Hay una gran variedad de motivos por los cuales la gente decide dejar de consumir o restringir la proteína animal. Hay quienes lo hacen por salud, otros no toleran el sufrimiento animal y otros simplemente prefieren alimentarse a base de verduras, granos, legumbres o frutas. Sea cual sea la razón, es importante analizarlo bien porque estamos hablando de un cambio bastante radical en la vida.
Como prefiero una dieta balanceada con muchos vegetales, frutas, nueces y cantidades moderadas de proteína animal, recopilé todas las recetas que me han dado resultado en mi Programa Transformador #Los40sonlosnuevos20; pero respeto y admiro la fortaleza y la disciplina de las personas que deciden adoptar este estilo de vida.
Primero veamos qué opciones hay, dividiéndolas en cuatro categorías principales (dentro de ellas hay muchísimas variantes):
- Los veganos son los más estrictos, ya que evitan cualquier producto derivado de los animales como los huevos y lácteos.
- Los ovolactovegetarianos son vegetarianos que sí consumen huevos y lácteos. También consumen algunos alimentos refinados como el azúcar y las harinas.
- Los semivegetarianos son más flexibles, puesto que no eliminan por completo el consumo de carnes animales, pero sí la restringen de forma importante.
- Los pescetarianos eliminan todas las carnes animales de su dieta, menos el pescado.
Supongamos que estás considerando dar ese gran paso. Eso me parece buenísimo, pero quiero que consideres los siguientes aspectos para que el cambio te beneficie en la mayor medida posible:
- Eliminar la proteína animal no significa eliminar todo tipo de proteína de tu dieta. Es decir, ahora debes encontrarla en las fuentes vegetales. Debido al hecho de que éstas tienen menos valor biológico y aminoácidos limitados, entonces debes consumir más para obtener lo mismo que de cantidades menores de proteína animal. Las mejores fuentes de proteína vegetal son la soja y el tofu, los champiñones, los frutos secos y las legumbres y los guisantes.
- Hay que revisar constantemente tus niveles de hierro. El hierro de las proteínas animales es el “hemo” y el cuerpo lo asimila mejor que el hierro “no hemo”, que es el de origen vegetal. Una deficiencia de hierro puede conducir a la anemia, por lo que es fundamental que mantengas vigilados tus niveles y que consumas altas cantidades de vegetales ricos en hierro y vitamina C (que ayuda a fijar el hierro).
- Por último, puede ser necesario tomar algunos suplementos de vitaminas y minerales simplemente para compensar lo que no estás obteniendo de los alimentos. Las principales en este caso son la vitamina B12, el calcio y la vitamina D. Recuerda que las decisiones siempre debes consultarlas con tu médico personal.