El poder Judicial, Legislativo y Ejecutivo de Puerto Rico acaba de ser descalificado por las cortes federales. Aunque pensándolo bien, la isla nunca ha tenido un gobierno propio. Todo era un espejismo creado por partidos políticos para dar a entender que éramos el ombligo del Caribe. Ahora mismo sabemos que para el Congreso de los Estados Unidos somos una parte anatómica más abajo del ombligo donde no nos da el sol.
Según la constitución de los Estados Unidos, Puerto Rico es un territorio no incorporado. Eso quiere decir que la tierra de la isla le pertenece al Congreso y pueden hacer lo que le venga en gana con ella. El Congreso controla el aire, la inmigración, el mar, las comunicaciones y los minerales de todo Puerto Rico. Nos dicen con quien podemos hacer negocios y cuando se pueden hacer.
Lo más interesante es que el Congreso nos impuso la ciudadanía americana, nos impuso una flota marítima de barcos para traer productos. Nos impuso una ley de Cabotaje a Puerto Rico pero no a las Islas Vírgenes ni a las Islas Marianas. Esta flota marítima americana es extremadamente cara y a su vez aumenta el costo de los productos que compramos. Este costo exagerado es parte de la quiebra que ahora sufre la isla debido a que los ciudadanos de Puerto Rico no tienen el ingreso per cápita que tienen los que viven en los Estados Unidos.
También el congreso americano le impone a la isla unos estándares de salubridad, de seguridad, de transporte, de agua, códigos de vivienda, permisos caros, de contaminación del ambiente que son extremadamente caros lo cual abona a la deuda ya acumulada.
La isla esta huérfana de poder ya que los siete (7) apóstoles de la Junta de Control Fiscal junto a Santa Jaresko obligan a todas las ramas del gobierno de Puerto Rico a someter informes trimestrales de gastos, a no gastar en contratos millonarios a menos que la junta los apruebe y a no decidir nada a menos que le pidan permiso a la junta. En conclusión, el Congreso de los Estados Unidos ha tomado a la Isla de Puerto Rico como un golpe de estado y ha nombrado siete gobernadores que se van a encargar de quitarle los poderes a los legisladores, los jueces y al gobernador.
Todos los políticos de Puerto Rico podrán hacer pataletas y hablar por prensa, TV y radio sobre su sentir y los acuerdos llegados con la junta, pero la verdad es que ya no hay poderes autónomos y el Congreso es el que manda y punto.
Todavía existe un pleito en la corte federal donde varios ciudadanos de Puerto Rico han señalado que se discrimina contra las personas que reciben Medicare en la isla. Por ejemplo, si vives en Puerto Rico recibes un 40% menos en medicare que si vives en cualquier estado de la Nación Americana. El Congreso discrimina a los puertorriqueños debido a que la gente que vive en las Islas Marianas y Las Islas Vírgenes siendo “Territorio no Incorporado” reciben el cien porciento (100%) del Medicare. Los que viven en los cincuenta (50) estados reciben el 100% del Medicare.
Por eso es que se están mudando los retirados por miles para Florida, Texas y Nueva Jersey. La opción más brillante es tomar el Jet Blue y vender los cachivaches a precio barato con el fin de recibir los beneficios médicos de forma justa y completa que han pagado toda su vida a la nación americana.
Localmente, alguna gente esta confundida y creen que, si la isla se convierte en el Estado 51 de la Nación Americana, todo se va a resolver de inmediato. Entendemos que los problemas de la deuda van a seguir y lo único que pudieras hacer de inmediato seria votar por el presidente. Pero hay un problema. El Congreso de los Estados Unidos y el presidente tienen que aceptar a Puerto Rico como estado.
Esperamos que algún día la gente de la isla se de cuenta que los puertorriqueños han sido y son discriminados, que todavía los soldados de Puerto Rico mueren en las guerras, que no votan por el presidente que los envía a las guerras, que la isla esta sufriendo un golpe de estado y que los culpables han sido los miembros del congreso que no desean resolver los problemas creados en la isla por ellos mismos.
