El ser humano está en constante transformación, es un proceso natural. Lo que sucede es que por lo general ocurre sin darnos cuenta, es decir de manera inconsciente. La vida nos va llevando y los cambios son inminentes y constantes. A diario nos suceden situaciones que nos hacen cambiar la mirada de cómo nos vemos a nosotros mismos y al mundo, aunque muchas veces nos peleemos con ello.
Sin embargo, estar conscientes y presentes para darnos cuenta de cada vivencia y utilizarla a nuestro favor para construir la realidad que queremos es nuestro gran desafío. Si nos hacemos conscientes de hacia dónde queremos crecer y para qué, podemos colocar intención a nuestras acciones y diseñar nuestra ruta de evolución. En otras palabras, crecer con consciencia significa asumir el control de nuestras vidas.
De seguro alguna vez te has preguntado ¿para qué crecer? Pues bien, crecer es estirarnos, salir de nuestra zona de confort y tomar el control de nuestras vidas. Y, eso necesariamente implica que nos estamos desarrollando como personas, porque con esto, buscamos transformarnos en mejores seres humanos y así poder evolucionar.
Crecer con consciencia está ligado a la búsqueda de la excelencia, porque para crecer, en el más amplio sentido de la palabra, se requiere de un mejoramiento constante ya que nuestro desarrollo personal es ilimitado.
Al final de cada día, antes de cerrar los ojos, vale la pena que nos preguntemos siempre: ¿Qué aprendí hoy? ¿En qué crecí? ¿Mi crecimiento está alineado con mi intención y mi propósito?
Para crecer es necesaria la curiosidad. Así éramos en la niñez, así que retornemos a eso, porque crecer implica mantener nuestra capacidad de asombro.
¿De qué nos sirve crecer si no lo compartimos? ¡Muy poco! Compartir es tan importante para el crecimiento porque nos permite ser generosos, sentir gratitud y además mantenernos motivados e inspirar a otros.
Crecer es algo que podemos hacer sin importar el momento de nuestras vidas en el que estemos. No tiene un límite de edad para empezar ni para finalizar. No hay nada más gratificante que permitirnos crecer. Y, ¿qué mejor manera que hacerlo desde el autoconocimiento y el amor propio? Muchos nos preguntamos, ¿Cómo reconozco hacia dónde me conviene crecer? Incluso, algunos se preguntan aun si les conviene crecer. Déjenme decirles que siempre conviene crecer.
Pero lo que conviene es crecer hacia donde nos lo indique nuestro corazón y nuestro espíritu, no necesariamente hacia donde esté establecido por convenciones sociales. Pensando en el maravilloso viaje, este año mi gira mundial de conferencias estará dedicada a “El negocio de ser tú”, porque sólo tú puedes identificar la intención de tu crecimiento.
El crecimiento personal es el boleto a un mundo maravilloso que nos dejará ver resultados en nosotros mismos, nuestras familias, trabajos y comunidades… Además, una vez que comienza jamás termina. El camino del crecimiento no tiene opción de retroceso porque ya te estás transformando.
¡Ayudémonos a crecer teniendo como base nuestra esencia y la pasión por nosotros mismos!
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