Un pueblo de Nueva York estremecido por la violencia pandillera reflejó nítidamente las divisiones que genera en Estados Unidos el áspero discurso contra la inmigración indocumentada del presidente Donald Trump, que visitó el lugar este viernes.
Al presentarse ante funcionarios policiales en Brentwood, una localidad de Long Island que ha sufrido brutales asesinatos de jóvenes a manos de la pandilla callejera MS-13, Trump vinculó directamente esa criminalidad con la inmigración irregular latinoamericana.
«La administración anterior tuvo una política de puertas abiertas con los inmigrantes ilegales de Centroamérica. ‘Bienvenidos. Pasen por favor’. Como resultado la MS-13 se metió en el país, recorrió y destruyó tanto», dijo Trump.
El fracaso en hacer cumplir nuestras leyes de inmigración tuvo resultados predecibles: drogas, pandillas y violencia«, afirmó. «Pero todo eso está cambiando ahora».
Los aplausos que Trump recogió de su audiencia en un anfiteatro cerrado repleto de agentes de policía contrastaron con lo que ocurría afuera, con manifestantes a favor y en contra de su visita intercambiando gritos e insultos.
Mientras muchos vecinos temen a la MS-13 o Mara Salvatrucha, otros desconfían que las palabras de Trump puedan ser ser usadas para criminalizar a los inmigrantes en general.
«Él solamente viene a hablar y no hace nada bueno para la gente de la comunidad», dijo Claudia Sánchez, una residente de Brentwood que participó de la protesta anti Trump, a BBC Mundo.
«Hicieron una carnicería»
Sánchez es hija de inmigrantes colombianos, tiene tres hijos (entre ellos un militar de las Fuerzas Armadas de EE.UU.) y dice estar preocupada por la presencia pandillera en esta comunidad de 60.000 habitantes, el 70% hispanos.