Todos los días nos sentimos entusiasmados de que muchas escuelas están adquiriendo pizarras electrónicas, computadoras y tabletas con sus libros digitales. El pensamiento de todos en general es que este acto de adquisición de equipo, internet y edificios bonitos mágicamente va a aumentar el aprovechamiento académico de todos los estudiantes.
Este pensamiento está totalmente equivocado y lejos de la verdadera tragedia educativa que todavía tenemos en la isla. Para que los estudiantes puedan tomar ventaja de la tecnología en sus estudios, hace falta un liderato escolar que también de clases todos los días, que use y promueva la tecnología, hacen falta unos maestros capacitados y convencidos de la efectividad de la tecnología en la educación junto a unos padres comprometidos y responsables por la educación de sus hijos.
El tratar de encajar la tecnología en un currículo y modelo de proveer instrucción que es arcaico, lleno de trabajos que no se relacionan unos con otros, y que no son relevantes culturalmente es una perdida de tiempo y dinero.
Cada estudiante de escuela pública de Puerto Rico recibe aproximadamente ocho (8) mil dólares para su educación durante el año. De este dinero, más de la mitad se va en administración. Este dinero hay que asignarlo todo al salón de clases.
Vemos como poco a poco la secretaria de educación Julia Kelleher está prendiendo la luz a todas las cuentas obscuras y a los contratos con hilo político que por décadas se asignan automáticamente. La secretaria sigue reduciendo la grasa administrativa que en nada ayuda al salón de clases. Sentimos una simpatía por ella debido a que es un ejercicio muy difícil el de limpiar la casa y organizar las cuentas en un sistema educativo tan gigante.
La tecnología es una parte sumamente importante pero la educación y el conocimiento de las destrezas básicas tiene prioridad sobre cualquier gasto en equipo y materiales. Si el maestro no sabe enseñar y solo se sienta en su escritorio, este acto no motiva al estudiante. Si el maestro falta muchas veces, si no es relevante en sus lecciones, si culpa a los padres por el fracaso de los estudiantes, entonces sabemos que no hay tecnología que arregle la situación.
Se recomienda que el modelo usado actualmente sea cambiado a uno donde se producen proyectos relevantes en clase, donde el material sea relevante a la cultura y ambiente del estudiante. También que el estudiante por lo menos tenga acceso al internet de forma efectiva para buscar información relevante y para hacer investigaciones científicas.
El tener libros nuevos tampoco significa que van a mágicamente adquirir conocimiento.
El modelo educativo ya cambió en el resto del mundo a uno donde el estudiante es el centro, donde no hay pupitres, donde hay mesas de trabajo, donde se descubren y se desarrollan las cualidades del estudiante, donde el estudiante llega para resolver problemas y para formular soluciones viables a su entorno junto a sus maestros.
Solo así tendremos un cambio efectivo y costo eficiente en la educación.