Muchos distritos escolares alrededor del país están planeando no abrir sus puertas este otoño. O, en el mejor de los casos, planean una combinación de educación mitad virtual y mitad en persona. A la sazón, las familias están clamando por un sistema educativo consistente que permita un retorno a la escuela menos caótico que el que les ha tocado vivir desde marzo.
Uno de los resultados de la crisis ha sido la creación de grupos de padres que, en el nuevo argot, se conocen como «pandemic pods», según lo explicó Lindsey Burke, de la Fundación Heritage. Estos espacios se caracterizan por ser reducidos y auto-gestionados por las familias (en lugar de los distritos) y, en verdad, son cada vez más populares.
¿Qué son y cómo operan estos mini-centros educativos? Pues las familias se reúnen y combinan sus recursos para pagar juntos por un maestro(a), de manera tal que los niños reciban instrucción especializada por parte de un profesional varias horas al día. Reconociendo sus lagunas, algunos padres han optado por contratar a maestros, a fin de que ellos suplementen la instrucción recibida en línea que proveen los distritos escolares. Dicen Laura Meckler y Hannah Natanson en The Washington Post, que pandemic pods son «la versión de 2020 de lo que sería educación en casa, pero grupal y desde luego, pagada privadamente por los padres».
En una entrada que resultó viral en Facebook, una madre llamada J Li escribió recientemente que «la formación de pequeños grupos de padres se está convirtiendo en una explosión masiva posible, gracias a los grupos de Facebook, matchups, spreadsheets, etcétera».
J Li describe este fenómeno como un conjunto de familias que agrupan entre tres a seis niños de edades similares, que han mantenido entre sí una cuarentena más bien estricta y cuentan con un tutor para que maneje el apoyo académico que necesitan, dentro del hogar y al aire libre. Estos maestros ahora están en gran demanda, según explicó.
La tutora Christy Kian, del condado de County, en Florida, quien fuera profesora en una escuela privada, dijo que hará más dinero educando a cuatro niños (en el año escolar 2020-21) que lo que hacía anteriormente como empleada de una escuela. Aparte de la compra y venta de máscaras, el esfuerzo por encontrar y contratar maestros ha probado ser una las campañas de alcance comunitario más efectivas e intensas de este momento: «Startups have nothing compared to thousands of moms on Facebook trying to arrange for their kids’ education in a crisis with zero school-district support», comentó la madre-activista Li.
Además, se han creado otros modelos análogos, como las micro-escuelas. Y en este campo, suplidores como Prenda han cobrado de pronto gran relevancia. Similar al estilo de educación en el hogar, las micro-escuelas permiten que un pequeño grupo de estudiantes trabajen juntos en medioambientes flexibles, dentro de los cuales los más jóvenes aprenden junto a los mayores, compartiendo tanto al maestro como a los recursos.
En resumen, la pandemia está catapultando las micro-escuelas al frente de las medidas para paliar la cuarentena. Mientras los gremios sindicales urgen a los distritos a permanecer cerrados, los grupos orgánicos de familias están reiterando con sus avances aquel viejo dicho que reza: «el que busca, encuentra».