Aunque en el pasado era ilegal no enviar a tus hijos a un plantel escolar, hoy día en Estados Unidos es legal educarlos en el hogar. Como su nombre lo indica, educar en casa o homeschooling, como se le conoce en inglés, es una opción escolar que permite a los padres enseñar a sus hijos personalmente. En la actualidad, hay cerca de dos millones de estudiantes en esta modalidad, la cual se ha incrementado en términos de variedad de recursos, usuarios y aceptación desde sus inicios en la década de 1970-80.
¿Por qué optan algunas familias por esta alternativa? El acoso escolar, el robo, el ataque físico y la seguridad general del estudiante se encuentran entre las razones más importantes para impulsarlas a educar a sus hijos por sí misma, según una encuesta realizada por la National Household Education Survey (2016). Además de sus preocupaciones por la calidad del medioambiente, las dos terceras partes de los padres encuestados dijeron estar insatisfechos con el rigor académico de las escuelas gubernamentales.
¿Funciona lo que hacen? De acuerdo con los reportes de la primera generación de estudiantes educados de esta manera, les ha ido muy bien, tanto en la universidad como profesional y socialmente. Las investigaciones demuestran que los niños educados en casa aprenden y tienen éxito, sobre todo cuando cuentan con el apoyo de sus padres, quienes suelen estar muy involucrados e impulsados por la convicción de que la creatividad ha de ser la guía y el motor para motivar el aprendizaje.
Estos padres no hacen el trabajo solos, sino que se rodean de coordinadores, se agrupan en cooperativas, emplean tutores y pertenecen a redes que están haciendo lo mismo. A su vez, sus niños son integrados a actividades sociales que abarcan desde clases de arte, deportes, hasta paseos y membresía a clubes infantiles, religiosos o laicos.
Dependiendo de si los padres siguen o no un credo religioso, la socióloga Jan Van Galen divide a los homeschoolers en ideólogos o pedagogos. Los primeros han elegido educar en el hogar para protegerlos de ideologías que no comparten. Estos padres son en su mayoría cristianos y buscan mantener a su prole dentro del marco de valores alineados con su doctrina. En contraste, los pedagogos creen que el modelo implementado en la educación gubernamental (una talla para todos) fosiliza la curiosidad inherente en todo niño(a), y de ahí que suelan emplear técnicas innovadoras y un estilo flexible a la hora de implementar sus planes de estudio.
En ambos casos, prevalece un rechazo a la institucionalización de la educación. Unos por razones pragmáticas y otros de índole religiosa. El movimiento de educar en casa es una gestión de contracultura que busca volver al origen, cuando no existía la maquinaria tipo factoría que inventó la educación pública como respuesta a la era de la industrialización. Para explicarlo en otras palabras, cito a Ashley Díaz, una madre de cuatro niños educados en casa, que vive en Las Vegas: «Mis hijos son míos y no del gobierno».