PUERTORRIQUEÑOS DESTACADOS EN NEW JERSEY: Perfecto Oyola, patriarca de la comunidad puertorriqueña en Jersey City

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IMG_0539«Los puertorriqueños deben pasarles factura a sus representantes electos y exigirles que rindan cuentas por sus acciones», indica el líder comunitario Perfecto Oyola.

 

¨Muchos oficiales electos se creen superiores a sus electores, olvidándose que dependen de su voto para mantenerse en el poder”, alega Oyola. ¨Los puertorriqueños debemos exigirles a nuestros oficiales que cumplan con su deber de velar por nuestros intereses¨.

 

El mal de los políticos radica en que obedecen al sistema más que el compromiso, asegura Oyola.

 

¨Debemos insistir en la inscripción de electores y en la participación activa de la comunidad, no solo en votar, sino en cuestionar las decisiones del liderazgo electo, nadie está sobre la comunidad¨, afirma Oyola.

 

Oyola insiste que es ¨hora de que los puertorriqueños empiecen a ignorar el liderato y establezcan su propia agenda comunitaria… Ya lo hicimos una vez¨.

 

Oyola es una leyenda puertorriqueña en Jersey City. Muchos lo proclaman ¨padre de la comunidad¨ y líder de la revolución que impulsó el desarrollo de los puertorriqueños a mediados de los años 1960. Es además fundador y primer director ejecutivo de la organización de base comunitaria, Puertorriqueños Asociados for Community Organization (P.A.C.O).

 

En 1997, el alcalde de la ciudad, Bret Schundler renombró la Biblioteca Criolla, una división de la Biblioteca Municipal, con el nombre de Oyola, reconociendo las gestiones que este hizo para que los puertorriqueños tuvieran acceso a libros en español y literatura relacionada con Puerto Rico y su historia.

 

El incansable líder de 85 años, no ceja en su empeño de mejorar su comunidad, luchar por la igualdad de derechos y la integración bicultural de sus compatriotas.

 

¨Los puertorriqueños de hoy día son clase media, existen pobres, pero son la minoría. La educación ha transformado a nuestra comunidad, sin embargo los problemas continúan existiendo disfrazados tras las apariencias de una representación donde un solo hombre representa a los 27,108 puertorriqueños y a los 41, 749 hermanos hispanos en el Concejo Municipal. No se puede bajar la guardia porque el peor enemigo está en casa, disfrazado de líderes y divisionistas¨.

 

Perfecto Oyola Velázquez nació en Aguas Buenas, un pueblo en el este central de Puerto Rico. Fueron sus padres don Nicolás Oyola y doña Julia Velázquez. La familia la constituían cinco hermanos, incluyéndolo: Felipe, Ramón Juan y Ana Luisa.

 

Estudió en las escuelas de Aguas Buenas, San Lorenzo y Caguas.

 

La situación económica y falta de empleo lo obligaron a emigrar.

 

¨Era joven y quería progresar. No había trabajos y la situación económica era crítica. Tuve que emigrar. Llegué a la calle 2 de Jersey a City en abril de 1956¨.

 

La segunda ciudad de Nueva Jersey no era un paraíso. Los puertorriqueños vivían en condiciones paupérrimas.

 

¨Los puertorriqueños vivíamos en una sección de la ciudad que una vez era habitada por judíos. Los apartamentos estaban destruidos. Abundaban los edificios abandonados. La iluminación era pobre. Salir de noche era un riesgo. Alcohólicos, drogadictos vagabundeaban por las esquinas. Las calles estaban poco iluminadas. Los fuegos maliciosos eran el orden del día. Temías por tu vida¨.

 

Los policías, indica Oyola, ¨nos maltrataban. Eran malvados e injustos¨.

 

El sistema educativo discriminaba en contra de los puertorriqueños. ¨Solo había una maestra para los puertorriqueños. Los estudiantes que llegaban de Puerto Rico eran ubicados en tres grados menores, sin importar cuan fluentes pudieran ser en inglés. No se percibía que pudieran ir a la universidad así que solo se capacitaban para trabajar en tiendas, cajeras y secretarias¨.

 

El problema de la educación y la falta de acceso a la educación universitaria fueron los detonantes que catapultaron a Oyola en el servicio comunitario. Para ese entonces, Oyola trabajaba en una fábrica de zapatos en Nueva York; buscó empleo en Nueva Jersey, perdiendo dinero, para poder dedicarse a la organización comunitaria.

 

¨Comenzamos a reunirnos para organizar la comunidad. El supuesto liderato nos dio la espalda. Era 1964 y la ciudad bullía con el movimiento de los derechos civiles. Fundé la organización Puerto Rican Power, pero el nombre no fue bien recibido por la comunidad y lo cambie a Puerto Rican Education Program (PREP) ¨.

 

PREP contó con el apoyo de la Iglesia Episcopal, que le otorgó un donativo de $35,000 para organizarse.

 

¨El padre William V. Albert fue nuestro mentor y yo fui su bastión. Padre Albert creyó en nosotros y nos respaldó incondicionalmente. Nos proveyó un espacio para establecer una oficina. La Iglesia no pudo luego darnos más dinero, pero me moví y conseguí recursos para identificar las necesidades de la comunidad. Íbamos de puerta en puerta. Decidimos hacer una asamblea comunitaria y se escogieron 48 delegados, dos en propiedad y dos alternos en representación de los 24 distritos donde más puertorriqueños había. Luego añadimos los distritos de Bergen-Lafayette y Jersey City Hights, donde había pocos puertorriqueños para llegar a un total de 52 delegados. Nos referíamos a estos distritos como Vieques y Culebra¨.

 

La Convención dio nacimiento a PACO y Perfecto Oyola se convirtió en su primer director ejecutivo.

 

Los primeros proyectos de la agencia estuvieron relacionados con asistir con el pago de renta y la orientación sobre servicios sociales.

 

¨El problema de vivienda era crítico. Teníamos gente viviendo en condiciones infrahumanas. Conseguimos los fondos para construir dos proyectos de vivienda. Luego enfatizamos la educación. Comenzamos con tutorías para los niños, luego con un programa de inglés como segundo idioma para los padres y más tarde con un programa de equivalencia de cuarto año en nuestras facilidades¨, relata Oyola. ¨Mi meta era conseguir acceso a la universidad; oportunidades educativas que hasta entonces habían estado vedadas para los puertorriqueños. Sabía que nuestros jóvenes tenían que estudiar, preparase, para construir un futuro prometedor¨.

 

Las universidades se mostraban reacias a aceptar estudiantes puertorriqueños. ¨Para ese entonces recibimos los primeros fondos de Community Affairs destinados a programas para producir profesionales. Llegamos a un acuerdo con Jersey City State College para que ofreciera cursos universitarios en PACO. Mi compromiso era expandir el conocimiento. Celebramos la primera feria universitaria para captar a los puertorriqueños. Fue todo un éxito. Celebramos ferias a través de todo el estado. Los resultados los palpamos hoy día con el gran número de profesionales graduados de universidad que tan bien nos representan¨.

 

La cultura y el español fueron dos áreas importantes en la agenda de Oyola para PACO. ¨Impulsamos la educación bilingüe, el mismo programa que aún existe. Fundamos la Biblioteca Criolla que hoy ostenta mi nombre y establecimos un programa cultural que era dirigido por el periodista de El Diario la Prensa, Eurípides Ríos. Los niños estudiaban música, baile, dibujo… Aprendieron a sentirse orgullosos de ser puertorriqueños, bilingües y biculturales¨.

 

El próximo paso de Oyola fueron los ¨viejitos¨. ¨Desarrollamos un programa bilingüe que les proveyó calidad de vida y actividades a nuestros viejitos¨.

 

Oyola estableció luego una oficina para ayudar a los comerciantes con $22,000 que consiguió del estado. ¨Si los comerciantes hubiesen actuado como esperábamos, ¨downtown¨ estuviera repleto de nuestros comerciantes y no de gente de Nueva York¨, puntualiza Oyola.

 

PACO estableció programas recreativos y educativos para los jóvenes en el verano.

 

Faltaba en la agenda de Oyola, la creación de empleos para la comunidad. ¨Negocié con el Departamento del Trabajo para crear una oficina de empleo. Me enviaron dos gringos. Luego vinieron el programa Zeta y otras oportunidades para ayudar a nuestra gente a obtener mejores empleos¨.

 

Lo único que quedó inconcluso en la agenda de Oyola fue la creación de la Casa Puertorriqueña. ¨Todavía está allí el edificio que se compró con donativos. Es un espacio inmenso que va desde la Montgomery hasta la York. Nadie continuó con el proyecto de la Casa Puertorriqueña¨.

 

Oyola pasaba muy poco tiempo en su escritorio, recuerda. ¨Mi función era buscar dinero para impulsar el progreso de los puertorriqueños¨.

 

El líder decidió en 1978, que ya era hora de dejar su puesto como director y pasarles la batuta a otros. Compró un camión de entregas, las rutas y estableció su propia compañía privada. Luego se retiró a Puerto Rico en 1987, pero los hijos y los nietos lo hicieron regresar a Jersey City.

 

¨Regreso y encuentro a la comunidad dividida, nuestro principal problema. Cuando inicié a organizar la comunidad el supuesto liderato me hizo la guerra, intentaron sabotearnos, pero salimos adelante. Tristemente la envidia sigue activa en mucha gente. Recuerdo cuando en 1968 nos unimos para elegir un candidato al Concejo Municipal, uno de esos supuestos líderes, que trabajaba para la maquinaria política, impulsó a otro candidato, dividiendo la comunidad, evitando que ganáramos la elección¨.

 

Sin embargo el líder entiende que ha habido cambios positivos, pero que estos nos han costado poder. ¨Ahora tenemos menos representantes puertorriqueños que en las últimas dos décadas del siglo pasado¨.

 

Tristemente, Oyola entiende que la agencia que fundó hace 45 años ha cambiado su ritmo. ¨La agencia tiene que volverse más agresiva, dejarse sentir, convocar a la comunidad, trabajar directamente con el pueblo hispano y organizar a los ciudadanos como principio para rescatar el poder que hemos perdido¨.

 

Oyola estimula a los puertorriqueños a educarse, mantener clara su identidad cultural y su idioma, integrarse en la vida política de la ciudad y luchar por sus derechos.

 

El día de la entrevista, Oyola estaba apesadumbrado por el fallecimiento de su hijo mayor, Nicolás, pero entendía que el mejor homenaje a la memoria de su hijo era compartir su historia de vida.

 

¨Tengo el corazón roto. He perdido a mi primogénito. Todas mis luchas fueron para que mis hijos y mis compatriotas tuvieran una mejor vida, que no pasaran por las vicisitudes que yo tuve que vivir¨.

 

Oyola vive en su amado Jersey City en compañía de su segunda esposa, Myriam García. Tuvo cuatro hijos, tras el fallecimiento del mayor, le restan María de los Ángeles, también de su primer matrimonio y Roberto y Julio.

 

El patriarca de la comunidad puertorriqueña de Jersey City es venerado por sus conciudadanos. La ciudad ha recogido en su biblioteca la historia de la vida productiva del líder, que un día dijo. ¨Basta ya. Es nuestro derecho exigir lo que nos corresponde¨. Pasó de la palabra a la acción.

 

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