Del colesterol se ha dicho mucho. Todos sabemos que existe el bueno y el malo, y su relación con las eventualidades cardiovasculares, pero el asunto va mucho más allá.
El colesterol es una sustancia de crucial importancia para la vida, ya que sin él no podemos vivir. Pero esta vez hablaré del de alta densidad, el llamado colesterol bueno, que aparte de cuidar los vasos sanguíneos y el corazón, hace muchas cosas más.
Todas las hormonas tienen una porción derivada del colesterol bueno, por lo que a veces el problema de falta está dado por ausencia de materia prima, y no por defecto glandular. El cerebro necesita colesterol bueno en cantidades considerables para mantener la subestructura y la regeneración.
En la retina de nuestros ojos, hay células que permiten la visión y flotan en un lago de colesterol bueno. Omega 3 y aminoácidos que formarán la retina sana. Sin el colesterol bueno se ve alterado el sueño y el estado de ánimo, y falta la fuerza muscular. El esperma y los espermatozoides necesitan omega 3, vitamina E, zinc y colesterol bueno para una vida sexual sana. También en las mujeres es importante, por la fabricación de estrógenos para el ciclo ovárico y el desarrollo sexual.
Si damos al organismo más colesterol malo y menos bueno, nos repararemos peor y seremos más propensos a enfermedades degenerativas y pre cancerosas. Para la piel, la formación de colágeno es esencial. Nuestra dieta diaria debe tener pescados —merluza, bacalao, salmón, atún, bonito y otros ricos en omega 3—, frutos secos —maní, nueces, almendras, linaza—, aguacate, frutos rojos y coco en todas sus formas.
Integrar a nuestra alimentación algas marinas y la espirulina, aumentar el consumo de verduras de hojas verdes, que no aportan mucho colesterol bueno, pero sí minerales. Bajar el consumo de hamburguesas, fritos, parrillas de embutidos y carne y manteca animal, porque cada vez que consumimos estos alimentos, nos quitamos minutos o días de vida.
Además de comer bien, el ejercicio. Al menos 30 minutos diariamente. Si eres alérgico al pescado o lo comes poco, la suplementación con omega 3, 6 y 9 sería prudente. Y lo más importante: una dieta cargada de colesterol bueno da una señal de longevidad al ADN, alargando la durabilidad de nuestros genes, sin desperfectos en su replicación.