Recientemente acompañé a la junta directiva de una corporación empresarial para repensar su propósito superior. Me habían pedido ayuda para encontrar una frase que no se pareciera a la de otras organizaciones; la misma frase de siempre.
De esta manera, sentados en un círculo, empezamos la exploración, quizás con poca convicción al comienzo. Pero, por experiencia, sé que encontrar y conectarse con un propósito superior para una empresa, es mucho más que encontrar una frase; es activar la inteligencia espiritual de una organización, es conectarse de manera vital con una fuerza transformadora, capaz de inspirar, motivar, orientar. “Estamos aquí para dejar una huella en el universo. De lo contrario, ¿por qué más estar aquí?”, manifestó Steve Jobs.
Antes de simplificar, puede ser útil aumentar la complejidad. Para lograr sintetizar el propósito en una frase, hay que explorar y narrar el futuro que quieres que emerja en el mundo, también con el aporte de tu empresa. Hay que imaginar para poder crear. Hay que generar una imagen mental del mundo en el cual quieres vivir.
A los participantes les conté de Walt Disney, quien, antes de ser un realista y un ejecutor de sus proyectos, era un soñador. Les pregunté, ¿qué quieren generar en el mundo a través de su organización? ¿Qué nuevas posibilidades quieren observar? ¿Cómo es el mundo al que quieren pertenecer?
Cuando te comprometes de manera seria con estas preguntas, la respuesta no es inmediata, porque hay que romper los patrones de pensamientos a los cuales estás anclado. Nos invitan a imaginar lo imposible que quieres volver posible. Hacer esto, te conecta con lo que es más auténtico dentro de ti mismo, con tu espíritu. Te despierta.
En su más reciente libro “Las casualidades no existen”, Borja Vilaseca habla del despertar de la conciencia que se da cuando te encuentras con tu propio yo auténtico, gracias a un camino de desarrollo espiritual. “Este despertar de la conciencia, es la verdadera revolución”, me dijo Vilaseca en nuestro reciente encuentro en Barcelona.
Estoy convencido de que esto aplica también a las empresas en la era de la disrupción y de los cambios exponenciales.
De hecho, cuando una de las personas de más edad de la junta empezó a narrar el mundo donde quisiera que sus nietos, Jorgito y la Nena, vivieran, fue como si una represa se rompiera.
Entre todos creamos un storyboard, que, con mucha convicción y entusiasmo, expresa un propósito alto, ambicioso, realizado. En aquel círculo hubo un cambio de consciencia.
Después, encontrar la frase síntesis fue fácil. Porque, es un momento mágico cuando líderes empresariales descubren y se conectan con su propósito superior. Es como si algo en su interior de repente despertara. Se enciende una luz y brota una nueva fuente de vitalidad y creatividad. A partir de ese momento todo cambia. Porque, un propósito no te permite solo hacer cosas nuevas, sino hacer nuevas las cosas. Cada vez que tengo el privilegio de facilitar este despertar, soy testigo de algo mágico.