De todos es bien sabido que, con el paso del tiempo, la piel y, en especial, la del rostro, pierde brillo y lozanía, y entonces aparecen las primeras arrugas. No es un problema de las personas mayores, sino también de los no tan jóvenes. A partir de los 30 años, ya puede empezar a verse la pérdida de colágeno en forma de arrugas finas.
Entonces, ¿Cómo podemos ralentizar el paso del tiempo y tener menos de esas temibles arrugas?
No podemos luchar contra ello sin el factor menos mencionado por la industria de la cosmética, ya que es un componente barato y de fácil obtención: la vitamina K.
Es el factor indispensable para la coagulación de la sangre y el proceso de la cicatrización. Si la vitamina K está en déficit, los procesos de reparación del organismo se verán comprometidos y aparecerán zonas que no la completan. Ahí aparecerá una futura arruga o pliegue cutáneo, ya que vivimos en un proceso continuo de sustitución y reparación de tejidos.
Se hace más hincapié en sustancias como colágeno, ácido hialurónico, fibrinógeno o magnesio, pero se menciona muy poco a la gran heroína, la vitamina K, que junto a la E y la D forman el tridente antiedad.
A petición de los internautas, comenzaré un ciclo de charlas sobre cómo podemos frenar los signos de la vejez. Así, desclasificaremos algunos de los trucos ocultos de los famosos:
Signos de déficit de vitamina K: Encías sangrantes, salida de moretones y hematomas fáciles, presencia de arañas vasculares y microvarices, envejecimiento precoz, caída del pelo, debilidad muscular, fatiga que no resuelve, pérdida de masa muscular, huesos y ligamentos débiles, endurecimiento de cartílagos, catarros o gripes frecuentes, cefalea, recuperación lenta de enfermedades, anemia y arrugas y pliegues faciales, entre otras.
Es cierto que el intestino puede sintetizar pequeñas cantidades de vitamina K, pero el paso del tiempo y el estrés debilitan la flora intestinal y su producción disminuye. Se puede valorar la cantidad de vitamina K por análisis de sangre directo o indirecto, análisis del cabello o por la clínica del paciente y la experiencia del médico o profesional en técnicas antiedad.
¿Cómo obtener vitamina K?
En la dieta debemos ingerir vegetales de hojas verdes, como espinaca, brócoli o repollo. Tomar hortalizas y frutos, en especial los del bosque como ciruelas, arándanos y uvas. El pescado y la yema del huevo poseen cantidades gentiles de vitamina K. Otro aporte podría ser la carne roja, pero hay que ser consecuente con su uso. Lo ideal sería una dieta 11-2-9 variada, rica en productos verdes.
A los que no comen tantas ensaladas, les propongo la suplementación con vitamina K, pero con productos certificados y recetados por un profesional de la salud.