El presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su homólogo de Corea del Norte, Kim Jong-un, pronto estarán cara a cara si su histórica cumbre se produce tal y como se ha anunciado.
El gran asunto de la reunión será la propuesta desnuclearización de la península coreana, pero Naciones Unidas dice que los norcoreanos viven bajo «sistemáticas, generalizadas y brutales violaciones de derechos humanos».
Ese tema muy seguramente no estará sobre la mesa cuando ambos líderes se sienten a dialogar.
Aquí hay algunos de los asuntos cuya discusión quedará aplazada por el momento.
Total control del gobierno
Aislada del resto del mundo, Corea del Norte ha estado gobernada por la familia Kim durante tres generaciones y a sus ciudadanos se les exige rendir una total devoción a la familia y a su actual líder, Kim Jong-un.
El Estado lo controla todo y activamente espía a sus ciudadanos a través de extensas redes de vigilancia.
La economía también está estrictamente controlada y el gobierno desvía dinero hacia su programa nuclear y de misiles a pesar de la escasez generalizada de alimentos, combustible y otras necesidades básicas.
Brad Adams, director para Asia de la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW), dijo a la BBC que Corea del Norte solo ha podido desarrollar un costoso programa nuclear porque es un estado totalitario y lo ha hecho «sacando la comida de los estómagos hambrientos de los norcoreanos».
Control de los medios
Se podría decir que los medios norcoreanos son los más severamente controlados del mundo. Reporteros Sin Fronteras (RFS) los coloca en último lugar en su Índice de Libertad de Prensa en el Mundo.
Los norcoreanos reciben todas sus noticias, entretenimiento e información de los medios estatales que, indefectiblemente, elogian el liderazgo del país.
Según RSF, los ciudadanos pueden ser enviados a prisión por ver, leer o escuchar contenido proveniente de medios internacionales.
Es común tener un teléfono móvil pero hacer llamadas al exterior no es cosa fácil, explicó a la BBC Arnold Fang, un investigador de Amnistía Internacional.
«Tendrías que conseguir un celular chino en el mercado negro, viajar en auto hasta la frontera china y, aún así, te podrían detener los agentes del Estado en el camino».
El acceso a internet está disponible solo para una pequeña élite en la capital, Pyongyang, que vive en relativa comodidad. Los demás tienen el acceso restringido. El país tiene una red propia muy básica.
Pero, probablemente la mayoría de los norcoreanos nunca entrarán online.
Libertad religiosa
La Constitución promete el «derecho a la fe» y hay practicantes de budismo, chamanismo y seguidores de cheondoismo -una religión coreana autóctona-. También hay iglesias controladas por el Estado.
Sin embargo, Fang asegura que todo eso es pura apariencia.
«En realidad no hay libertad religiosa. Todos están adoctrinados para tratar a la familia Kim casi como una adoración«.
Según un informe de la ONU de 2014, los cristianos enfrentan «persecución y castigo severo» si practican su religión por fuera de las iglesias controladas por el Estado.
Corea del Norte también desaprueba la presencia de misionarios extranjeros. Kenneth Bae, un evangelista coreano-estadounidense que organizaba tours cristianos a Corea del Norte, fue sentenciado a 15 años de trabajo forzado en 2013 por crímenes «antigubernamentales». Fue puesto en libertad en 2014 por motivos de salud.
Campamentos de prisión y sus condiciones
«Corea del Norte ha sido llamada la mayor prisión abierta del mundo», afirmó Brad Adams. «No creo que sea injusto».
De acuerdo con un informe del Departamento de Estado de EE.UU., hay entre 80.000 y 120.000 personas en prisiones en el Norte.
La gente puede ser encarcelada por casi cualquier cosa, sostienen los activistas, en una gama de crímenes que van desde ver un DVD surcoreano hasta tratar de desertar.
Las personas que son condenadas por crímenes políticos frecuentemente son enviadas a campos de trabajo, lo que implica trabajos físicos como minería y tala.
Amnistía Internacional ha descrito esos campamentos como de «un rigor insoportable», donde los detenidos enfrentan torturas y golpizas de parte de los guardias y las mujeres quedan particularmente vulnerables a la coerción sexual y el abuso.
No todos en prisión ha cometido delitos. Corea del Norte practica el castigo colectivo, de manera que, si un miembro de una familia es encontrado culpable, es posible que toda su familia reciba un castigo.
Corea del Norte aplica liberalmente la pena de muerte y se sabe que ha realizado ejecuciones públicas.
Detenciones de extranjeros
Ciudadanos extranjeros en Corea del Norte han sido arrestados y detenidos durante largos períodos, mantenidos como prisioneros por razones políticas y utilizados como fichas diplomáticas en momentos oportunos.
Tres ciudadanos estadounidenses, que fueron encarcelados por actividades contra el Estado, y enviados a campamentos de trabajo, fueron puestos en libertad a principios de mayo como un gesto de buena voluntad en anticipación de la cumbre.
Pero Otto Warmbier, un estudiante de EE.UU., fue arrestado en 2016 por robar un aviso con propaganda estatal. Fue liberado tras casi un año y medio de prisión por motivos de salud, pero murió unos días después de regresar a casa.
Se cree que todavía hay 6.000 prisioneros surcoreanos detenidos.
Corea del Norte también reconoció que había secuestrado a por lo menos 13 ciudadanos japoneses a comienzos de los 70, a quienes utilizaron para entrenar a sus espías en el idioma y costumbres japonesas.
Entre otros destacados secuestros estuvo el de una famosa actriz surcoreana y su exesposo, un director de cine, que fueron plagiados en los años 70. Las autoridades los forzaron a producir películas para el Estado pero lograron escapar después.
Trabajo forzado
Una importante mayoría de norcoreanos son puestos a trabajar sin paga en algún momento de sus vidas, según un informe de HRW.
Unos otrora estudiantes que desertaron de Corea del Norte le contaron a HRW que sus escuelas los forzaban a trabajar gratis en granjas dos veces al año -durante las épocas de arado y cosecha- por períodos de un mes.
Corea del Norte también envía a centenares de miles de personas al exterior para trabajar a bajo costo, con muchos de ellos viviendo en condiciones casi de esclavitud.
Los destinos han sido lugares como China, Kuwait y Qatar, aunque la mayoría de estos países han dejado de renovar las visas de trabajo a los norcoreanos en cumplimiento con las sanciones de la ONU.
No obstante, han surgido informes de que los norcoreanos continúan trabajando en algunos otros lugares a pesar de las sanciones.
«Muchos de los trabajadores en el exterior viven en dormitorios monitoreados donde hay poca libertad de movimiento, volviéndolos esencialmente prisioneros«, afirmó Adams.
Un gran porcentaje del salario de estos trabajadores usualmente termina incautado por el Estado, lo que representa una gran fuente de ingresos para el país.
Derechos de la mujer
La discriminación contra las mujeres está muy presente, aunque «no hay una manera de medir la desigualdad en el Norte como se pudiera midiendo la brecha de salarios entre hombres y mujeres», indica Fang.
Aunque Corea del Norte se proyecta a sí misma como una sociedad nominalmente igual, se dice que las mujeres son privadas de la educación y las oportunidades de trabajo.
«Las mujeres son realmente vulnerables. Hay violencia sexual pero si son asaltadas no hay con quién quejarse«, afirmó Adams.
Hay innumerables reportes de mujeres que enfrentan tortura, violación y otros abusos sexuales mientras están en lugares de detención, y en las fuerzas militares el acoso sexual es extenso.
Niñez y malnutrición
Los niños en Corea del Norte reciben educación, aunque algunos tiene que abandonar la escuela para ayudar a sus familias a sobrevivir económicamente, aseguró Fang.
El currículo escolar está «dominado por la agenda política del país, restringiendo el conocimiento desde una edad temprana».
Según UNICEF, 200.000 niños corearon sufren de malnutrición aguda, de los cuales 60.000 están en estado de «desnutrición severa».
Corea del Norte rechaza de manera rutinaria las críticas contra su récord de derechos. Dice que sus ciudadanos «se sienten orgullosos del sistema de derechos humanos más avanzado del mundo» y señala el dedo acusatorio a otros países.
Pero Brad Adams de HRW dice que el tema de derechos humanos en Corea del Norte es «pozo sin fondo».
Aunque la cumbre entre Tump y Kim bien podría proseguir, agrega, «todos están velando por su propio interés. No hay nadie pendiente de los intereses del pueblo de Corea del Norte».