Un líder no pretende enamorar, no es un actor que necesite la admiración y el aplauso de su público, tampoco es un político que quiera captar votos; la oratoria y los discursos pueden quedarse para los demás. Hay algo más profundo en la forma de hablar que diferencia a los líderes del resto. ¿Cuáles son sus estrategias?
Hablar no es lo mismo que saber comunicar. La comunicación corporativa se ha convertido en un pilar fundamental en las empresas para transmitir los valores y la imagen de la compañía. Muchas batallas personales, empresariales, políticas y sociales se ganan gracias a una comunicación efectiva. La forma de hablar es parte destacada de nuestra imagen. Y la imagen, tanto personal como corporativa, se relaciona directamente con la obtención de resultados.
Un verdadero líder busca que su equipo se involucre, que se sienta motivado y unido en la consecución de un logro común, y para ello debe aprender a hablar según un criterio eficaz de liderazgo.
El líder escucha más que habla. Y lo hace de forma activa, es decir, entiende las palabras del otro, conecta con él, le da importancia, es respetuoso, comprende y transmite emociones… Solo quien ha aprendido a escuchar activamente puede hablar alineado con su interlocutor y no enfrente de él.
El líder no impone, convence. No interrumpe a los demás, aunque sabe cortar a tiempo una conversación improcedente; es neutro, justo e imparcial; está abierto a considerar otras opiniones y a admitir sus errores; pide participación; es siempre honesto, empático y, normalmente, suele ser el último en intervenir.
El líder estudia. Existen algunas directrices sencillas que nos permiten comunicar mejor, como dar mensajes positivos en lugar de negativos, evitar los peros, no excederse con los adjetivos, eliminar muletillas, suprimir los lugares comunes, erradicar las repeticiones… Se puede y se debe aprender a hablar correctamente. Y lo mismo en cuanto a expresión corporal: no afirmemos con la palabra lo que desmentimos con el gesto.
El líder practica. Hay personas que tienen dotes naturales, que podrían ser locutores de radio, presentadores de la tele y modelos de pasarela, pero, desengañémonos, no abundan. El resto necesitan practicar técnicas de conversación y de lenguaje corporal. No hay nada malo en ensayar una reunión o una presentación para cambiar estrategias, optimizar medios y buscar nuevos resultados. Al contrario, resulta necesario. Solos ante el espejo o con el espectador más crítico, con grabaciones de audio y vídeo, en cursos, etc. será posible comunicar mejor con la palabra y el gesto y corregir nuestros errores.
El líder tiene un plan. «Se escucha a sí mismo, no ha dicho nada, es distante, no me he enterado…». ¡Cuántas veces hemos oído este tipo de comentarios! Para comunicar bien hay que tener un guion, ser breve y hablar claro. Y también, por supuesto, transmitir las emociones del modo adecuado, porque, como decía Miguel de Cervantes, «lo que se sabe sentir se sabe decir».
@EstrellaFloresC