude contactarme con el programa social Qali Warma, la Dirección de Agricultura y la Dirección de Producción. Estamos gestando un convenio para asegurar el próximo año la ración de galletas en el desayuno escolar. Estoy en ese camino de obtener los permisos necesarios del Ministerio de Salud y llegar a la meta de ser un abastecedor del programa Qali Warma.

En estos momentos Julio y su familia están a punto de inaugurar un negocio familiar con inversión propia, a la vez que esperan el registro sanitario de las galletas enriquecidas y fortificadas para entrar de lleno al mercado.

A su vez, Julio se prepara para participar en el Congreso Latinoamericano de nutrición organizado por Sociedad Latinoamericana de Nutrición SLAN 2018 en México. Aunque todavía tiene otro reto, conjuntamente con su asesor de tesis, están buscando proteger la formulación en vista que hay muchas personas que están tratado de copiarlo.

 

 

 

 

 

Dejar respuesta