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La Muerte de la Universidad de Puerto Rico

Por décadas la Universidad de Puerto Rico se negó a cambiar y a digitalizar sus sistemas, sus cursos, sus procesos y sus equipos de laboratorio.  La universidad se negó a tener mentes intelectuales que pensaran diferente y que trajeran prestigio al campus. Se empeñó en seguir usando papel para todos sus procesos administrativos y académicos. Se negó a venderse como una institución valiosa para la economía del pueblo para dedicarse a graduar estudiantes en especialidades que ya no tienen demanda de empleo. Se negó a ofrecer cursos en línea en todos sus departamentos y a convalidar todos los cursos entre sus once recintos.

Lo que sucede es que si no cambias y te digitalizas, tus competidores la van a hacer y se van a llevar tus clientes.  Ya no se puede vivir del prestigio histórico de hace cincuenta años donde la única alternativa era la Universidad de Puerto Rico y tal vez un colegio técnico privado.

El mundo ya cambió y a su vez las universidades también cambiaron. La digitalización mundial de todos los sistemas que nos sirven para llevar a cabo una economía capitalista ya cambiaron pero la Universidad de Puerto Rico se quedó en la cola.  No podemos culpar a nadie por estar en el sótano tecnológico.  Solo estamos pagando el precio por no haber hecho los cambios requeridos de forma paulatina para seguir creciendo al paso de otros países del mundo, integrando la tecnología y la fibra óptica en nuestros sistemas. Lo único que ha crecido en la Universidad de Puerto Rico ha sido la administración universitaria local y central donde se gastan millones de dólares de forma innecesaria. Les recuerdo que antes eran dos recintos y el resto eran colegios regionales con una administración pequeña y eficiente.  Tan pronto las hicieron recintos, comenzó el gastadero en rectorías y sistemas centrales millonarios que no busca dinero alguno para el sistema.

El ciudadano promedio está pegado a Facebook en el último modelo de celular, compra el último modelo del carro, gastar todo el poco ingreso y usa las tarjetas de crédito al máximo para ahora estar penando.  Este comportamiento cultural boricua donde se vive un sueño que nada va a cambiar, se convertirá en una pesadilla donde se verán carros reposeídos, más suicidios, robos, mas peleas matrimoniales por falta de fondos y otras controversias creadas por el despertar del sueño que nunca fue real.

Tenemos que darnos cuenta que todo ha cambiado debido a la tecnología y la internet. Primero, fue la industria de la música donde las casas disqueras creían que nadie les iba a quitar el negocio. Pero vino Apple y le dio la estocada digital con iTunes.  iTunes puso toda la música digitalmente y la gente se movió a lo mas moderno, rápido y flexible para comprar música. Luego fueron los periódicos de papel que ahora están de forma digital ampliando sus clientes y alcance de lectores por millones.  La televisión y las películas también están digitalizando sus productos y poniéndolos por Netflix a un precio mucho más barato que las casa que rentaban video cassettes.

La oferta y demanda de la Universidad de Puerto Rico está en peligro de extinción debido a su sistema anticuado y lento de tomar decisiones. Los que están a cargo ahora mismo, sienten que nadie les puede preguntar ni pedir cuentas por los gastos y por las actividades que se llevan a cabo en la universidad del estado. No podemos confundir autonomía con arena movediza.

Las universidades con éxito son dinámicas, buscan millones de fondos externos y de sus ex alumnos, producen una infinidad de ideas nuevas y sistemas nuevos de eficiencia, colaboran con otras universidades, diseñan productos nuevos o mejoran los productos existentes.  Están en constante cambio y eliminación de cursos para estar a tono con la economía mundial.  Abren oficinas regionales de sus campus alrededor del mundo provocando cambio social y a su vez haciendo una labor de promoción para la universidad. Atraen a sus estudiantes ofreciéndoles un currículo a la vanguardia y a tono con el futuro donde el mundo envía sus estudiantes a invertir su dinero.

Todo el que trabaja en la Universidad de Puerto Rico no debe olvidar que todo empleado universitario le sirve al pueblo y no está para servirse ni para controlar toda la operación junto a un grupo que condona el estancamiento intelectual.

La muerte de la Universidad de Puerto Rico como la conocemos está muy cerca.  De no completar y someter un plan de ahorro de $300 millones a la Junta de Control Fiscal entonces tendremos que ir al funeral de la UPR.

Que descanse en paz, amen.

 

 

 

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