Es difícil imaginar que detrás de esta gran pareja existe la historia de dos esforzadas personas. Una mujer cantante, compositora, actriz y una “madre súper auténtica y dedicada a su familia”, como la describiera su hija Nicole.
Una de las artistas más sobresalientes, quien se mantiene a la vanguardia del pentagrama musical y para quien su arte es un “asunto serio” y un hombre que, a pesar de ser ambos artistas, ha sabido responderle con la misma intensidad.
Ella es Lissette y él Willy Chirino, creador del ritmo llamado el ‘sonido de Miami”, donde se combina la música americana con las influencias del rock, el jazz, la música brasileña y la latina.
Los Chirinos es uno de los matrimonios más queridos de la farándula, con seis hijos, que son su mayor orgullo, cinco mujeres y un varón. Pero como “el que lo hereda no lo hurta”, -como dice el dicho-todos tienen alma de artistas. Son una verdadera familia musical, cuyo objetivo es mantener la unidad y vigente el amor en todo el sentido de la palabra.
Lissette ha tenido un enorme prestigio en el medio musical que la ha avalado como una de las presencias escénicas más connotadas y una de las figuras más representativas de la canción Latinoamericana. Willy, es uno de los artistas que ha lucido su arte en los mejores escenarios internacionales, por lo que su trayectoria musical es reconocida mundialmente.
Ella define al matrimonio como la institución más sagrada de la vida, mientras que él, como lo máximo. Ambos sostienen estar en un eterno aprendizaje, sobre todo cuando de hijos se trata, ya que ahora son ellos los que enseñan sus cosas.
Para evitar la monotonía hacen cosas diferentes. Salen a comer, se van de viajes y se regalan ‘cositas’, porque dicen que el amor está compuesto por los pequeños detalles. Se sienten tan enamorados al igual que el primer día. Y todo se lo debe al buen sentido del humor, a la química que ambos tienen y a que dos suman uno. En entrevista esta afamada pareja nos confesó cuanto se aman.
Para Lissette la comunicación entre padres e hijas es muy importante por lo que agradece a su mamá haberla enseñado a ser persona correcta. Enseñanza que Lissette ha trasmitido a sus hijos.
“Mis padres siempre nos han dado mucho amor, son grandes seres humanos, muy espirituales, dispuestos siempre apoyar al próximo. Nunca hemos sentido la falta de cariño ni de comprensión, indica Alana, una de sus hijas. “Y eso…que nuestra familia no es muy común que digamos, (se ríe) continua. “De chiquita cuando nos íbamos para el colegio, ellos llegaban del estudio o de alguna presentación, cansados. Sin embargo, siempre tenían el tiempo y el cariño para compartir con nosotros mientras desayunábamos. Ya al despedirnos, entonces se disponían a descansar, recuerda sobre sus progenitores. Aunque…mi mamá es más estricta cuando lo cree necesario, pero las conversaciones con ella, las disfruto mucho”.
Para Nicole, otras de sus hijas, sus padres merecen un once. “Nos enseñaron la honestidad y a decir siempre lo que se piensa. Mis recuerdos junto a ellos son todos hermosos”, recalca Nicole.
Ya que sus hijas hablaron del amor que les profesan a sus padres, Lissette conversó junto con Willie sobre su base familiar.
Lissette
-¿Qué detalles destacarías de Willy?
-Willy es como un ‘bebé grande’, esa inocente frescura que transmite es como si fuera un niño grande. Esa mirada de qué pasará es algo que me gusta mucho. Además nos complementamos muy bien como dupla.
-¿Qué es lo que más te preocupa del matrimonio?
-Nada, a pesar que hemos estado separados por cuestiones de carrera, hemos podido permanecer juntos como pareja.
-¿Qué es lo que más respeta en una relación?
-Básicamente el amor, es el factor más fuerte, pero sin olvidar la admiración y respeto del uno por el otro.
-¿Cuál es tu mayor pecado?
-¡Uf! Willy y yo hemos tenido ¡peleas grandísimas!, pero como somos personas con criterio formado, cada discusión nos sirve para crecer en pareja.
-¿Cuál es tú mejor cualidad?
-Soy muy buena amiga y fiel con la gente que quiero y respeto. No me gusta la doble cara, porque cuando yo me entrego, lo hago por completo.
-¿Qué se necesita para ser tu amiga?
-Nada, en realidad nada. Quizás la proximidad, ser sincera y limpia de alma, ya que es lo primero que se percibe cuando uno entabla una amistad.
-¿Cómo eres como madre?
-Yo soy muy apegada a mis hijos y trato de estar envuelta en casi todo y cuando no lo estoy es porque ellos no quieren que yo me meta. Afortunadamente todos están grandes. Siempre les he tratado de dar lo que yo no tuve.
-¿Qué consejo le darías a otras parejas?
-Decir siempre lo que uno siente. Conversar las cosas buenas y feas es lo mejor. La idea es descargar las malas energías y cargarse de cosas buenas. Pero, lo más importante es la comunicación. Un claro ejemplo es la que tenemos Willy y yo.
-¿Qué es lo que te da placer?
-La música, la meditación y el yoga. Además, hacer música y componer. Me siento muy contenta cuando hago eso.
-¿Cómo te definirías?
-¡Qué difícil!… Puedo decir que soy una persona que ama mucho la vida y lo que hace. Trato de ponerle amor a todo lo que realizo.
-¿Cómo definirías a Willy, el padre?
-Muy bueno, considerado, cariñoso; yo no he conocido un padre más obsesionado con su hijos, tiene defectos como todos; pero para mí es ¡el mejor!
Willy
-¿Qué detalle destacarías de Lissette?
-Ella es una persona sumamente romántica. Siempre está preocupada de todo, del más mínimo detalle, y eso me encanta de mi mujer.
-¿Cuál es tu arma secreta?
-Para mantenerme enamorado, mi arma secreta son las cosas que tenemos en común. Por ejemplo, los dos somos noctámbulos, nos gusta mucho cenar en lugares específicos. Compartimos muchas cosas parecidas.
-¿Quién tiene la última palabra?
-A veces yo, otras ella. Todo depende. A nivel personal, soy una persona que respeta los criterios ajenos, pero no me gusta aquellas mujeres que le dicen sí en todo a sus maridos, valoro la independencia y la opinión personal.
-¿Cómo eres como papá?
-Creo que bueno. Soy extremadamente cariñoso, incluso un poco empalagoso, a veces los aturdo de tanto amor que les entrego, tanto a mis hijo como a Lissette. Soy un preocupón, recalca. Mi familia es el motor de mi vida.