La creencia de todos en Puerto Rico sobre el propósito de la educación ha cambiado totalmente. Todos creíamos que asistir a la escuela hasta completar la escuela superior para luego ir a la Universidad y graduarnos de una profesión nos destinaba a un trabajo seguro al final de la jornada educativa.
Las posibilidades de que esto ocurra son bien remotas e imposibles. Muchos universitarios se gradúan para ir a trabajar a un trabajo de $7.50 la hora sin beneficios si es que está disponible. Otros deciden irse a los Estados Unidos de Norte América buscando mejores oportunidades de empleo. Luego se dan cuenta que el Inglés que aprendieron en Puerto Rico no les sirvió de mucho y terminan en un trabajo bastante parecido al que se lo ofrece en Puerto Rico.
La nueva revolución educativa mundial ha cambiado la necesidad del modelo educativo y los trabajos que regularmente existían en el pasado pero que ahora ya no están disponibles en la isla. La mayoría de las fábricas e industrias de textiles y electrónica se marcharon para siempre. Por otro lado, muchos de los trabajos han sido sustituidos por máquinas, computadoras y sistemas industriales.
La cantidad de estudiante graduándose de la escuela superior es mucha pero la calidad de estos grados son altamente cuestionables. Ya los jóvenes no leen porque no saben leer. Muchos se gradúan sin saber escribir español ni el Inglés. Otros no saben hablar de forma correcta y los análisis críticos brillan por su ausencia. Esto es resultado del sistema inservible de educación pública que por décadas sigue graduando estudiantes sin tener las destrezas verdaderas. Todos son cómplices del daño que le hacen al joven puertorriqueño.
Siempre podremos encontrar a los estudiantes sobresalientes de la isla que aun con un sistema público mediocre de educación, seguían estudiando y aprendiendo en sus casas junto a sus padres con todo el apoyo familiar.
Todas las estadísticas apuntan que los niños de Puerto Rico, luego que entran a la escuela pública, dejan de aprender. O sea, los niños llegan a un sistema educativo rígido basado en materias y contenido que no es relevante al estudiante, que el maestro no quiere enseñar, y los directores no pueden entender porque todo viene de la administración central baso en la política interna del departamento.
Lo peor de todo es que el tiempo pasa y Puerto Rico tiene una población que no está educada del todo. Esto queda demostrado cuando un reguetonero que grita malas palabras, denigrando a la mujer diciendo todo lo que le mete o le saca, con cientos de tatuajes hasta en el fondillo, con el trasfondo de tambores electrónicos y nombre de conejo llena tres de las funciones del Coliseo de Puerto Rico en un par de horas.
La revolución educativa necesaria en Puerto Rico debe ser la que elimina todo gasto administrativo repetitivo, todos los sueldos de un cuarto de millón y sueldos de seis figuras a los superintendentes ó sub secretarios.
La administración del Departamento de Educación de Puerto Rico debe ser subcontratada por algún estado de la nación para que la misma sea pequeña, efectiva y computadorizada.
Todo el dinero de educación (3.5 billones) debe ser asignado para que los niños aprendan las bellas artes, jueguen mas de lo que están sentados en los grados primarios y desarrollen su creatividad. Se debe fomentar la creatividad y la innovación en todos los grados. Las materias no deben estar divididas como entes separados. El currículo integrado debe ser basado a la realidad mundial y en la solución de problemas climáticos, planificación rural, economía, alimentación y sobre población. Cada escuela debe ser parte de la comunidad la cual es asignada a los padres y a su región comunitaria. Un edificio escolar no debe verse como la parte más importante. Los estudiantes y la comunidad escolar debe ser lo más importante de todo.
Todos los contratos, por décadas han sido asignados a compañías que cobran a sobre precio por sus servicios debido a que el conejo esta velando la lechuga. No se encuentran los datos debido a que todos los contratos están en papel y nada está interconectado.
El dinero asignado para la educación pública debe ir al maestro bien preparado que tenga la motivación de servir al país desarrollando un ciudadano responsable, respetuoso y con deseo de superarse.
No se le deben comprar millones de dólares en computadoras a las escuelas si no tienen internet donde pegarse y si no tienen maestros suficientes para enseñar de forma efectiva. Tampoco hay que enseñar basado en un solo libro. Se deben usar libros electrónicos, métodos alternos basados en excursiones e invitados y los recursos que existen en el internet.
En conclusión, el 95% del dinero debe ir a los maestros y al maestro ejemplar lo cual es el director. El propósito de la educación pública es para que el niño aprenda y no de producir papeleo administrativo y dar exámenes estandarizados. El costo de administración del Departamento de Educación debe ser reducido a un 5%.
Esta sería una verdadera revolución que haría la diferencia positiva para todos aunque escuchen Reguetón.