Por lo general, cuando tenemos un montón de cosas que hacer (o sea, casi siempre) terminamos sacrificando horas y calidad de sueño. Nos vamos a dormir tarde y nos levantamos muy temprano, creyendo que quizás podremos “recuperar” ese sueño perdido algún fin de semana. O peor aún, tantas preocupaciones nos mantienen insomnes durante la mayor parte de la noche, mirando el reloj, dando vueltas en la cama y estresándonos con cada hora que pasa.
Estos hábitos irregulares de sueño son más nocivos para la salud física y mental de lo que se podría pensar. La comunidad científica ha determinado que dormir poco o mal tiene los siguientes efectos: reducción de la capacidad de concentración y productividad, mal humor e irritabilidad, fatiga y falta de energía, problemas gástricos, obesidad y diabetes, mayor riesgo de sufrir un accidente al volante, entre otros.
Hay tres elementos que tenemos que considerar con respecto al sueño, de acuerdo con los médicos:
- La duración: Lo ideal es dormir entre seis y ocho horas por noche.
- La continuidad: Debe ser un sueño sin interrupciones.
- La profundidad: Se debe alcanzar la etapa V del sueño (MOR: movimiento ocular rápido) para que sea reparador.
Entonces, ¿qué podemos hacer para tener un sueño de calidad y despertarnos contentos y llenos de energía para afrontar el día a día?
Mantén un horario regular para acostarte y levantarte: ¡Incluyendo los fines de semana!
El ambiente debe ser lo más oscuro posible: Si en tu habitación hay sitios por donde entra la luz y las persianas no son suficientes para bloquearla, puedes usar un antifaz. También es importante que la temperatura sea agradable, sin mucho frío ni calor.
No tomes líquidos dos horas antes de dormir: Es bueno hidratarse durante el día, pero evita los líquidos cuando se acerque la hora de dormir y ve al baño justo antes de acostarte, para que no tengas que levantarte durante la noche para orinar.
Evita el alcohol, la cafeína y comer tarde en la noche: Es evidente que tenemos que evitar el café en las noches, pero además hay que hacerlo con muchas otras bebidas que también tienen cafeína, como los refrescos, las bebidas energéticas, etc. Una copita de vino está bien, pero sin abusar. Y por supuesto, es buena idea evitar en las noches grandes comilonas o alimentos que caen pesados.
Apaga todos los aparatos electrónicos y termina de trabajar por lo menos dos horas antes de dormir: Es importante que esas dos horas las dediques a relajarte y encontrar cosas que propicien el sueño. Puedes darte un baño caliente, tomar una taza de leche tibia, hacer ejercicios de relajación y respiración, meditación o visualización, ejercicios suaves como un paseo, o cualquier cosa que ponga tu cuerpo en el estado de relajación óptimo para dormir bien.
Haz el compromiso de prestar más atención a tu sueño y los cambios necesarios para dormir mejor y darle un buen descanso a tu cuerpo y mente.
@PosadaLifeCoach