Esta primavera optamos por un gustazo exótico en lo que respecta a los viajes: una jornada por barco desde Fort Lauderdale en la Florida, visitando puertos en el África e Islas Canarias de España y puntos en el Caribe rumbo al África—disfrutando por espacio de un mes –el itinerario fue parte de un crucero épico de 54 días que además del África visitaba sitios fabulosos en el Mediterráneo a bordo del barco Prinsendam de la línea Holland America. En esta nota, describiremos las escalas en camino al África y los puertos en el Continente Negro y en una nota futura, hablaremos de los puntos en el Mediterráneo.
Rumbo al África, visitamos varias islas en el Caribe y el Atlántico, incluyendo a Puerto Rico, parando en San Juan por parte de un día. Desde el muelle de cruceros hicimos una caminata por El Viejo San Juan, bastante repuesto después de los huracanes del 2017, con tiendas y restaurantes ya funcionando y la Fortaleza de El Morro abierta al público. En el trolley turístico de la ciudad, que también se utiliza por la gente local, entablamos una conversación con una señora de San Juan que nos contó lo difícil que lo pasaron sobre todo con el Huracán María. “El viento sopló con un ruido horrible por más de un día,” nos dijo. “Estuvimos meses sin electricidad –fue algo que no se lo deseo a nadie.”
Otras paradas incluyeron la islita de St. John, que es dos terceras partes Parque Nacional, y que cuenta con bellísimas playas con aguas cálidas apacibles y cristalinas. Una escala en Mindelo, en la isla de San Vicente en las Islas Cabo Verde nos dió oportunidad de apreciar la cultura de una de este grupo de islitas portuguesas, incluyendo su arquitectura, playas y un espectáculo de música local presentado a bordo del crucero.
Las escalas en las Islas Canarias, islitas montañosas y volcánicas con playas de arenas negras en el norte del Atlántico –el itinerario paraba en tres de ellas, incluyendo dos días en Santa Cruz de Tenerife—fueron el atractivo principal de esta parte del itinerario. Asociadas al mito del Continente Perdido de la Atlántida, algunos expertos piensan que estas islas –que están en el Atlántico más allá de los Pilares de Hércules (la Roca de Gibraltar y el Monte Acho en Ceuta), como señaló Platón, el filósofo griego—son los picos de las montañas de la Atlántida que permanecieron en la superficie del mar cuando el resto se hundió, y sus habitantes originales, los guanches, son los descendientes de la gente de la Atlántida que sobrevivió el cataclismo. Pero Civilización Perdida de Atlántida o no, estas islas son un paraíso encontrado para los viajeros modernos.
Los dos días en Tenerife resultaron pocos, pues hay mucho que ver en esta linda isla con sus aguas de color del zafiro y su soberbio puerto en Santa Cruz, la capital. Una ciudad vibrante con interesante arquitectura y excelentes oportunidades para compras de souvenirs – El Corte Inglés tiene una tienda aquí y el Mercado Nuestra Señora del África ofrece exóticas flores, frutas y otra mercancía –al igual que delicias gastronómicas: una culinaria que mezcla influencias de Europa, África, el Caribe y Latinoamérica, ya que las islas eran una popular parada para barcos que por siglos iban de Europa a esos puntos y regresaban del Caribe, Latinoamérica y el África a Europa. El propio Colón, paró aquí por unos días en el 1492. Tomamos el autobús turístico nuestro primer día en Tenerife para orientarnos. El autobús hace 11 paradas incluyendo el modernísimo Auditorio de Tenerife del arquitecto Santiago Calatrava, los edificios del Parlamento de las Islas Canarias y las bellas plazas incluyendo la Plaza de España y la de la Candelaria.
La Laguna, Calle San Agustin, Tenerife
Nuestro segundo día en Tenerife tomamos una excursión organizada a La Laguna, la capital anterior de la isla y Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Hicimos una caminata por el centro, visitando la Iglesia del Convento de Santa Catalina, el Mercado de la Plaza del Adelantado, la catedral y palacio episcopal, el Museo de Historia, el Palacio Lercaro y la pintoresca Calle de San Agustín, con filas de casas con bellos balcones de madera tallada. También hicimos una visita a Tacoronte, una de las zonas vitícolas más importantes de Tenerife. Aquí en la Bodega Álvaro disfrutamos de una degustación de vinos y desde la terraza del Museo del Vino nos deleitamos en la vista de El Teide, un volcán de pico nevado de 12,198 pies de altura que es un ícono de las Canarias como el Monte Fuji es para el Japón.
En otros puertos de las Canarias exploramos a nuestras anchas. En Arrecife en Lanzarote nos fuimos al Parque Nacional de Timanfaya con su Montaña de Fuego y paisajes áridos como si fueran de la Luna, y en Santa Cruz de La Palma nos paseamos por la Avenida Marítima con sus hermosas casas coloniales con balcones llenos de flores y visitamos el Parque Nacional del Volcán San Antonio, con un trecho que lleva hasta el cráter.
Después de las visitas a las Canarias, hicimos varias escalas en el África. Paradas exóticas incluyeron Agadir, Marruecos para giras pasando las Montañas Atlas con picos nevados a los mercados, palacios y mezquitas de Marraqués. Un pasatiempo popular en Agadir es una excursión al Fuerte Ouella, que data del Siglo XVI –nosotros la hicimos, tomando la oportunidad de posar para fotos con los camellos en el recinto y tomarnos un “selfie” con uno de ellos, y visitar también el gran Mercado local con su abundancia de especias, dátiles, frutas y legumbres y todo tipo de mercancía.
El gran Mercado local con su abundancia de especias, dátiles, frutas y legumbres y todo tipo de mercancía.En Casablanca, Marruecos, las opciones incluyen visitar al Rick’s Café en una mansión con patio interior inspirada en el filme clásico “Casablanca” con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, y su gran Mercado que se extiende por cuadras cerca de la Plaza de las Naciones Unidas.
Otras paradas en el Continente Negro incluyeron a Banjul, en la Gambia, un sitio auténtico y exótico que nos pareció estábamos viviendo una página de la novela “Out of Africa,” y Dakar, Senegal, una de las mayores ciudades del oeste del Africa. En Dakar, las atracciones incluyen la Plaza de la Independencia con sus edificios de arquitectura colonial, el Mercado Kermet, bullicioso y con todo tipo de mercancía, y el Palacio Presidencial con sus guardias “spahi” con sus uniformes rojos y azules. Otros puntos de interés incluyen el Monumento del Renacimiento Africano, de 160 pies de altura; el Faro de Mamelles; la Medina (casco viejo), el Ayuntamiento, la catedral, y la Gran Mezquita.