Marta Trinidad: “ser músico es mi profesión y mi pasión”

Historia de superación de la talentosa saxofonista dominicana

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Estoy escribiendo junto a mi hermano un libro sobre mi vida. Cómo salí de un barrio en el que las drogas, la prostitución, ventas de adolescentes y niñas, las violaciones era normal; de ahí salgo yo.

Visitando la República Dominicana, en el Hotel Occidental de Punta Cana, paseando por sus alrededores, escucho los acordes de la hermosa melodía “Mahogany” y al divisar desde donde se dejaba escuchar, encuentro a una joven tocando el saxofón en solitario, algo que profundamente llamó mi atención, por lo que me siento a disfrutar del show musical.

Se trataba de una joven correctamente vestida, sin apenas maquillaje ni joyas pero que llenaba todo el escenario con su talento. Su nombre Marta Trinidad, una dominicana ejemplo de vida, que pudo lograr su sueño a pesar de las adversidades. Una mujer talentosa, polifacética, que por medio de esfuerzos y tenacidad logra lo que se propone, carismática, simpática y con mucha fe.

 -¿Por qué decides convertirte en músico y especial en saxofonista?

MT.Porque es mi pasión y mi profesión, desde niña siempre fue mi sueño. Doy gracias a Dios porque muchos tenemos una meta que nunca llegamos a alcanzar. Nací en un barrio marginado donde todos los niños soñaban con cosas imposibles de lograr. Mis padres nunca creyeron que iba a llegar, porque era muy tímida por vivir en un barrio marginado y arrabalizado, donde existía mucho monte y no estaba acostumbrada a socializar con la gente. Decir que iba a ser músico; era como un niño decir que iba a ser astronauta y todos se reían. Mis padres no querían que estudiara música diciéndome que era una pérdida de tiempo. Cuando ingresé a la Academia a estudiar me dieron días, argumentando que lo iba a dejar porque eso no era para mí, una chica estudiando música, (antes no era común ver a una joven tocando)

Luego me llegó una invitación del Teatro Nacional de Santo Domingo para un concurso de música. El primero que se iba a hacer en la historia de música de cámara en Santo Domingo. Recuerdo que cuando llegó esa carta, mi madre fue la primera que la leyó, por lo que las lágrimas comenzaron a correr. Es algo que sucede normalmente en todos los barrios pobres. En ocasiones los padres piensan que son muy grandes los sueños que tienen los hijos y ahora que soy madre, siempre les digo a los míos que nada los detenga, que sueñen en grande y pongan su mente en algo positivo porque si no lo hacen no lograran obtener nada en la vida; sin importar lo difícil de la situación económica. Porque desde donde vengo no tenía ni ropa para ir al Teatro Nacional y por primera vez en mi vida me puse una camisa nueva teniendo que tomar un préstamo para comprármela, lo que importa es tu capacidad, no como te veas.

-¿Desde cuándo te dedicas a tocar el saxofón?

MT. Comencé a estudiar música desde que tenía 13 años, luego de tres años de lectura musical incursioné en el clarinete, ingresando al Conservatorio Nacional de Música en Santo Domingo cursando música superior a nivel comercial como el saxofón, que es el más conocido, ingresando a un lugar donde apenas se conocía la música clásica, más bien la popular, pasando luego a estudiar saxofón con la misma posición del clarinete.

-¡Tienes una historia de superación hermosa!

MT. Sí. Mi hobby no es la música, es bordar. Mucha gente dice que Dios me regaló todo el talento, porque soy dibujante natural, dibujo y nunca he ido a una escuela de pintura, bordo en punto de cruz, esa es mi pasión. Llego a mi casa y me acuesto a la 1:00 de la mañana bordando. Todo lo que bordo tiene que ver con música, instrumentos musicales y en los dibujos me enfoco en la tristeza, barrios marginados, porque de ahí fue que salí. Escribo poemas y cuentos con el propósito de llegarles a los niños que pasan situaciones que también me ocurrieron. Nuestros padres se iban a trabajar y quedábamos a expensas de personas que nos podían desviar, pero aun así, Dios nos puso razonamiento para no seguir ese prototipo.

En su ignorancia, mi padre me decía que yo no podía ser músico porque éramos pobres, es un circuito. En la vida hay cosas que nos golpean, que no funcionan como nosotros queremos, pero tenemos ese momento de pensar, analizar y podemos romper ese circuito con nuestros hijos. Cuando lo rompemos de nuestra generación sí lo podemos cambiar. Luchar para ofrecerles lo mejor a ellos.

Estudié 8 años en  El Conservatorio Nacional de Música, tenía 22 años y quería ayudar a mis padres, mi mamá dejó de trabajar en zona franca, mi papá que era un técnico de refrigeración, no tenía muchos ingresos. Ahora que tengo mi hijo, desde pequeño le inculqué la pasión por estudiar, son amantes a la música. Me han dicho que quieren estudiar batería, guitarra, piano y se los he comprado diciéndole que lo único que tienen que hacer es poner empeño; desde pequeños continúo haciéndoles hincapié en sus sueños.

Todos tenemos derecho a hacer realidad nuestras metas y nuestra pasión. Esto para mí no es un trabajo; a mí me pagan por mi pasión, por venir a divertirme. Disfruto mi trabajo así me paguen o no.  Yo pienso que cuando tú haces lo que a ti te gusta, no es un trabajo.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí trabajando?

MT. En este hotel llevo poco tiempo, no trabajo con la empresa, sino independiente porque mis niños están pequeños; de niña nunca tuve ese amor de padres porque se enfocaban en trabajar y decidí darle a mis hijos todo lo que no tuve. Trabajaba fijo en un hotel pero cuando me casé dejé todo compromiso de trabajo. Empeño mucho tiempo en mis hijos; en sus estudios, en hacer su tarea, en juegos y estar juntos. Si uno deja a un niño en una guardería, la conducta que va a tener es la de la persona que lo cuida, no la tuya. Decidí en dejar todo tipo de trabajo y enfocarme en mis niños que son dos varones de 5 y 6 años. Solamente toco eventos privados y aquí en el hotel una vez a la semana. Puedo tocar 3 veces a la semana pero dejo a mis niños en la guardería unos 45 minutos a dos horas; no más de ahí.

-¿Cuáles son tus aspiraciones en este momento? 

MT. Cada día superarme a mí misma y como Dios me ha dado varias artes, darlos a relucir. Estoy escribiendo junto a mi hermano un libro sobre mi vida. Cómo salí de un barrio en el que las drogas, la prostitución, ventas de adolescentes y niñas, las violaciones era normal; de ahí salgo yo. Me han pasado muchas cosas e incluso he sufrido mucho acoso y cómo no he dejado que eso afecte mi vida. Siempre digo que la persona es víctima cuando te está pasando algo pero al momento que ya los años pasaron, eso quedó en el pasado; si todavía te afecta afectando, tú estás siendo víctima de ti misma.

-Cuéntame sobre tus padres.

MT. Mis padres vienen de un hogar disfuncional; no se criaron con sus padres, iban brincando de familia en familia; cuando eso sucede no se tiene una conducta definida. Ellos cuentan que yo corría siempre a una Iglesia que estaba cerca. Desde los 3 años voy a la Iglesia y mi madre me pegaba para que no fuera. Mi familia no tenía una educación cristiana y por eso creo en romper maldiciones generacionales.

-¿De qué parte de la República eres?

MT. De San Pedro de Macorís, nací en el Barrio Lindo, un barrio como te dije, muy marginado, luego nos mudamos a un barrio prácticamente despoblado, pero dijimos que si no había iglesia, no íbamos.

-¿Algún anécdota que me puedas mencionar?

MT. En ocasiones, tocando en hoteles, incluyo música cristiana y un día que estoy interpretando “Paz en la Tormenta”, una asistente comienza a llorar y me pregunta cuál era el nombre del tema, ya que la había hecho llorar. Le contesto que es un tema cristiano y que a pesar de todas las dificultades que estés pasando, puedes tener paz en medio de una tormenta, cuando tienes a Dios en tu corazón. Eso me impactó.

-Veo que te apasionan los niños

MT. Dentro de lo que puedo me apasiona ayudar a los niños desamparados porque he visto cómo los menosprecian, cómo los marcan; creo mucho en el poder de la palabra. Hay personas que tienen niños difíciles porque lo que le estás profetizando a tus hijos son cosas malas diciendo:-«Este niño es muy bruto, este niño no aprende.» En vez de usar otra estrategia. Me enfoqué en tratar con niños viajando a diferentes provincias.

-Eres músico, haces manualidades, eres madre, esposa ¿también trabajas con niños? 

MT. Trabajo con marionetas y les hago manualidades a los niños. Siempre empiezo por los más pequeños porque a ellos hay que llegarles para que no se pierdan. Empleo dibujos y les voy narrando historias. Eso ha hecho que ellos me revelen cosas impactantes. La mejor evangelización es en los niños. Las personas piensan que es en los adultos pero es en los niños.

-¿Hacia dónde quieres llegar?  

MT. Hasta donde el Señor me permita llegar. Tengo pasión por la moda decente, actualizada, moderna, algo diferente pero sin tener que mostrar el cuerpo. Tengo la idea de hacer un desfile de moda donde no esté la chica perfecta sino enfocándome en las personas que normalmente observamos ya que en las revistas no las vemos. Ver a la persona pequeña, alta, gordita, quien tiene mucha cadera, la que no tiene mucho busto. Las de cabello natural, la del crespo que bien cuidado puede lucir bien. Con lo que Dios te dió porque hay muchas inconformidades en el mundo. Esa es una de mis metas elevadas que tengo porque hasta ahora no tengo estudios en la moda pero sí dibujo mucho vestuario y recientemente tengo mi máquina y he comenzado a coser. Comencé por lo bajito: a hacer sábanas, almohadas para niños y mis niños son mis fanáticos número uno, siempre me están mirando y me dan el visto bueno.

-¿Cómo te las arreglas para ser esposa, madre, artista?

MT. Mi matrimonio es lindo, tiene fundamento, le pedí a Dios que me diera una persona a mi altura, con capacidad y me lo cumplió. Cuando tenía 15 años Dios permitió que le predicara a un saxofonista muy popular que tocaba con El Torito, con Johnny Ventura y Toño Rosario, que era muy conocido en el ambiente. A esa edad ya yo tocaba en la misma banda. El Espíritu Santo puso en mi corazón predicarle a esa persona, pasaron los 6 años que dije que iba a estar orando por él; comencé a evangelizarlo, luego de cinco meses nos hicimos novios, formalizamos y después de tres años; nos casamos. En mi vida han pasado cosas grandes y siempre que sucede algo así, sé que una bendición grande viene en proceso. A veces no tenemos la capacidad para recibir esa bendición y Dios te manda un proceso para que tengas la capacidad mental y espiritual de recibir esa bendición.

Soy una persona muy organizada, tenía mis planes, todos los doctores me decían que era estéril y que no podía tener hijos, nunca recibí esa palabra y me decía; -«yo voy a tener mi hijo.» Estuve en tratamiento para salir embarazada, a los tres meses hablé con el doctor y le dije:-«¿sabe qué? El tener hijos no depende de hombres, depende de Dios, voy a dejar este tratamiento porque Dios no me quiere dar hijos ahora, El me los dará cuando Él quiera. Cuando dejé el tratamiento y dejé de buscar el hijo, entonces sí salí embarazada. Me hacían sonografías constantemente porque me salían muchos quistes y en una de esas veces el sonografista me dice:-» a ti te operaron del ovario» y dije;-«no.» Entonces me dice:-» pero usted está loca, a usted la operaron sin usted darse cuenta? Como a ellos no se les permite dar detalles, le digo yo:-«¿pero qué usted ve?» Me dice:-«no, habla con tu médico de cabecera.» Cuando me pongo a calcular y me dan el papel y veo que estoy embarazada, me doy cuenta que fue el Espíritu Santo el que me operó. Yo creo que él vio algo en mi ovario diferente. Ahí nace mi hijo que se lo dediqué entonces a Dios:-» Este es mi hijo, tú me lo has dado y te lo voy a dedicar a ti. De pequeño lo voy a comenzar a evangelizar, a adoctrinar y mi hijo siempre tiene la rutina que tenemos de leer La Biblia, yo siempre le hago preguntas y cómo ellos responden es impresionante.

-¿Tu música ministra?

MT. Cada vez que voy a tocar, digo:-» Señor, quiero que me utilices para cambiar un corazón.» En el último set que iba a tocar me dije:-» Señor, si hay alguna persona que está triste, que tenga algo en su corazón y no pueda ser feliz; quítale todo eso y atráelo a mi música.» Y me gusta mucho la historia de David, de cómo el ministraba y yo le digo:-» si lo hiciste con David, lo puedes hacer ahora

 

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