La educación verdadera y efectiva surge como una interacción un estudiante y su maestro. Ahora mismo, por las distracciones del sistema educativo y sus actividades internas y externas no relacionadas con el aprendizaje, los estudiantes son abandonados a su suerte en el proceso educativo.
Encima de esas condiciones que interfieren con la educación de los estudiantes de escuela pública se encuentran los sistemas administrativos y los currículos limitados basados en las lagunas y no en las destrezas y habilidades que tienen sus estudiantes en el salón de clases.
Cada día que pasa las distracciones y la perdida de tiempo para adquirir el conocimiento y el desarrollo del pensamiento critico se sacrifica debido a las ausencias de los maestros y el papeleo requerido por el sistema que le quita tiempo al maestro.
Hay que romper el molde y revolucionar la educación de Puerto Rico con el fin de ayudar a los niños que se le roba la oportunidad de tener una educación de calidad y una vida con oportunidades reales de empleo.
Los sistemas universitario de preparación de maestros deben ser eliminados como parte de la revolución y para evitar que se preparen maestros del siglo 21 con destrezas del siglo 19. La ley que exige el pasar unos exámenes de diferentes materias tampoco nos ofrece la garantía de un maestro eficiente para nuestros niños.
Hay que hacer un sistema nuevo que integre ambos sistemas con el objetivo de educar a los niños de Puerto Rico con los mejores maestros y sistemas nuevos que desarrollen la creatividad y el pensamiento crítico del estudiante. Esto sin exámenes que tomen tiempo preciado de aprendizaje y con un sistema que promueva el desarrollo de proyectos en la escuela.
La economía mundial de hoy nos exige que la educación desarrolle los talentos, la creatividad y la innovación de nuestros niños. Hay que personalizar la educación. No puede ser un sistema mecánico al que todos deben moldearse. Hay que revolucionar el sistema ahora para salvar la isla de un destino sin desarrollo ni futuro.