¿Cuántas horas de videojuegos son un exceso para los niños?

Se observan beneficios con una hora al día, pero los problemas de la conducta aumentaron tras 9 horas a la semana

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Jugar videojuegos podría mejorar las habilidades motoras, el tiempo de reacción e incluso el rendimiento académico de un niño, pero una nueva investigación muestra que jugarlos en exceso puede vincularse con problemas sociales y conductuales.

Unos investigadores españoles encontraron que cualquier mejora en las habilidades vinculadas con los videojuegos en los niños de 7 a 11 años comenzaba a llegar a su límite tras unas ocho horas de juego a la semana. Y los que jugaban nueve o más horas a la semana eran más propensos a tener problemas sociales y conductuales.

La moraleja: «De una a nueve horas a la semana parece ser seguro, pero jugar más de nueve horas (una hora en los días de semana y dos horas los días del fin de semana) podría no ser recomendable para los niños de 7 a 11 años de edad», comentó el autor del estudio, el Dr. Jesús Pujol.

Pero el estudio «no [nos] permite establecer directamente si los efectos observados son una causa o una consecuencia de jugar videojuegos», enfatizó Pujol.

«En otras palabras, los niños con conflictos paritarios y unas capacidades prosociales disminuidas podrían mostrar una tendencia a aislarse y pasar más tiempo jugando videojuegos», dijo.

«Los resultados son de sentido común, e indican que jugar videojuegos en sí mismo no es ni bueno ni malo, sino que el nivel de uso es lo que lo determina», añadió Pujol, director de la unidad de investigación con IRM del departamento de radiología del Hospital del Mar, en Barcelona.

En el estudio, se pidió a padres que vivían en Barcelona que reportaran los hábitos de videojuego de más de 2,400 niños de ambos sexos de 7 a 11 años de edad.

Alrededor de cinco sextos de los niños jugaban al menos una hora por semana, y los demás eran «no jugadores».

En todas las edades, los jugadores jugaban unas cuatro horas por semana en promedio; los chicos jugaban casi dos horas más por semana que las chicas.

Las pruebas revelaron que los jugadores tenían unos tiempos de reacción más rápidos que los no jugadores. Y unos escáneres cerebrales de 260 niños vincularon incluso más el hecho de jugar videojuegos tanto con alteraciones en la materia blanca de los ganglios basales del cerebro como con una mejor comunicación entre los tipos de circuitos cerebrales que son esenciales en el aprendizaje.

Pero solo se observó una mejora motora adicional menor (sobre todo en las chicas) en los niños que jugaban dos horas o más a la semana.

Y aunque los jugadores también tenían unas puntuaciones «significativamente» más altas en la escuela, no superaban a los no jugadores con respecto a la memoria de trabajo o las habilidades de atención, mostraron los hallazgos.

Pero mientras más tiempo pasaban los niños jugando, menos tiempo pasaban durmiendo. Y mientras más horas los jugadores dedicaban a jugar, más probable era que sufrieran de problemas conductuales, sobre todo cuando jugaban más de nueve horas a la semana. Los problemas incluían conflictos con otros niños, participar en conductas problemáticas y/o exhibir unas habilidades sociales en general más pobres, encontraron los investigadores.

Cuando se le preguntó cómo los padres podrían abordar el tema, Pujol dijo que el estudio no se diseñó para responder a esa pregunta.

«Es un hecho que nuestros hijos pasan una parte relevante de su tiempo frente a una pantalla», reconoció. «Eso podría ser bueno, e incluso necesario. De cualquier forma, se puede argüir que un límite de tiempo es necesario, al igual que una combinación de videojuegos con actividades físicas/al aire libre, y la supervisión de los efectos potenciales de jugar videojuegos en la socialización de los niños».

Julia Lippman es experta invitada del Centro de Investigación sobre Dinámicas de Grupo de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor.

Dijo que los métodos de investigación de los investigadores españoles «no les permitieron determinar si jugar videojuegos con frecuencia provoca déficits en el funcionamiento social, [o] si los niños que tienen dificultades en los dominios sociales encuentran refugio en los videojuegos, o ambas cosas».

Pero Lippman se mostró de acuerdo en que «en congruencia con otras investigaciones sobre los efectos de los medios de comunicación, los hallazgos de este estudio sugieren que un uso excesivo de esos medios entre los niños puede ser un indicador de dificultades emocionales y/o conductuales».

Los hallazgos del estudio aparecen en la edición de septiembre de la revista Annals of Neurology.

Más información

La Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics) ofrece más información sobre los niños y los videojuegos .

 

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