Una verdadera familia puertorriqueña
Para Edgardo «Eggy» Rosado Hernández ser padre es un privilegio
Conoce muy bien el dolor que aqueja a la familia cuando lidian con una enfermedad catastrófica, en el 2013 perdió a su mamá, Josefina Hernández Ortiz, de cáncer en el hígado, páncreas y vesícula
(Cayey, Puerto Rico) Edgardo “Eggy” Rosado Hernández es un hombre atlético, buen conversador, conocedor de temas de la actualidad y está sumamente preocupado por la educación de la juventud.
“La buena educación es esencial para lograr tus metas en la vida”, asegura Rosado. “Uno de los mayores retos que enfrenté como padre y que ahora afronto como abuelo, es que mis hijos tuvieran una educación excelente”.
“Me preocupa la juventud, pero más el mal ejemplo que algunos padres le dan a sus hijos. Algunos padres se ahogan en la apatía y la dejadez. Existe una falta de valores y convicciones”.
“El éxito educativo de los estudiantes depende mucho del apoyo que los padres les brinden a sus hijos, especialmente durante los grados primarios. La falta de responsabilidad social también es un gravísimo problema porque los jóvenes reciben mensajes equivocados que los llevan por mal camino”.
“El padre es esencial para formar hijos sanos. La falta de un padre en el hogar lacera el desarrollo emocional de los hijos y les deja con un gran vacío, que nunca se llena. Luego pretenden que los maestros se conviertan en sustitutos, pero tampoco los apoyan”.
Eggy Rosado conoce de educación, es maestro de educación física. Está casado con la doctora en medicina general Gloria Colón Martínez con la cual tiene dos hijos, Bryant Edgardo, 20 y Stephanie Nicole, 19 y un nieto Chris Joan, 3. Para su familia y amigos es un padre, esposo, hijo y hermano fuera de serie.
“Amo mi familia, son el centro de mi vida”, afirma Rosado Hernández.
Pero no todo en la vida de Rosado Hernández ha sido color de rosa. El educador y atleta conoce de retos y de angustias. Es sobreviviente de cáncer. En el 2016 le diagnosticaron Linfoma de Hodgkin en el área del cuello, recibió tratamiento de quimioterapia y hoy está en remisión. Conoce muy bien el dolor que aqueja a la familia cuando lidian con una enfermedad catastrófica, en el 2013 perdió a su mamá, Josefina Hernández Ortiz, de cáncer en el hígado, páncreas y vesícula.
Al mismo tiempo que enfrentó su lucha con el cáncer, su hija adolescente quedó embarazada. En medio de su dolor físico y emocional, Rosado Hernández supo ser un padre amoroso. No hubo reproches, apoyó a su hija y le dio fortaleza para continuar adelante. También le dio apoyo a su esposa y familiares, porque, “como mi mamá decía, todo va a estar bien”.
“Mi papá es lo mejor que yo tengo en mi vida”, asegura Stephanie Nicole, 19. “Me apoyó cuando quedé embarazada. Fue un momento bien difícil no solo por mi embarazo y toda la carga emocional… sino porque le diagnosticaron cáncer a papi. Entré en una profunda depresión y dejé hasta de lactar a mi bebé. Papi, a pesar de su enfermedad fue mi soporte. Me ayudó a enfrentar su enfermedad, mi maternidad y salir de la depresión”.
“Mi esposo es un padre ejemplar, un ser humano maravilloso con un gran sentido del humor, que se vuelve contagioso”, afirma Gloria L. Colón Martínez. “Es un gran proveedor. Siempre ha sido nuestro sostén. Imagínate, estoy junto a él desde que tenía 14 años y ya tengo 44”.
“Cuando nuestra hija quedó embarazada a corta edad estuvo allí para ayudarla en su proceso personal, a pesar de que le diagnosticaron cáncer. Él no se encajona en una definición como padre porque va más allá, su familia es lo más importante. Fuimos bendecidos con un nieto durante un periodo muy difícil. Ahora tiene 3 años”.
Colón Martínez no puede disimular su emoción, amor y admiración por su esposo. La voz se le corta y los ojos se vuelven lagrimosos.
“Eggy es muy optimista. Esa fue su arma secreta en la lucha contra el cáncer”, asevera Colón Martínez. “Es maestro de vocación y un ejemplo para sus hijos, estudiantes, iglesia y comunidad”.
“¡Qué puedo decir sobre mi hermano mayor más que yo quisiera ser igual que él!, expresa Jesús Rosado Hernández. “Mi hermano es real; es humilde y servicial. Las cosas las hace de corazón. Es un padre modelo. Tiene unas creencias y valores profundos desde que era joven. Es un hombre de fe”.
Edgardo Rosado Hernández nació en 1974 en Caguas, de padres cayeyanos, Edgardo Rosado Pacheco y Josefina Hernández Ortiz. Es el mayor de los tres hijos del matrimonio Hernández Rosado. Tiene dos hermanos, José y Jesús.
Estudió en las escuelas públicas de Cayey, pero a pesar de ser buen estudiante, su verdadera pasión era el deporte. Jugó béisbol en las pequeñas ligas de Cayey y representó a su pueblo en todas las categorías a nivel de selecciones nacionales. Desde joven, su vocación era el magisterio. En 1992 obtuvo una Licenciatura (Bachillerato) en Educación con una Concentración en Educación Física tanto Nivel Elemental como Secundario de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Cayey. Obtuvo el premio al promedio más alto de concentración. Durante sus años universitarios representó al recinto cayeyano en los deportes béisbol y softbol logrando el campeonato en la Liga Atlética Interuniversitaria (LAI) en béisbol.
Inició su vida profesional en 1997 como educador en el Colegio Tomas Alba Edison en Caguas. En 1998 ingresó a trabajar como maestro en el sistema de educación pública. Rosado Hernández ha enseñado en las escuelas, Elemental Salvador Rodríguez, 1998; entre 1999 y 2014 enseñó en la Escuela Ana J. Candelas y desde 2015 hasta el presente en la escuela Eugenio M. Hostos en Cayey. Además de su trabajo como maestro también fungió por varios años como líder recreativo en el barrio Rincón de Cidra. Ha colaborado en programa de facilitadores deportivos como entrenador de Voleibol. En el 2016 comenzó a desempeñarse como Comisionado Deportivo en las Olimpiadas Multidisciplinarias Cidreñas. En la actualidad es parte del comité de planificación para la celebración de las Olimpiadas Cidreñas en septiembre de 2020.
La Escuela Miguel Meléndez Muñoz lo escogió en el año 2017 como símbolo para su actividad de Relevo por la Vida en Cayey.
Rosado Hernández es miembro activo de la Logia Masónica Fénix #20 de Cayey desde el 2004. Fue seleccionado como Venerable Maestro de la Logia en el 2009. Pertenece también al Capitulo Fe #8 de la Orden de la Estrella de Oriente dirigiendo el Gran Capitulo de Puerto Rico durante el 2013-2014 junto a su esposa con la encomienda de la celebración del centenario de esta Institución masónica. En este año recibieron de parte del Municipio de Cayey la declaración de ciudadanos distinguidos.
Rosado Hernández es conocido por su apoyo a obras filantrópicas. Está muy activo con el grupo misionero Misión Vida quienes llevan servicios médicos a diferentes países, misionando en República Dominicana, Bolivia, Honduras y este año el grupo tiene una misión programada a Guatemala. La familia Rosado Colón ha estado activa también en la Comisión Pastoral Familiar en Cayey.
“Ser padre es un privilegio. Estoy muy orgulloso de mis hijos y me siento bendecido por tener junto a mi lado a una gran esposa. La vida tiene sus momentos, lo importante es creer en Dios, amar intensamente a tu familia, ser buen hijo y hermano, ser un amigo fiel, ayudar a tu prójimo y estar convencido que al final todo estará bien”.