Los pacientes de edad avanzada reciben tratamientos innecesarios en el final de la vida

Los familiares podrían presionar a los médicos para que realicen intervenciones heroicas, afirma una investigadora

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Las personas que fallecen naturalmente de vejez con frecuencia reciben tratamientos médicos del final de la vida innecesarios en los hospitales, según un nuevo estudio global.

La investigación realizada en Australia halló que un tercio de los pacientes con afecciones crónicas irreversibles y en estado avanzado recibían tratamientos que no les beneficiarían necesariamente (incluyendo la admisión para una atención médica intensiva o quimioterapia) en las dos últimas semanas de vida. El estudio también reveló que una cuarta parte de los pacientes mayores para los que se había dado la orden de no reanimación de cualquier forma recibieron reanimación cardiopulmonar (RCP).

Las personas con enfermedades graves se sometieron a procedimientos invasivos, a escáneres y análisis sanguíneos innecesarios, una monitorización cardíaca intensiva y otros tratamientos que hicieron poco para alterar los resultados, en ocasiones en contra de su voluntad, según los investigadores.

«No es inusual que los familiares no quieran aceptar el hecho de que su ser querido está falleciendo de forma natural de vejez y sus complicaciones asociadas, y por ello presionan a los médicos para que realicen intervenciones heroicas», comentó la líder del estudio, la Dra. Magnolia Cardona-Morrell, del Centro Simpson de Investigación sobre los Servicios de Salud de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

«Los médicos también encuentran dificultades con la incertidumbre de la duración de la trayectoria agonizante y se enfrentan al dilema ético de poner en práctica aquello para lo que fueron entrenados, salvar vidas, frente a respetar el derecho del paciente de morir con dignidad», señaló en un comunicado de prensa de la universidad.

La nueva investigación contó con un análisis de gran tamaño de 38 estudios realizados en 10 países durante los últimos 20 años. La revisión incluyó a 1.2 millones de médicos, pacientes y sus familiares.

«Nuestros hallazgos indican la persistente ambigüedad o conflicto sobre qué tratamiento se considera que es beneficioso y una cultura de ‘hacer todo lo posible'», comentó Cardona-Morrell.

Una posible explicación para el exceso de pruebas y tratamientos es que los avances médicos significativos han conducido a expectativas no realistas sobre la capacidad de los médicos y los tratamientos de asegurar la supervivencia de los pacientes, indicaron los investigadores.

A medida que la población de personas mayores en un estado de fragilidad aumenta, los médicos y los cuidadores deben ser capaces de reconocer mejor cuándo la muerte es inminente e inevitable, sugirieron los investigadores. Un mayor entrenamiento ayudaría a los médicos a perder su miedo a hacer un pronóstico equivocado y a identificar a los pacientes que estén cerca del final de su vida, añadieron.

«Y más importante todavía, hemos identificado indicadores mensurables y estrategias que minimizan este tipo de intervención. Una charla honesta y abierta con los pacientes o sus familias es un buen inicio para evitar los tratamientos no beneficiosos. Esperamos que los hospitales puedan monitorizar estos indicadores durante sus actividades de mejora de la calidad», comentó Cardona-Morrell.

La revisión se publicó el 27 de junio en la revista International Journal for Quality in Health Care.

Más información

El Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento de EE. UU. tiene más información sobre la atención médica al final de la vida

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