Los dulces poblanos son tradición milenaria

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Los antiguos pobladores de esta Puebla de los Ángeles elaboraban exquisitos dulces con frutas y semillas, ricos caramelos de miel y leche, envueltos en hojas de agradable aroma y toda clase de delicias para agradar al paladar. Por ello la bella Puebla de los Ángeles es reconocida por sus tradiciones y leyendas, así como por la exquisitez de su cocina y dulces típicos, que le han dado fama en todo el mundo ya que son muy apreciados tanto por el turismo nacional como extranjero.

En los siglos XVI Y XVII los conventos de Puebla eran verdaderas fabricas donde las monjas competían en ingenio y dedicación para ofrecer dulces y galletas, en originales formas y presentaciones combinando las recetas e ingredientes autóctonos con los traídos a México por los españoles. Entre los conventos más famosos y distinguidos en el arte de cocinar, encontramos el de Santa Clara, Santa Mónica, el de Santa Rosa y Santa Teresa.

Uno de los dulces típicos más emblemáticos de Puebla es sin duda el camote que siendo tan poblano no podía faltar su leyenda: En el siglo XVIII, en la legendaria Puebla colonial, según cuenta la leyenda, un buen día una colegiala del convento de Santa Clara quiso divertirse a costa de una monja que olvidó un cazo vacío en el fogón. La joven echó un camote que encontró cerca, le añadió azúcar y batió con el fin de crear una pasta que fuera repugnante a la religiosa. Cuál no sería su sorpresa al descubrir, cuando llegó la monja, que al probar la pasta pegajosa, le encontrara un sabor agradable.

Así fue como nació el famoso camote de Puebla, una golosina dulcísima y sabrosa que hoy da personalidad a la ciudad de Puebla.

Las monjas le dieron el nombre de “Camotes de Santa Clara”, con el que se le conoce a nivel nacional.

Dentro de los dulces típicos poblanos más sobresalientes tenemos: los camotes, jamoncillos de diferentes especies: piñón, de nuez y de pepita, muéganos, mazapanes, marinas, trufas, gaznates, caracoles, espejos, caballitos de panela, limones rellenos de coco, las deliciosas alegrías de semilla de amaranto, los polvorones, los suspiros de monja, duquesas, merengues, macarrón, acitrón, mostachón de pepita con canela y leche de canela, soletas, borrachitos o envinados, marinas de nuez y piñón, alfajores ( este dulce se elabora con maíz molido, panela y canela), yemas reales, pimionate, jaleas, rosquitas de almendra, turrón de ciruela pasa, dulce del cielo, licor de huevo y el rompope.

El famoso dulce alfeñique es una pasta de azúcar con almendras de excelente blancura, que se puede romper con facilidad. Las también famosas tortitas de Santa Clara deliciosas galletas glaseadas con dulce de pepita, los turrones, buñuelos, las cocadas de leche quemada, mermeladas y conservas de una gran variedad de frutas, sin olvidar las frutas cubiertas y cristalizadas, las palanquetas, charamuscas, trompadas, los pirulís, y toda la esplendida variedad de golosinas que han sido desde siempre la más deliciosa tradición poblana.

El florecimiento de la dulcería poblana se debió a la gran cantidad de yemas que a diario llegaban los conventos ya que, en razón de la influencia churrigueresca en la arquitectura, para la realización de los estucos se empleaban cientos de claras de huevo.

En la antigua calle del Estanco de Mujeres hoy 6 oriente entre 5 de mayo y 2 sur se encuentra las más tradicionales dulcerías.

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