La milla extra: un boleto pago con destino al burnout

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¿Te has dado cuenta que cada vez que te esfuerzas de más en tu trabajo, terminas quedando en menos? La milla extra ha pasado de ser justamente “el extra” que se pone en un proyecto específico, para convertirse en parte del kilometraje rutinario en nuestro trabajo.

Peor aún, cuando desde la misma cultura corporativa vemos que se habla alegremente de esforzarnos siempre a aportar más de lo que debemos. Eso está bien para determinados proyectos o circunstancias, pero a la larga desgasta física y emocionalmente.

Entonces, nos topamos con colaboradores que se empujan a sí mismos a rendir de más, solo porque inconscientemente creen que lo que ya hacen, que es suficiente, es poco.

Esta actitud, acompañada de un bajo umbral de merecimiento, empuja a las personas a creer que, una vez terminado el proyecto, deben volver a revisar una y otra y otra y otra vez, reescribiendo textos o ajustando detalles que al final, pueden acabar por dar al traste con un buen planteamiento.

Las pequeñas correcciones son grandes distractores

Ocurre con frecuencia que nos obsesionamos con que un proyecto salga tan, pero tan bien pulido, que creemos que revisar cincuenta veces el mismo documento, hará que todo sea perfecto.

Claro que hay que volver a leer, pero volver a detalles mínimos una y mil veces buscando la perfección es agotador, sin contar con que puede robar tiempo innecesariamente y agotarnos.

Lo que muchas personas desconocen es que esto ocurre, cuando no se tiene en claro qué es lo que realmente se quiere lograr, de lo contrario; volveremos sobre nuestros pasos mil veces, porque la milla extra para alcanzar la meta ni siquiera podemos divisarla en el horizonte.

Haz una lista de tareas esenciales

Especialmente cuando se trata de proyectos personales, es muy difícil establecer un límite. Pregúntate: cómo me sentiré al terminar esta tarea? ¿es necesaria para hoy? ¿hay alguna tarea más importante que deba culminar?

Una vez que hayas terminado tales asignaciones, te recomiendo por tu bienestar, que cierres la computadora —¡sí, baja la pantalla!— y descanses. Solo así podrás rendir siempre en óptimas condiciones.

La milla extra mírala como tu comodín en caso de emergencia, no como tu mejor recurso diario. Por encima de todo, siempre debe prevalecer tu salud.

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