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Pilares del liderazgo en la mujer

Business People Having Board Meeting In Modern Office

Acaba de publicarse el informe sobre «Las mujeres en los consejos de las empresas cotizadas», y los resultados son desalentadores para España, que se aleja de la media europea y de ese objetivo para 2020, en el que se pretende al menos un 30% de representación femenina.

Hay un 23,7% de consejeras en empresas cotizadas españolas frente a un 26,7% en Europa. Seguimos viendo que los consejos de administración están compuestos por hombres. Y esto en un país donde el 58% de los graduados universitarios son mujeres.

En América Latina, el 57% de las empresas en general tienen menos del 30% de mujeres con cargos directivos, en comparación con el 74% de empresas en el mundo.

Si todos estamos de acuerdo, incluida la ciencia, en que las mujeres no son menos inteligentes que los hombres, entonces todos somos responsables de tal desigualdad. No basta con hacer alardes el 8 de marzo, ese Día Internacional de la Mujer en el que reivindicamos una sociedad en pie de igualdad con el hombre.

Cada día, en el hogar, en la calle, en la empresa, las mujeres debemos defender nuestro lugar y reivindicar nuestros derechos, pero no únicamente por ser mujer, sino por nuestra preparación. La mujer líder se caracteriza por su:

  1. Empatía. Los enfoques agresivos en el liderazgo son contraproducentes a medio y largo plazo. El trabajo colaborativo eficaz está impregnado de empatía. Las líderes que establecen relaciones empáticas con sus colaboradores despiertan en ellos el respeto y consiguen su apoyo. La empatía, la capacidad para experimentar la realidad subjetiva del otro y ponernos en su lugar, es una condición necesaria para liderar con éxito.

 

  1. Apoyo a otras mujeres. Las mujeres siguen dedicando el doble de horas que los hombres a realizar trabajos no remunerados, como cuidar de los hijos o hacer tareas domésticas. Las líderes empresariales deben facilitar la flexibilidad horaria, pero no solo a las mujeres, sino también a los hombres, y sobre todo, no competir entre nosotras mismas.

 

  1. Disponibilidad para el cambio. Los cambios permiten adaptarse a las nuevas circunstancias y mejorar la competitividad en las empresas. Las mujeres que saben escuchar y dialogar deben incluir la cultura del cambio en sus empresas.

 

  1. Control de las emociones. Aprender a gestionar nuestras emociones nos permite conocernos mejor, relacionarnos con los demás de manera asertiva, autorregularnos y alcanzar nuestros objetivos. Es una educación esencial para el liderazgo femenino.

 

  1. Ambición. La carrera de las mujeres suele estar llena de obstáculos. Solo con confianza en nosotras mismas, el apoyo entre nosotras, la determinación, constancia y pasión lograremos superar las adversidades y levantarnos después de cada caída. «La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen».

 

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