“Ser padres fue el milagro de nuestras vidas”

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Cada 4 de septiembre  se celebra el día mundial de la salud sexual y reproductiva, con la finalidad de promover y reconocer los derechos sexuales como inherentes e inalienables a las personas

Quito, “La posibilidad de infertilidad para nosotros como pareja fue psicológicamente mortal.” Kathy y Juan siempre soñaron con ser padres y tras varios años de intentos frustrados, decidieron someterse a un tratamiento de fertilidad. El recuerdo de ese primer procedimiento siempre los deprime, afirma Juan, quien cuestiona la idoneidad profesional del médico que los atendió. “La persona con la que iniciamos el tratamiento jamás se apersonó en el caso y cuando no logramos el embarazo nos abandonó y no volvió a contestar nuestras llamadas”.

En el 2013, la pareja ecuatoriana decidió intentar un nuevo procedimiento, ya que ilusiones de ser padres jamás desfallecieron y esta vez buscaron a un especialista acreditado en reproducción asistida y no un médico puramente experimental. Cuando Kathy tenía 35 años nació Juanito.  “Ser padres fue el milagro de nuestras vidas y le agradecemos a Dios y a la ciencia por esta oportunidad”, indica.

Juan y Kathy durante el proceso de Fecundación In Vitro decidieron mantener vivas sus ilusiones para futuro. Ambos pensaron en un hermano para su hijo y también en las limitaciones físicas que implica el paso del tiempo en las personas. Por ello resolvieron congelar sus óvulos.

Este proceso se denomina vitrificación y es una técnica de fertilidad que consiste en la conservación de óvulos jóvenes, con el objetivo de preservar las oportunidades de reproducción. Julio Urresta, ginecólogo especialista en reproducción asistida del Hospital Metropolitano de la ciudad de Quito, considera fundamental evaluar adecuadamente a la paciente de forma médica, psicológica y social. Este tratamiento puede ser de suma utilidad para mujeres que planifican su vida y esperan concebir en un entorno de mayor seguridad económica y profesional. También puede utilizarse cuando la paciente tiene enfermedades concomitantes, que limitan las posibilidades de ser madre. El cáncer es una de ellas y, comúnmente, luego de las quimioterapias la probabilidad de esterilidad incrementa significativamente, por lo que la vitrificación se convierte en una solución efectiva.

El porcentaje de éxito de la Fecundación In Vitro cuando se emplea esta técnica, según señala el Dr. Urresta, bordea el 60%, aunque presenta variaciones de acuerdo a la edad a la que se realiza el procedimiento. Según datos del Centro de Ciencias Reproductivas de Fertilidad Shady Grove, una institución estadounidense de referencia mundial, una mujer de 41-42 años, con 10 ovocitos congelados, tiene 25% de posibilidades de tener al menos un hijo. Una mujer de 35-37 años, con 10 ovocitos congelados, tiene un 50% de posibilidades de tener al menos un hijo. Una mujer de 30-34 años con 24 ovocitos congelados tiene una posibilidad del 90% de tener al menos un hijo.

La ciencia, a través de la vitrificación, le hace frente a uno de los fenómenos imposibles de ser controlados por el hombre: el paso del tiempo. Iván Valencia, pionero de la reproducción asistida en el país, explica que las mujeres nacen con aproximadamente 400 mil folículos, cuya misión es producir estrógenos, necesarios para el normal desarrollo de la maduración de los óvulos. Sin embargo, esta cantidad se reduce conforme al paso del tiempo. “La mayoría de los folículos (entre el 60 y 70%) se consumen en la adolescencia para desarrollar sus caracteres sexuales secundarios. Por lo que el 30% restante es utilizado durante el tiempo remanente de vida fértil de la mujer. En cada ciclo una mujer produce entre 30 y 40 folículos, de los cuales solo uno llega a ovular. La principal ventaja de la vitrificación es que mantiene intacta la edad del óvulo extraído.”

En Latinoamérica, 11 de 14 países (incluido Ecuador) reportan 40 mil embarazos por reproducción asistida al año, según un informe preparado para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Sin embargo, los procedimientos de fertilidad ya no son propiedad exclusiva de parejas, sino también de mujeres solteras que desean concebir y gozar la experiencia de ser madre.  Para Julio Urresta esto supone un cambio de mentalidad en la sociedad, que ve en los avances científicos un medio de desarrollo, conservación y prolongación de las esperanzas de tener un hijo.

“A pesar de que ahora vivimos en una cultura mucho más abierta y liberal, en el Ecuador todavía persisten prejuicios y mitos sobre la sexualidad. En los hombres, sobre todo, se visibiliza este problema, ya que muchas veces no aceptan las afectaciones y problemas para concebir”, indica Urresta, quien cree la atención médica oportuna puede mejorar las oportunidades de reproducción.

Medardo Blum, ginecólogo y especialista en reproducción asistida,  considera en el transcurso de los años la fertilidad masculina ha decrecido por causas múltiples como el medioambiente, estilo de vida, transgénicos, etc. El porcentaje de esterilidad se ha equiparado entre ambos sexos. Existe un 40% de infertilidad en hombres, un 40% en mujeres y un 20% de factores indeterminados.

“Sin embargo, como se ha avanzado tanto en los laboratorios de andrología se ha logrado solucionar los problemas de fecundación en hombres a través del ICSI (intracytoplasmic sperm injection, por sus siglas en inglés), una técnica que consiste en la colocación de un espermatozoide en el óvulo para que se produzca el embrión”, señala Blum. Este método puede aplicarse en pacientes que presentan azoospermia (ausencia de espermatozoides en el semen), ya que es posible extraer directamente desde el epidídimo o el núcleo testicular un espermatozoide para lograr la fecundación, cuando en condiciones normales un procedimiento de Fecundación In Vitro requiere alrededor de 100 a 200 mil espermatozoides.

Un estudio publicado por la revista PLOS Medicine registra que casi 50 millones de parejas en el mundo son incapaces de concebir un hijo después de intentarlo por 5 años. Ante esta estadística el Dr. Julio Urresta recomienda buscar un especialista certificado en reproducción asistida, que pueda comprender las esperanzas e ilusiones de quienes quieren convertirse en padres.

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