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Equipos multiculturales: innovación, creatividad y pluralidad

El mundo es, y debe ser, global. Por tanto, la gestión de equipos multiculturales es una habilidad que todo líder debe adquirir.

Las diferencias culturales en los equipos no tienen por qué ser un problema; todo lo contrario. Cuando se gestionan bien, enriquecen, impulsan la creatividad y estimulan la productividad.

Estas son, en mi opinión, las claves para liderar equipos multiculturales:

  1. Elige bien a tu equipo. Rodéate de gente dispuesta a aprender. El deseo de aprendizaje es una característica fundamental en cualquier colaborador, pero más en este caso. La disponibilidad para aprender implica tener la mente abierta al cambio, admitir que no se tiene la verdad absoluta y eliminar prejuicios y falsas creencias.

 

  1. Infórmate. Nunca está permitido herir los sentimientos, hemos de enseñar que se adapten poco a poco a las necesidades de la empresa. Un líder no puede ser ni parecer autoritario. Conocer las reglas de comunicación de otras culturas es una muestra de tolerancia y empatía; además, supone dar ejemplo al equipo del respeto con el que deben comportarse entre sus miembros.

 

  1. Prioriza la comunicación cara a cara. Evita los malentendidos que suelen producirse por las diferencias culturales en la comunicación. Hay que esforzarse en ser claros a la hora de expresarse y priorizar el cara a cara, que deja ver las emociones y suma el lenguaje corporal. Los mensajes escritos por mail o por WhatsApp pueden inducir a errores de interpretación.

 

  1. Trabaja la confianza. Ser un líder confiable lleva su tiempo, pero un equipo multidisciplinar debe saber que siempre puede contar contigo, que haces lo que prometes, que eres creíble, que estableces reglas del juego justas, que te importa la honestidad y que estás presente cuando te necesitan.

 

  1. Cuenta con ayuda profesional. Cuando los choques culturales amenazan la estabilidad del equipo, es buena idea recurrir a profesionales externos especializados que estudien la situación y elaboren un programa a medida para minimizar los conflictos y enseñar a convivir con las diferencias. Establecer un lenguaje común sin exclusiones, neutralizar los subgrupos, favorecer la integración mediante programas de mentoring, potenciar lo que une y atenuar lo que separa permite crear el clima adecuado a la multiculturalidad. Las personas misoneístas o aferradas a su zona de confort necesitarán más ayuda profesional.

 

La diversidad es enriquecedora y tenemos que aprovecharla. Frente a las limitaciones de la uniformidad, un equipo multicultural aporta innovación, agilidad, creatividad, pluralidad de enfoques, resolución de problemas, capacidad de negociación, multiplicidad de estrategias, suma de habilidades y conocimientos… Y todo ello redunda en una mayor eficiencia.

John F. Kennedy dijo que «si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas». Yo estoy segura de que sí podemos.

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