Desde que empezó la pandemia, los sindicatos de maestros han jugado un papel significativo en el proceso de reapertura de las escuelas públicas. Este papel se ha caracterizado por una postura muy cautelosa a la hora de permitir que los maestros regresen a los planteles. Y a pesar de que no todos los distritos deben negociar con sus sindicatos para poder abrir sus puertas, lo cierto es que, sin la bendición del gremio, ¿irán a trabajar los maestros?, se pregunta Bradley Marianno, asistente de profesores en la Universidad de Nevada, Las Vegas.
Y es que el gremio ha dejado muy claro que no quiere que los docentes estén de regreso a la escuela hasta que quede claro que es 100% seguro, declaró Katharine Strunk, catedrática de la Universidad de Michigan, quien estudia los mercados laborales relacionados con la educación.
Sin embargo, muchos expertos en el campo de la salud han afirmado que las escuelas pueden y deben abrir en aquellas comunidades donde la tasa de contagio es mínima y donde los protocolos de rigor han sido implementados, argumentando que es también peligroso mantener los niños encerrados en casa, desde el punto de vista de la salud y en relación con su éxito académico.
“Los maestros y los sindicatos no son expertos en enfermedades contagiosas, ni son representantes públicos especializados en el área de la salud”, expresó Keri Rodrigues, presidente de National Parents Union, una entidad organizadora de cientos de padres en Estados Unidos.
Muchos padres claman por la apertura de las escuelas. “El balance de poder está inclinado a favor de los sindicatos. Nos sorprende que, como padres de familias, no se nos tome en cuenta. Al contrario, son los funcionarios que hemos elegido, emparejados con los gremios, quienes optan por políticas que nos afectan y no las imponen con la idea de que debemos resignarnos”, agregó Rodrigues.
La percepción de quién tiene el poder quedó confirmada con un estudio que abarca a más de 10.000 escuelas. Fue realizado por dos investigadores de ciencias políticas y se encontró que, en los distritos escolares donde los poderosos sindicatos han establecido convenios laborales colectivos, hay una tendencia a que no existan clases presenciales. Así también lo sugiere un informe que incluyó 400 escuelas, publicado por la firma conservadora Winconsin Institute for Law and Liberty.
Otras organizaciones de maestros no sindicalizados coinciden con la preocupación de Rodríguez, como indican las declaraciones de Colin Sharkey, director ejecutivo de la Association of American Educators: “Los educadores y padres compartimos una enorme inquietud [producto del entendimiento] que las decisiones tomadas no responden a intereses que no benefician ni el bienestar de los estudiantes ni la seguridad de los maestros, sino que son producto de una ardiente retórica política que ha eclipsado el proceso de toma de decisiones”.
A su vez, Cheryl Bost, presidente de la Asociación de Educación del Estado de Maryland, dice que la gente olvida que los docentes tienen también sus familias. Ellos están haciendo un gran esfuerzo. Es mucho estrés, pero están tratando de que las cosas realmente funcionen, concluye con un tono más conciliatorio.