Un reciente artículo que escribí sobre la nueva y mal llamada educación sexual, provocó que me preguntaran algo inteligente: cómo hablar a nuestros niños sobre esto, cómo ayudarlos y cuál es realmente el mejor camino. Mi respuesta es: seguir a quien tiene la razón.
Aunque nunca nadie la tiene totalmente, hay muchas opciones más cerca de la realidad científica que el adoctrinamiento irrespetuoso. Entiendo a los padres. Es demasiada información, que no maneja la mayoría de la gente, ni siquiera quienes se la han inventado.
Veamos estas reglas, que son el primer paso:
-Nunca rompa la comunicación sobre sexualidad con sus niños. Hable con naturalidad, admita cuando no sepa algo y prométale que lo averiguará. Cumpla esa promesa, pues al próximo que su hijo preguntará es a un amiguito, que sabe menos que él, pero en quien confía, ya que usted le falló. Mantenga la comunicación sobre sexo o cualquier tema, siempre. Es la única vía para ayudarlo y guiarlo en un mundo sumamente complicado.
-Sea su amigo, pero con reglas, tales como el respeto. Mantenga la autoridad, pero jamás sea un dictador. Los niños necesitan ambientes nutridores, donde se sientan amados, comprendidos, escuchados con atención y también respetados. El respeto se gana por la admiración de la conducta de quien se respeta. Jamás logrará respeto de nadie con amenazas, autoritarismo y agresión.
-Háblele de acuerdo con su edad y conteste solo estrictamente lo que le preguntan. Por ejemplo, es muy diferente lo que diría a un pequeño de tres años ante la pregunta de “cómo entran los niños a la barriga de mamá” que a uno de 9 años.
-Si pregunta sobre homosexuales, transgéneros, etcétera, es muy importante aclararle que toda persona debe ser respetada, aunque sea muy diferente a mí o a la mayoría. Enséñele, sobre todo con el ejemplo, a tener solidaridad, afecto y comprensión ante estas personas, y todas en general. Explique, de acuerdo a su edad, lo que pregunta.
Por ejemplo, un papá gay con niños contestó a su pequeño, que le dijo: “cuando sea grande me voy a casar con una mujer bonita, ¿y tú, papá?”.
Él simplemente le respondió: “a mí me gustan los varones”. El niño no preguntó más y él no habló más sobre el tema. No sería la misma respuesta que le exigiría un adolescente. La regla de oro, además de hablar de sexo como algo natural, responder de acuerdo a la edad y no mentir, es estudiar, leer y preguntar lo que no sabe.
-Recuerde que usted tiene el derecho a oponerse o a aprobar la mala llamada educación sexual, que solo confunde y adoctrina a los menores. Es su hijo y, por tanto, usted debe educarse para poder educarlo a él. Actúe con el ejemplo. Nunca critique a un gay, lesbiana o transgénero. Diga que todo ser humano merece ser aceptado como es. Las diferencias nos hacen crecer. Respetémoslas.