No le ha sido fácil. Brasil lleva décadas tratando de expandir sus reactores nucleares para generar energía eléctrica. Sin embargo, una y otra vez esas ambiciones han encontrado dificultades que no le permiten avanzar.
En los últimos años la crisis económica le ha jugado en contra dado que las plantas nucleares requieren inversiones multimillonarias.
Brasil tiene actualmente dos plantas en funcionamiento (Angra 1 y Angra 2) que cubren cerca del 3% de las necesidades energéticas del país.
La construcción de la tercera, Angra 3, fue suspendida en 2015 por falta de financiamiento y porque altos directivos de Eletronuclear (subsidiaria de Eletrobras y encargada del proyecto), fueron detenidos bajo cargos de corrupción.
Pero ahora que el país está saliendo de la crisis económica (con un crecimiento de 1% en 2017) el gobierno de Michel Temer le ha dado un nuevo impulso a sus ambiciones nucleares.
Hace unos días fue inaugurada la séptima torre de la Planta de Enriquecimiento de Uranio que la estatal Industrias Nucleares do Brasil (INB) tiene en el estado de Río de Janeiro, un hecho considerado como histórico por la actual administración.
«Brasil está en el rumbo de alcanzar su independencia en el dominio de la energía nuclear, lo que significará en el futuro una reducción de costos», le dijo a BBC Mundo el Ministerio de Ciencia y Tecnología, en un correo electrónico.
«Estamos consolidando la credibilidad de nuestro programa nuclear para que los futuros gobiernos entiendan la importancia de invertir en esta área». agregó.
La incógnita sobre el nuevo gobierno
El futuro de estos planes dependerá de quién asuma la presidencia en enero, tras las elecciones de octubre.
El desafío es complejo, porque la economía sigue bajo fuertes presiones, como por ejemplo, la deuda pública que ha llegado a un 84% del Producto Interno Bruto, según el Fondo Monetario Internacional.
Y para terminar la construcción de Angra 3, se requiere invertir más de US$3.000 millones.
«El gobierno quiere un socio para completar la planta«, le dice a BBC Mundo Edmar Luiz Fagundes de Almeida, académico del Instituto de Economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
«Y la definición de las tarifas es uno de los temas en los que el grupo está trabajando».
Paulo Gregoire, analista para Latinoamérica del centro de estudios geopolíticos Stratfor, le dice a BBC Mundo que el gobierno de Temer intenta que su plan de energía nuclear sea aprobado por el Congreso antes de que concluya su período el 1 de enero de 2019.
«Será difícil que consiga la aprobación antes de fin de año», dice el experto, quien coincide con que el déficit fiscal es una de las grandes trabas para el avance de las ambiciones nucleares, además de las fuerzas políticas que están en pugna.
Las voces más críticas
Además del riesgo de un accidente, los que se oponen a los planes nucleares, dicen que es una energía extremadamente costosa.
«No creo que la energía nuclear vaya a despegar en Brasil, dada la fuerte oposición pública y el extremadamente bajo costo de la energía eólica», le dice a BBC Mundo Roberto Schaeffer, profesor del Programa de Planificación Energética, de la Universidad Federal de Río de Janeiro.
«Es difícil justificar por qué la opción nuclear está siendo nuevamente considerada, en una época en que hay otras alternativas para la generación de energía», agrega.
Una posible explicación, dice el experto, es que es que existan grupos de presión con intereses particulares.
«Quieren sacar del closet ropa que está pasada de moda, que nadie más quiere usar, para tratar de darle un nuevo look«.
¿Por qué le preocupa a Washington?
El programa nuclear de Brasil se focalizará principalmente en energía, medicina y agricultura, comenta Paulo Gregoire.
Pero a pesar de estos objetivos que en principio no revisten ninguna amenaza internacional, la producción de energía nuclear no deja de inquietar a Estados Unidos.
«Washington está siempre preocupado por la posibilidad de que países desarrollen tecnología nuclear porque podría dejar la puerta abierta a la construcción de armas nucleares en el futuro», explica Gregoire.
Y EE.UU. tampoco ve con buenos ojos que tanto Rusia como China estén desarrollando proyectos de generación de energía nuclear en una región que tradicionalmente ha sido su área de influencia,
Para Gregoire, sin embargo, no hay una probabilidad de que Brasil construya armas nucleares, «al menos en el futuro cercano».
Por un lado, la constitución de ese país lo prohíbe. Pero además Brasil es uno de los firmantes del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
«Además Brasil no enfrenta ninguna amenaza seria a su seguridad en Sudamérica», agrega el analista de Stratfor.
En América Latina solo Brasil, Argentina y México tienen centrales nucleares para abastecer sus redes eléctricas.
Pero en Bolivia, la empresa estatal rusa Rosatom, está construyendo un centro de desarrollo de tecnología nuclear para aplicaciones en la medicina y la agricultura, mientras que en Argentina el Banco Comercial e Industrial de China está financiando la construcción de dos nuevos reactores.