(San Juan, 1:00 p.m.) La semana pasada el Negociado del Censo de los Estados Unidos dio a conocer sus cifras sobre las condiciones de la Isla. El informe detalla que durante el periodo 2014-2018 hubo un incremento en los niveles de pobreza, un aumento significativo en la población mayor de 65 años y un incremento en el despoblamiento de la Isla.
El informe detalla que a nivel de Puerto Rico el 44.5 por ciento de la población y el 40.9 por ciento en las familias viven en situación de pobreza. La mediana de ingreso del hogar mermó significativamente en un 4.9%, traduciéndose a cerca de $1,047 anuales.
Sin embargo, lo más significativo del informe fue que 36 de los 78 municipios tienen un 50 por ciento o más de su población en situación de pobreza. Los municipios con mayor nivel pobreza, con una tasa que va entre 60 por ciento a 64 por ciento, son Maricao, Guánica , Adjuntas, Lajas, Jayuya y Comerío .
“El nivel de la pobreza continúa siendo alto, alrededor de Puerto Rico, en términos porcentuales. La distribución geográfica indica que con la excepción de Loíza, Juncos y Yabucoa en la región este, los porcentajes más altos se concentran en regiones del centro, sur y oeste de Puerto Rico. De otra parte, la mayoría de los municipios con los menores porcentajes de pobreza se hallaron alrededor del área metropolitana, a excepción de San Juan y Cataño”, expresó Alberto Velázquez-Estrada, Gerente de Proyectos Estadísticos del Instituto de Estadísticas en su informe escrito.
Los municipios con menor población en la Isla son:
Culebra: 1,494 habitantes
Maricao: 6,180 habitantes
Las Marías: 8,874 habitantes
Vieques: 8,931 habitantes
Florida: 12,140 habitantes
Rincón: 14,526 habitantes
Jayuya: 15,297 habitantes
Las poblaciones con mayor número de habitantes de la tercera edad son:
Rincón: 22.3% de su población es de 65 años o más
San Germán: 22.1% de su población es de 65 años o más
Lajas: 21.8% de su población es de 65 años o más
Ceiba: 21.2% de su población es de 65 años o más
Cabo Robo: 21.1% de su población es de 65 años o más
San Sebastián: 20.8% de su población es de 65 años o más
Sabana Grande: 20.5% de su población es de 65 años o más
Culebra: 20.4% de su población es de 65 años o más
San Juan: 20.3% de su población es de 65 años o más
Vieques: 20.2% de su población es de 65 años o más
“Estos son cifras alarmantes”, indica Mario Crespo de San Germán. “El informe pone a un gran porciento de la población en condiciones paupérrimas que son reflejo de las malas políticas públicas”.
Los expertos señalan que los municipios continuarán perdiendo población y que según van falleciendo las personas mayores no habrá jóvenes que las sustituyan.
“Puerto Rico puede quedar despoblada si no se detiene el ritmo migratorio y no se incrementa la tasa de reproducción”, indica la experta en temas poblacionales, Nancy Vargas. “No tenemos los elementos que permitan mantener a los jóvenes en la Isla y las nuevas generaciones prefieren adoptar una mascota a tener hijos. Esto es alarmante”.
Para otros, sin embargo, lo que acontece en el archipiélago es parte de una política colonial que se inició con la llegada de los estadunidenses.
“Desde 1899 los gobiernos coloniales han incentivado la migración y establecido políticas para el control de la natalidad. Todo esto ha sido parte de la americanización del país, suplantar la población original con estadunidenses o hijos de los emigrantes culturalizados”, asegura Nataniel Rojas de Manatí.
A pesar de la información presentada por el Negociado, el gobierno parece estar ajeno a la realidad del país. Los interese partidistas y el enriquecimiento de la clase política y sus allegados continúa siendo la prioridad de los politicastros.
“Los pobres cada día están más pobres. La clase media prácticamente ha desaparecido. Los profesionales se van al continente en busca de mejores salarios y condiciones de vida. La criminalidad aumenta y las enfermedades mentales afectan a un gran por ciento de la población”, asegura Norma Berrios de Salinas. “Pero el gobierno solo busca perpetuarse para continuar saqueando las arcas públicas”.
“No podemos continuar con esta ceguera”, sentenció Joel Rodríguez de Ponce. “Estamos en el borde de un precipicio y si no reaccionamos desapareceremos como pueblo”.
Muchos están esperanzados de que las elecciones de noviembre traigan un cambio significativo a la triste realidad que enfrenta el país.
“Espero que los jóvenes salgan a votar en noviembre y que la indignación colectiva que generó Ricardo Rosselló en julio traiga un cambio trascendental para forzar un cambio positivo que mejore las condiciones de vida de los boricuas”, expresa Rosita Velázquez de Soto de Fajardo.
“Yo no sueño con pajarito preñados, vivo de realidades”, dice un indignado Santiago Lugo de San Sebastián. “No confío en los politiqueros ni en movimientos populares que desinflan con la misma rapidez con que se inician”.
“Las mismas posturas que llevaron a la caída de Rosselló siguen vigente en otros líderes políticos. Son tan indeseables que no ocultan su verdad. Confían en las maquinarias publicitarias y en los fanáticos partidistas para mantener el estado actual de cosas”, añade Lugo.
Lo cierto es que el 2020 representa un reto para los electores de Puerto Rico. La población empobrecida, endeudada y envejecida debe escoger entre continua el derrotero actual o limpiar casa para hacer cambios significativos en el país.