El Árbol de la Vida, artesanía poblana de barro policromado

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En Izucar de Matamoros, Puebla, se elabora artesanía de barro policromado desde hace más de 4 generaciones. Esta bella tradición surgió a finales del siglo XIX iniciada por la familia Orta Uroza en el barrio de la Magdalena, trasmitiéndosela a sus descendientes. Entre los cuales destacó la señora Catalina Orta de Castillo, quien dio vida y forma a la artesanía de Izucar. Ella, al igual que sus padres, trasmitió el bello arte a sus hijos, quienes conservando la tradición, han creado su propios talleres con sus familias.

Entre los hijos de la señora Catalina, encontramos a Don Agustín Castillo quien lleva trabajándola más de 60 años, y su esposa la señora Margarita Teresa de Castillo que tiene 40 años trabajando las piezas y a su hijo Alejandro que desde los 15 trabaja esta artesanía.

Conversando con el señor Agustín, nos cuenta que el proceso de elaboración es trabajar el barro que lo traen de San Andrés Tepango en Atlixco.

Luego se muele y se cuela para que quede polvo, lo grueso que queda lo remojan, después lo amasan y se empieza la elaboración de las figuras a mano, se arma y de deja orear, se mete al horno por 3 horas. Una vez que está fría la pieza, se blanquea y se empieza a pintar con pinceles delgados y colores vivos, los diseños son inspiración de ellos mismos.

Según el tamaño de la figura tardan en hacerla, hay figuras que su elaboración es de 4 días, existen árboles de diferentes tamaños como de 14cm, 20cm, hasta de 1.20m, sus precios varían en el tamaño y tipo de pintura, también hacen el árbol de la muerte, lámparas de mesa, mini nacimientos, eclipses, cruces de árbol, varita de hoja, calabazas con calacas, sahumerios, candelabros, catrinas, fridas, piezas de muertos, estas se venden durante todo el año, el nacimiento desde octubre lo empiezan a vender.

Las piezas se han exportado al extranjero como los Ángeles, Colombia, Holanda, Suiza, Berlín Alemania, que exportaron 480 piezas y tardaron en elaborarlas 2 meses, no exportan directamente lo hacen por medio de una empresa exportadora de México.

Las piezas se distinguen por la firma de Don Agustín Castillo, su mercando nacional son a los centros turísticos como: Cancún, Puerto Vallarta, Guadalajara, Rosarito, Baja California, Tijuana, y D.F.

El simbolismo del Árbol de la vida

En las culturas mesoamericanas, el árbol fue visto en todas sus bondades y propiedades, como algo sagrado por los habitantes de la región. En los pueblos olmecas y posteriormente en los teotihuacanos como entre los toltecas, el árbol es el simbolismo de la generación de la vida.

El Árbol de la vida también tenía un simbolismo doméstico, donde en ocasiones esconden el misterio de los ensalmos y oraciones mágicas que se decía hacia ellos, para obtener de las fuerzas superiores, el poder de la generación, la fuerza que deriva de la corpulencia de un árbol frondoso.

Con la llegada de los españoles a México se enriqueció la forma de trabajar el barro, puesto que en el México prehispánico ya se elaboraba artesanía de barro con motivos religiosos o simplemente como expresión artística, pero sin color. Con los españoles se la añadió un acabado multicolor, fue entonces cuando empezó a ser llamada artesanía de barro policromado (del latín poli-muchos y cromo-color).

Esta artesanía fue adoptada por muchos pueblos mexicanos, trabajándola cada uno con estilos y características propias.

El Fondo Nacional para las artesanías (FONART), los apoya vendiendo a diferentes estados y exportando.

El taller de Don Agustín Castillo está ubicado en:

Callejón del Partidor # 5

Barrio San Martin Huaquechula

Izucar de Matamoros

Tel. 01 243 4 36 02 15

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