A mediados del año pasado, tuve la oportunidad de trabajar, en conjunto con el CalaTeam una reingeniería de nuestros principios filosóficos como grupo. En esa revisión, llegamos al consenso de que tres de nuestros valores corporativos son: consciencia, flexibilidad y compromiso. Se trata de patrones que guían nuestra conducta y que se convierten en ese GPS que nos indica el camino que debemos seguir.
Estos valores, producto de muchas conversaciones y acuerdos, se plantean ante nosotros como la clave para alcanzar la excelencia. Ahora que estamos iniciando un nuevo año, qué mejor momento que hablar de ellos y cómo pueden ayudarte en el logro de tus propósitos para este 2018.
Pasamos una gran parte de nuestra vida dormidos, y no hablo de manera literal. La mayoría de las personas, aunque no lo saben, están dormidas. Ese despertar de consciencia implica salir de la zona de confort, y eso es desagradable para algunos. El maestro espiritual y escritor Eckhart Tolle asegura: “No es raro que la gente pase toda la vida esperando empezar a vivir”. Y es que convertimos nuestra vida en una sucesión de actos reflejos ante las situaciones que se nos presentan por delante. Decisiones automáticas, sin ningún tipo de consciencia, determinan nuestras acciones. Es más sencillo dormir en la confianza de lo que conocemos que despertar y tener que salir al abismo.
Es cierto que despertar supone descubrir la parte negativa que tiene el mundo, sin embargo también supone ser conscientes de lo hermoso que nos rodea.
Pero, sobre todo, plantea que podemos asumir responsabilidad de nuestras vidas y comenzar a movernos por el mundo hacia un propósito.
Ahora bien, una vez que comenzamos a transitar el camino de lo consciente, es necesaria la flexibilidad. Esta cualidad es la que nos permite adaptarnos y fluir con el entorno en lugar de resistirnos y luchar con él.
De nada sirve la consciencia si no tenemos una cuota de flexibilidad para abrazar la incertidumbre y el cambio como parte de la vida, siempre recuerda la filosofía del bambú y como aplicarla a tu vida diaria. Pero cuidado con confundir la flexibilidad con la condescendencia para con quienes nos rodean o nosotros mismos. No significa pasar por alto de forma automática las fallas u oportunidades de mejora sino entender que lo que resistes, persiste.
Finalmente, el compromiso implica el convencimiento de que sólo involucrándonos y haciéndonos cargo de nuestra vida, podremos alcanzar todo aquello que deseamos. En ocasiones somos buenos para comprometernos con terceras personas en variedad de tareas o emociones y dejamos de lado el compromiso con la persona más importante de nuestra existencia: nosotros mismos.
¡Solo alineando nuestros propósitos con nuestros valores nos podrá dar como resultado éxito en nuestras acciones!
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