Los Reyes Magos se han constituido en la máxima expresión de la puertorriqueñidad. La lucha por mantener su tradición es símbolo de resistencia cultural y política. La efeméride de los Reyes Magos, 6 de enero, fue abolida por los estadounidenses cuando impusieron el gobierno colonial con la Ley Fóraker en 1900. Empero, los puertorriqueños se resistieron a trabajar en la Epifanía.
La amenaza de cárcel, la posibilidad del perder el empleo y las reprimendas no pudieron erradicar la tradición. Los estadounidenses intentaron suplantar a los Reyes con Santa Claus, impusieron sus costumbres y muchas de sus tradiciones, pero el pueblo no claudicó. En un momento se temió por la festividad. En la década de los 60 del siglo pasado habían nacido tres generaciones influenciadas por la figura del simpático padre invierno vestido de rojo. Sin embargo, en la década de los 70, los Reyes Magos tuvieron un renacer, no ya como festividad religiosa sino como símbolo identitario de la puertorriqueñidad.
Hubo un furor nacional por comprar cerámicas, pinturas y tallas de Melchor Gáspar y Baltasar. La nación entera se cobijó bajo las capas de los Reyes Magos para gritarle el mundo, somos boricuas y nuestros Reyes Magos son santos. De hecho, los Tres Santos Reyes Magos son solo santos en Puerto Rico. La festividad continuó fortaleciéndose con el resurgir de las promesas, los velorios y los rosarios cantados en honor a los Magos de Oriente. La fiesta alcanza su máxima expresión en Juana Díaz, pueblo en el sur de la Isla.
En medio de esa vorágine cultural de afirmación nacional y declaración de fe se forjó el artista Edgard Acosta.
“Me fui desarrollando como artista en un momento donde la identidad puertorriqueña estaba en crisis y los Reyes Magos se levantaron como símbolo identitario. En ese momento, los puertorriqueños enviaron un mensaje claro y contundente, no importa hacia dónde vamos, lo hacemos como puertorriqueños amparados y defendidos por la tradición cristiana de los Reyes Magos”, expresa Acosta.
“Me consagré a la pintura tradicionalista. Capturo en mis lienzos la belleza patria, la genialidad del puertorriqueño y el fervor religioso que nos caracteriza. Es en la tradición y el recuerdo del ayer donde encontramos la esencia de quiénes somos y hacia dónde vamos”, asegura Acosta.
Críticos de arte señalan que Acosta juega con el impresionismo abstracto, dándole al criollismo una visión innovadora.
“Acosta ha instaurado una nueva conceptualización de lo tradicional. Capta las emociones de su experiencia y plasma su visión, sin excluir el simbolismo popular de las figuras”, indica el artista plástico dominicano, Geo Ripley, considerado el padre de la pictórica moderna en su natal República Dominicana y director de la Oficina de Patrimonio Intangible en el Ministerio de Cultura Dominicana.
“El artista puertorriqueño juega con las formas geométricas y los colores. Logra captar la atención del observador y lo integra al conjunto de su obra. Uno se pierde en la inmensidad de su concepto y palma su profundo amor patrio y veneración por lo tradicional”, añade Ripley
La pintura de Acosta evolucionó desde el impresionismo a las imágenes costumbristas y de estas hacia la consagración en su obra de la figura de los Reyes Magos.
“Valoro mi cultura y las tradiciones de mi pueblo”, dice el artista. “Recojo en mi obra el mundo tradicional, pero lo matizo con lo cotidiano y lo inspirador. Es en ese devenir que me voy identificando con los Reyes Magos”.
“Los Reyes Magos son puertorriqueños. Hemos forjado nuestra propia visión de lo que son. Un ejemplo sencillo es que mientras para el resto del mundo el rey negro es Baltasar, para nosotros lo es Melchor. Nuestros Reyes cabalgan a caballo, tocan instrumentos musicales tradicionales típicos, ofrecen frutos de nuestra tierra y sus rasgos físicos se asemejan a la mezcla étnico-cultural que dio origen a nuestra identidad”, expresa el pintor lajeño residente en Coamo.
“A mis Reyes le otorgo vida propia. Tengo una visión, pero mi creatividad sigue su propio rumbo. Cada pintura de los Reyes Magos es un mundo nuevo”, asegura el virtuoso.
La última creación de Acosta es un belén con la figura de los Reyes Magos.
“He entrelazado la artesanía con la pintura. Pinto la figura, pero construyo con mis manos la casita o belén que los cobija.
Acosta estudió arte con la artista plástica y educadora Migdalia Jusino Acosta.
“Migdalia no limitaba su creatividad a la pintura, la escultura, la serigrafía o la artesanía. Mezclaba las artes para forjar piezas artesanales como una explosión identitaria única. Guío a sus discípulos a través de diversas experiencias creativas para que cada cual encontrara su nicho creativo”.
“He incluido algunas de sus técnicas para enriquecer mi obra, pero le he dado mi propio sello creativo. Mientras Migdalia trabajó figuras con rostros definidos, yo busco el espíritu, la esencia de lo que somos y lo que esperamos ser”.
“Mis Reyes Magos son reflejo del yo interno y aspiran a la aceptación y reafirmación de quienes somos como individuos y colectivo”.
“La modernidad nos bombardea constantemente con nuevas formas. Es fácil perderse en la inmensidad de la nada, por eso es importante afirmarse en quienes somos”.
“Los Reyes Magos son esa ancla que nos afirma en la puertorriqueñidad. Nos recuerdan constantemente que somos puertorriqueños, una etnia resistente, mezcla de europeos, gurreros arahuacos y cimarrones africanos”.
“Los puertorriqueños vivimos en una fiesta constante en honor a los Reyes Magos. La tradición se inicia el 31 de octubre y concluye el 2 de febrero. Las Navidades son Reyes Magos. No importa que Santa Claus traiga regalos o que el Niño Dios sea el centro de la fiestas, para los puertorriqueños su fiesta son los Reyes”.
“Cantamos aguinaldos, pintamos, esculpimos y tallamos todo para honrar a esos seres míticos que trataron de arrebatarnos, pero nosotros decidimos defenderlos y preservarlos”.
“Mi obra honra a la puertorriqueñidad, la valía del hombre y la mujer boricua, la mezcla de pueblos que dieron nacimiento al nuestro y la resistencia cultural que no es otra cosa que nuestra afirmación identitaria”.
Edgard Acosta es maestro de artes plásticas. Educa a sus alumnos para ser creativos, pensar a través del arte y afirmar su identidad nacional.
“La tecnología nos ha llevado a una era visual. La imagen, como lo hizo en tiempos ancestrales, es la forma de comunicación que todos entendemos. Mi obra colabora en ese proceso visual para de afirmar la identidad a la vez que estimula la proyección internacional”.
“Somos y porque somos podemos aportar a otras culturas. Seamos puertorriqueños, fortalezcamos el sentido identitario, estimulemos el pensamiento crítico y henchidos de orgullo gritemos con fuerza Yo soy boricua pa’que tú lo sepas”.
¡Feliz 19 de noviembre, Día de la Puertorriqueñidad!