Se supone que los vegetarianos son más sanos que los carnívoros, pero un nuevo estudio pone esa suposición en duda. Encontró que las personas que comen carne no tuvieron un riesgo significativamente más alto de enfermedad cardiaca a lo largo de 10 años, en comparación con los que favorecían dietas libres de carne.
«No diría que una dieta vegetariana es inútil para la prevención del riesgo cardiovascular», apuntó el líder del estudio, el Dr. Hyunseok Kim.
Pero los beneficios cardiacos a nivel de la población podrían ser menores de lo que algunos creen, planteó Kim, residente de medicina interna de la Facultad de Medicina de Nueva Jersey de la Universidad de Rutgers, en Newark.
Los hallazgos del estudio extrañaron a una nutricionista que dijo que investigaciones anteriores han indicado que una dieta vegetariana es buena para el corazón.
El estudio utilizó datos de una encuesta nacional de EE. UU. para comparar a los adultos vegetarianos con miles de personas que comían carne. Aunque los vegetarianos eran más delgados, su riesgo cardiaco general en realidad no fue distinto, según el estudio.
«Los seguidores de una dieta vegetariana sí tenían un riesgo más bajo de obesidad, hipertensión y síndrome metabólico», todos factores de enfermedad cardiaca, dijo Kim. Pero eso podría deberse en parte a que los vegetarianos son con frecuencia más jóvenes y de sexo femenino, de forma que ya tienen un riesgo más bajo de enfermedad cardiaca, según el estudio.
Kim y sus colaboradores de la Rutgers usaron la Encuesta nacional de examen de salud y nutrición de 2007 a 2010. La encuesta incluyó a casi 12,000 adultos a partir de los 20 años de edad. De ellos, 263 (un 2.3 por ciento) seguían una dieta vegetariana.
Los investigadores examinaron las tasas de obesidad, la circunferencia promedio de la cintura, la hipertensión y el síndrome metabólico (un grupo de afecciones que incluyen unos niveles altos de colesterol y glucosa), que aumentan el riesgo de enfermedad cardiaca.
También evaluaron el estimado de riesgo de enfermedad cardiovascular de Framingham, que incluye la edad, el sexo, los niveles de colesterol, la presión arterial y el estatus de tabaquismo para predecir las probabilidades de desarrollar una enfermedad cardiovascular en la próxima década.
Cuando los investigadores calcularon el riesgo de Framingham de los participantes, los vegetarianos tenían un riesgo del 2.7 por ciento, mientras que los no vegetarianos tenían un riesgo del 4.5 por ciento. La diferencia entre los grupos no fue estadísticamente significativa, dijo Kim.
Los hallazgos sorprendieron a una experta en nutrición.
«Sin duda tendremos en cuenta este estudio a medida que busquemos más datos sobre los beneficios de salud de las dietas vegetarianas, pero este estudio contradice las evidencias provistas en las Directrices dietéticas para los estadounidenses de 2015 y en un artículo de posición de la Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics)», comentó Connie Diekman, directora de nutrición universitaria de la Universidad de Washington, en St. Louis.
Según esas directrices, «consumir más frutas y verduras se conecta con un riesgo más bajo de enfermedad cardiovascular», dijo Diekman. Anotó que se piensa que comer más granos integrales también reduce el riesgo.
«La posición de la academia señala que una dieta vegetariana se asocia con un riesgo más bajo de muerte por enfermedad cardiaca isquémica», añadió Diekman, que no participó en el estudio.
Dijo que anima a las personas adoptar una dieta que «se parezca más a un plan de alimentación vegetariana».
El estudio es de sección cruzada, como una instantánea de un momento dado, dijo Kim, de forma que eso es una limitación inherente. Otra es que las personas reportaron su propia dieta.
Se necesitan estudios que sigan a la gente a lo largo del tiempo para evaluar mejor los beneficios de las dietas vegetarianas, agregó Kim.
Kim presentó los hallazgos el lunes en la reunión del Colegio Americano de Gastroenterología (American College of Gastroenterology), en Las Vegas. Las investigaciones presentadas en reuniones médicas se consideran preliminares hasta que se publiquen en una revista revisada por profesionales. El estudio no recibió financiación externa ni de la industria.
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