Ante los actuales desafíos humanitarios y políticos, América Latina debe ser fiel a su tradición de solidaridad

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Declaraciones del Dr. Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto de ACNUR y OIM para los refugiados y migrantes venezolanos.

El flujo de centenares de miles de refugiados y migrantes de Venezuela en los últimos años es el movimiento de población más grande en la historia reciente de América Latina.

Ante esta crisis monumental, la reacción de los países de la región ha sido ejemplar. En mis viajes por la región, he podido constatar la solidaridad y el compromiso de los gobiernos, organizaciones humanitarias y comunidades locales con los refugiados y migrantes de Venezuela. Los países de la región han recibido a los venezolanos y venezolanas con cariño, generosidad y respeto, de la misma manera que, en el pasado, el pueblo venezolano abriera sus puertas a un gran número de refugiados y migrantes de la región.

En los últimos días, sin embargo, acciones violentas, ataques físicos y verbales y amenazas contra ciudadanos venezolanos en varios países de la región, han venido a enturbiar este panorama. Aunque aislados y no representativos, estos actos de odio, intolerancia y xenofobia son sumamente preocupantes. Frente a ellos,es necesario que los gobiernos y las sociedades respondamos con un mensaje claro y contundente de repudio.

El racismo, la misoginia y la xenofobia no tienen lugar en nuestros países y deben ser condenados con firmeza. Los dirigentes políticos y líderes de opinión deben apelar en sus pronunciamientos a la paz, la justicia, la calma y la mesura, condenando las actitudes y acciones xenófobas y misóginas.

Los medios de comunicación y los usuarios de redes sociales, por su parte, deben informar acerca de los hechos de manera responsable, sin incitar a actitudes y acciones xenófobas, y deben también condenar todo ataque físico o verbal contra los refugiados, migrantes y otras personas extranjeras, cuando estos se produzcan.

Solo a través del diálogo, la solidaridad, la justicia, la coexistencia y el respeto por la diversidad podremos resolver los múltiples retos que confrontan a nuestra región. Ante los actuales desafíos humanitarios y políticos, América Latina debe seguir siendo fiel a su tradición de solidaridad. En este contexto, el Proceso de Quito – promovido por varios países de la región – constituye un camino de esperanza, un camino de entendimiento y un camino de construcción común: representa una hoja de ruta para fomentar la recepción, protección e inclusión de personas refugiadas y migrantes en los países de acogida.

ACNUR y OIM continuarán apoyando los esfuerzos de los Estados y de la sociedad civil para atender a las necesidades más urgentes de los refugiados y migrantes, así como para apoyar a las comunidades de acogida. Es con este objetivo que fue establecida una Plataforma Regional Inter-agencial de Coordinación – con agencias del Sistema de Naciones Unidas y diversas organizaciones Internacionales – y se acaba de presentar un Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes con el fin de fomentar una respuesta coordinada, movilizar recursos de la comunidad internacional y promover una cultura de la tolerancia, convivencia e inclusión.

 

 

 

 

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