La educación y la vinculación entre los grupos hispanos son las herramientas necesarias para lograr la inserción en las esferas de poder socioeconómico y político para implementar una agenda que empodere a los latinos, asegura la profesora Mildred de Santiago.
¨El elemento unificador es primordial para impulsar una coalición certera que transforme las comunidades logrando el bienestar de todos sus miembros¨, indica de Santiago. ¨La educación amplia la visión de los ciudadanos y los capacita para establecer objetivos reales que rompan con la dependencia sea esta psicológico o material¨.
Los puertorriqueños, por su condición de ciudadanos y la motilidad entre el continente y la Isla, conservan los lazos culturales lo que les permite servir de eslabón unitario entre los grupos hispanos.
¨Conservar nuestros lazos con Puerto Rico nos permiten identificarnos con otros hermanos latinoamericanos y fomentar ayudas para estimular el progreso socioeconómico de las comunidades¨.
La división, insiste de Santiago, es utilizada por los grupos mayoritarios para desestabilizar las comunidades, evitando su integración, para mantener el control.
Mildred de Santiago fue la directora de la agencia comunitaria, ¨Hispanic Affairs¨, en Dover para mediados de los 1980. La organización contaba con cuatro programas básicos: ambientación, para la restauración de vivienda; transportación, para llevar a participantes a citas ya fueran médicas, de trabajo o de búsqueda de servicios; enseñanza de español e inglés como segunda idioma y uno de orientación social que identificaba las necesidades de las personas y los refería a las agencia pertinentes para que recibieran servicios.
¨Dover era una comunidad hermosa. Se respiraba paz y progreso. Existía unidad entre los hispanos. No teníamos los problemas que enfrentaban ciudades como Newark, Paterson o Jersey City. La criminalidad y la violencia eran prácticamente desconocidas¨.
Dover contaba con excelentes escuelas y un programa preescolar bicultural y bilingüe de la Iglesia Católica, ¨El primer paso¨, que preparaba a los niños para entrar al sistema escolar, manteniendo su identidad, pero poseyendo las destrezas necesarias para ser exitosos, recuerda De Santiago.
¨Los puertorriqueños de Dover eran gente buena, trabajadora y les gustaba ayudar. Integraban una comunidad dinámica, que en su mayoría habían llegado desde el pueblo de Aguada¨.
Los aguadeños fundaron el Aguada Social Club que era el centro de la vida social y cultural de Dover. ¨El Aguada Social Club organizó la comunidad y dio paso al desarrollo de la agencia y de la cooperativa¨.
Pilares de la comunidad puertorriqueña en Dover para ese entonces eran: Virginia Cáceres, Francisco de Jesús, Alicia Smolin, el pintor Luis Martínez, María Rivera, y el Padre Felipe entre otros.
Mildred llegó a Dover junto a su esposo Ricardo Rodríguez y sus hijos con miras de estudiar en Rutgers un doctorado en sociología política. No pudo estudiar porque su hijo se enfermó.
¨Llegamos a casa de mi cuñado, Wilfredo Rodríguez. La junta de directores de Hispanic Affairs estaba buscando un director, pues Víctor Franco había renunciado. Me entrevistaron y obtuve el empleo. Mi esposo obtuvo un trabajo como administrador de la Cooperativa de Dover, Hispanic American Credit Union¨.
La agenda implementada por Mildred en la agencia consistió en vincular los grupos hispanos y desarrollar un proyecto educativo que facilitara la entrada a la universidad de hispanos.
¨Era profesora de sociología, entendía la importancia de la educación para el progreso, por eso hice prioritario programas que estimularan la enseñanza del inglés como segundo idioma y permitieran el acceso a la educación universitaria¨.
Mildred de Santiago, nació en Mayagüez. Obtuvo un Bachillerato en Sociología de la Universidad de Puerto Rico y una maestría en Ciencias en Pedagogía y Sociología de la Universidad del estado de Nueva York.
¨Dejé la agencia para irme a trabajar como consejera minoritaria en el Colegio Universitario del Condado de Morris, con la intención de captar la mayor cantidad posible de estudiantes hispanos. Además de ser consejera, enseñaba sociología¨.
Mildred y su familia deciden regresar a Puerto Rico donde fue contratada como directora de la escuela de la Universidad Interamericana en San Germán. En la actualidad es la directora de la Oficina de Recursos Externos de Inter, pero a pesar de estar distante, siempre mantiene comunicación con sus amigos en Dover.
¨En la actualidad Dover es muy diferente, hay menos puertorriqueños, pero la población hispana es de un setenta por ciento. La comunidad está muy dividida. Los grupos se empujan unos a otros, no existe el elemento unificador. La comunidad carece de poder político y su poder adquisitivo se ha reducido¨.
La educadora opina que la nueva migración puertorriqueña enriquecerá a los latinos en Estados Unidos porque posee una formación profesional y tienen acceso a un estilo de vida socioeconómico distinto.
¨Los puertorriqueños que emigran ahora tienen mejores oportunidades que los que salieron en los 1950. Están más americanizados, tienen conocimientos básicos del idioma y herramientas tecnológicas que le facilitan empoderarse en la sociedad estadounidense¨:
La nueva migración, asegura Mildred De Santiago, ¨convoca y demanda¨.
Los hijos de Mildred son ejemplo de la nueva migración.
¨Mis hijos están radicados en Washington DC. Ricardo Javier, es arquitecto. Tiene un inmenso sentido de colaboración comunitaria y preside una organización que estimula el desarrollo arquitectónico novedoso que premia la creatividad. Cristina es graduada de Política Internacional de Brown University y de una maestría en Administración Internacional de la Universidad de Miami y trabaja en el Departamento de Estado. Ambos son exitosos, pero sueñan con regresar a Puerto Rico¨.
Esta nueva migración posee la preparación académica y la capacidad de influir en una política pública que erradique la desigualdad, mejore las condiciones de vida de los latinos e impacte positivamente la evolución de las relaciones de Washington con Puerto Rico, afirma la profesora de Santiago.
Luego del fallecimiento de su esposo Ricardo, Mildred encontró solaz en la poesía. Recientemente publicó, con la colaboración de sus hijos, un poemario donde recoge sus emociones, el profundo amor que siente por sus padres y esposo, aunque ya no estén físicamente con ella y la seguridad que tiene en un futuro mejor.
¨Titulé el poemario ¨Canta claro¨ porque me levantaba todas las mañanas con los cantos de las aves y les decía en forma de oración que buscaba respuestas, ¡Canta claro!¨.
¨Creo en la inmensa capacidad de los puertorriqueños de reinventarse y estoy segura de que cantaremos claro y conquistaremos un mejor mañana no solo para nosotros, sino para todos los hispanos en los Estados Unidos. El hoy, solo ha comenzado¨.
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