Cinco maneras de hacer preguntas y mejorar la comunicación

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Un buen líder no solamente hace muchas preguntas, sino que domina también el arte de hacer preguntas de alta calidad. Es decir, su comunicación fomenta en sus interlocutores la responsabilidad, la motivación, y el pensamiento crítico. Hacer preguntas de alta calidad es además una manera para desarrollar y mostrar empatía, uno de los pilares fundamentales de la inteligencia emocional. Exploremos entonces cinco maneras de hacer preguntas de calidad y mejorar la calidad de tu comunicación.

La primera tiene que ver con privilegiar el “entender”, en lugar de juzgar. De hecho, juzgar a tu interlocutor lo pone a la defensiva; lo invita a sacar excusas, a ser selectivo en la información que comparte. La comunicación se vuelve conflictiva y competitiva. Por ende, bajan los niveles de cooperación.

Puedes caer en una actitud de juicio cuando empiezas una pregunta con la palabra “por qué”. ¿Por qué no está listo el informe?, por ejemplo. La pregunta implica ya culpabilidad, una falta, un juicio; abre una confrontación. Además, revela unas creencias y unas presuposiciones que tienes sobre tu interlocutor.

Para una comunicación efectiva, es importante que examines tus presuposiciones y creencias, para estar consciente de prejuicios que pueden afectar la calidad de tu comunicación. Es mejor evitar las preguntas que empiezan con “por qué” y, en cambio, utilizar palabras como “qué”. “¿Qué te impide tener el informe listo?”, por ejemplo, es una pregunta que invita a una explicación, a aclarar un contexto.

La segunda habilidad es hacer preguntas abiertas. Es decir, preguntas que no implican una respuesta breve de sí o no. De hecho, cuando invitas a una explicación, logras recoger más información con respecto al mapa mental de tu interlocutor, sus prejuicios, prioridades, valores, creencias. Eso te permite, a su vez, comunicar de manera más eficaz, teniendo en cuenta el punto de vista y la experiencia del interlocutor.

Tercero, son importantes las preguntas de seguimiento. Por ejemplo, “Dime más sobre…”, “¿Me puedes dar un ejemplo?”, “¿Cómo te afecta eso?”. Son preguntas que invitan a ir más a fondo y entender una situación.

Cuarto, el arte de hacer preguntas de alta calidad radica en tu capacidad de permitir el silencio. Es quizás una de las habilidades más difíciles para entrenar. Se trata de resistirse a la necesidad de llenar los espacios vacíos en la conversación, porque estos le dan tiempo a tu interlocutor de revelar información más reflexiva y significativa.

El silencio es una invitación a decir más, a ir más en profundidad. Es poderoso el efecto que el silencio puede tener en la comunicación y en la capacidad de conectarse. Finalmente, no te limites solo a preguntar. Tu interlocutor también quiere conocer tu punto de vista y experiencia. Se trata de encontrar un balance entre preguntar y hablar. En esto consiste el arte de una comunicación efectiva, que sea generativa de nuevas comprensiones, soluciones y resultados.

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