Algunos lectores nos piden referencias sobre las mejores marcas de autos, pero casi ninguna sobre la peor.
Según las estadísticas, Fiat Chrysler es la peor marca de autos que se vende en los Estados Unidos. La calidad de sus vehículos deja mucho que desear, y con los constantes retiros abruman a los sufridos seguidores de la marca, que solo vende por tener algunos nombres que todavía llaman a comprarlos.
Jeep tiene un legendario nombre, pero sus modelos lucen bien, es como un regalo que luce bien, pero cuando los abre se encuentra con sorpresas no gratas.
Los compradores tienen innumerables problemas con sus jeeps. No son fiables y cada año son llamados a retiro.
Chrysler está agonizando y solo le queda su minivan Pacífica, que fue llamado a múltiples retiros.
Dodge quiere resurgir como marca de rendimiento, pero hasta ahora no le rinde a nadie.
Y ni hablemos de Fiat o Alfa Romeo que son limones cantados desde el comienzo.
Los Hispanos se han alejado de estas marcas y solo queda Jeep entre los últimos 10 puestos de preferencia hispana. Es que Jeep atrae por su legendario nombre, pero el que se hace con uno de esos modelos, sabe que compra un problema.
Durante dos años seguidos, Consumer Reports clasificó la línea de modelos de FCA como la peor en términos de satisfacción del propietario, rendimiento, confiabilidad y seguridad.
Entre 34 marcas, Fiat quedó en último lugar. Y ese no fue el único golpe duro para la empresa. Otras cuatro marcas de FCA, Jeep, Alfa Romeo, Dodge y Ram, también se encontraban entre las diez últimas, lo que significa que la compañía ocupó la mitad de la lista de las “peores”.
Mientras tanto, ni una sola de sus marcas de automóviles llegó a la lista de los diez primeros.
Los Hispanos le están dando la espalda a Fiat Chrysler, ya que es nada bueno comprar un modelo de la automotriz, por baja fiabilidad y mal valor de reventa.
Además, el fabricante no hace mucho por conquistar el mercado, y el presupuesto para los hispanos es mínimo, y sus relacionistas públicos se dedican a invitar a los periodistas hispanos que pueden controlar a sus eventos, para que estos solo hablen bien de la alicaída marca.
Por ahora no se esperan cambios hacia los hispanos, ya que la mayoría de sus directivos tienen la mente cerrada ante la comunidad.