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ECUADOR UNA ISLA DE PAZ, ¿UN MITO?

La muerte de tres militares, el secuestro y posterior asesinato del equipo de prensa del diario capitalino El Comercio, y la reciente retención de una pareja, en la frontera norte,  provincia de Esmeraldas, por parte de un grupo narco- terrorista liderado por Walter Artízala, apodado Guacho, destapó una “olla de grillos” que  existía en este sector, zona  que colinda con el departamento de Nariño de Colombia.

Absortos frente a estos hechos, los ecuatorianos nos convencimos que la frontera norte tiene una complejidad social, económica y cultural que amerita abordarla con profundidad y no en el plano del sensacionalismo toda vez que esta “bomba de tiempo” está afectando a la población civil que es la principal víctima del conflicto.

Ante este crítico panorama, múltiples voces se han levantado para ensayar posibles soluciones, se destacan las que claman porque Ecuador no se involucre en una espiral de violencia al militarizar la frontera para exterminar a ese nuevo enemigo: el narcotráfico. Proponen que sea el Estado ecuatoriano a través de inversiones sociales en educación, salud, empleo, vivienda cambie las condiciones de vida de las gentes del lugar.

Relievan el hecho de que en Colombia existen siete bases militares norteamericanas y sin embargo la producción de coca se ha duplicado a la escandalosa cifra de 200.000 hectáreas de cultivo, en el gobierno actual de Manuel Santos. Añaden que los grandes beneficiaros de la política militarista son el mercado legal e ilegal de armas,  los traficantes de precursores químicos para la producción de cocaína y el capital financiero transnacional.

Por otro lado, están aquellos que piden “mano dura” para frenar estas nuevas formas de vida que tanta tragedia y dolor han dejado en otros países. No se puede mantener la misma política frente al enemigo, hay que exterminarlo a tiempo, antes que sea demasiado tarde, proclaman.

Lo cierto es que la cotidianidad del Ecuador está experimentando  un “quiebre de aguas” por la presencia viva del narcotráfico, situación que nos hace notar con evidencias  el investigador y catedrático universitario Fernando Carrión  Mena, quien, también,  nos revela que la nominación a Ecuador como  una “isla de paz” es un mito.

1.– Con los episodios últimos que Ecuador está viviendo  podríamos seguir afirmando que nuestro país es una “isla de paz” o que esto no es más que un mito.

Sí, ese imaginario  de que Ecuador es una “isla de paz” nació en el conflicto con el Perú, se fundamentó en el hecho de que  el país no tenía guerrilla, mientras Perú y Colombia la tenían.

Una vez que se firma el Acuerdo de Paz con el Perú en el 1998, nos imaginamos que ese mito iba a desaparecer. No ocurrió así, ese imaginario sigue perviviendo hasta ahora. Me da la impresión de que eso ha terminado siendo una de las explicaciones de por qué en Ecuador no se han diseñado  políticas para contrarrestar los efectos que el narcotráfico y el incremento de la violencia han tenido.

2.- ¿Existe información sesgada en cuanto a lo que ocurre en la frontera norte  u ocultamiento de datos de parte del gobierno y de los medios de comunicación?

Creo que estamos bajo la influencia muy fuerte de Colombia, tanto de la sociedad civil colombiana cuanto de su gobierno. En este sentido se pueden ver dos ejes claros: uno desde la perspectiva de la sociedad y la opinión pública colombiana, por ejemplo, la información  que llega acá es lo que dice, principalmente, el Centro Democrático cuyo líder es el ex presidente  Álvaro Uribe, que lograron en octubre de 2016, dar  la vuelta al plebiscito que se planteaba en favor o contra la paz. Esa es la visión que prevalece acá, donde se piensa que los disidentes de las FARC  son los que tienen la responsabilidad fundamental de este problema.

La segunda que proviene del gobierno colombiano donde aparecen, también,  dos ejes: una visión absolutamente militar para enfrentar el fenómeno, por esa razón es  que el ministro de Defensa colombiano ha visitado constantemente a Ecuador; y por otro lado, la búsqueda de la subordinación de nuestras políticas a las políticas generales del gobierno colombiano.

Lo que se ha escuchado acá es  que Colombia tiene gran  experiencia por los 60 años de lidiar con  este asunto. Pero cuando uno mira las cifras y el paso de los años, la experiencia no es positiva porque el conflicto está ahí presente y da la impresión que no va a terminar resolviéndose.

3.- Con la exposición de este conflicto, en  la frontera norte, se puede observar que éste problema tiene varias aristas.  ¿cuáles serían las más notables?

Desde el lado colombiano los Acuerdos de Paz sin duda nos han afectado, porque hay una correspondencia en los tiempos: se firmaron estos  Acuerdos hace un año, más o menos,  y este conflicto empieza a estallarnos hace un año.

El problema principal es que  hay doce grupos ilegales en la parte sur de Colombia límite con la frontera ecuatoriana, que se disputan terrenos que debieron ser controlados por el estado colombiano según los compromisos establecidos en los Acuerdos de Paz, mismos que no se han cumplido. Eso ha producido que estos grupos busquen el control de esos espacios para lograr establecer nuevos vínculos con dos de los carteles mexicanos que son el Jalisco Nueva Generación o el Cartel de Sinaloa.

Hay que puntualizar que los Estados colombiano y ecuatoriano han descuidado sus fronteras, circunstancia que ha permitido que sea un territorio en disputa, por esos grupos, ya que es una zona que tiene poca institucionalidad, y está muy bien localizada para la exportación de narcóticos hacia los mercados más grandes del mundo.

4.- A propósito la gente del sector afirma que el Estado ecuatoriano sí tiene presencia en la zona como extractivista de madera y minerales.

Lo que existen son inversiones de tipo privado bajo concesiones que el Estado ecuatoriano las otorga. El extractivismo  es producido, en unos casos, legalmente bajo concesiones,  y en otros casos de formas ilegales. Esto demuestra que el Estado no mantiene el control de esos territorios y, sobre todo, no tiene una política social para enfrentar los problemas de la sociedad civil asentada en la frontera.

5.- Ciertos analistas aseveran que Ecuador es un país de tránsito, bodegaje y lavado de dinero del negocio ilícito de la droga. ¿qué otra característica usted le añadiría?

Ecuador ya ha aceptado que es un país de tránsito y bodegaje y ha negado las otras. Pero lo que no debemos desconocer  es que es un país consumista de droga en gran cantidad. Aquí se lavan recursos económicos producto de este negocio ilícito que son bastantes importantes. También se produce cocaína, no existen cultivos de coca pero sí hay producción de cocaína en laboratorios.

Hay presencia de múltiples carteles, no solo de Colombia sino de México, Brasil,  y otras partes del  mundo. De tal manera que, cerrar los ojos frente a esto es no reconocer esta problemática; por lo tanto, no plantear salidas para estos problemas.

6.-  Cerca de  la frontera norte ecuatoriana,  específicamente en Colombia,  la siembra y cosecha de  coca se ha convertido en una herramienta económica para salir de la pobreza para los campesinos de la zona que  no tienen otra salida.

En nuestra frontera hay poca producción de coca,  es una producción más bien marginal,  pero en el lado colombiano sí. Como  la frontera es absolutamente porosa  es probable que muchos campesinos ecuatorianos de la frontera se pasen a trabajar en la zona colombiana. En el caso de Ecuador se trabaja en  las fases de traslado de coca y cocaína, y el procesamiento de  coca.

7.- ¿Cuáles son las rutas de la cocaína desde el Ecuador hacia los Estados Unidos?

Ecuador está ubicado en medio de dos países con mayor producción de coca del mundo: Colombia y Perú. Aquí hay dos grandes rutas, una alrededor de la Costa, en caso de Ecuador tenemos muy buenos puertos marítimos,  Esmeraldas, Manta, Guayaquil, Puerto Bolívar. Mucha de la coca y la cocaína que entra al país tiende a salir por estos puertos. Ahí se van constituyendo los corredores que pueden ser por la propia zona del océano Pacífico o por la zona continental.

Por otro lado, tenemos la parte amazónica, callejón bastante atractivo porque Brasil es el segundo consumidor de cocaína más grande del mundo, por lo que se ha formado otro gran corredor entre los dos países que van distribuyendo estos dos productos hacia el Brasil por cauces fluviales y por vía aérea.

8.- ¿Para dónde van las ganancias de este negocio ilícito? Se conoce que hay ganancias de aproximadamente de USD 900.000 millones de dólares anuales, a nivel mundial.

Sí, los recursos económicos que se mueven son tremendamente altos, lo cual hace que todos en la cadena de  producción de la cocaína ganen. Lo que ocurre es que hay diferencias entre  niveles muy grandes,  y una lógica de la creación de valor que no corresponde con la formas  de producción. La persona que cultiva coca es la persona que menos utilidades obtiene dentro de esta cadena de valor. Después están los intermediaros que obtienen ganancias de un alrededor del 20 al 25%. Y finalmente en los lugares de consumo es donde más se acumula  la ganancia que  alcanza entre un 75% y hasta 80%. Aquí hay una asimetría entre  precio y valor que es muy clara, porque el precio no corresponde al valor, el precio se va incrementado de manera sostenida por formas especulativas, por la ilegalidad que implica,  por los problemas de seguridad que se debe tener.

9.- ¿Al parecer, Ecuador terminó contaminándose con los problemas de narcotráfico de sus vecinos, Ecuador y Perú?

Sí, esto es absolutamente claro. Es un proceso de internacionalización que se tiene desde hace mucho tiempo, pero principalmente desde la aplicación del Plan Colombia. Ahí se observa dos expresiones, una institucional que es cuando se crea la Base de Manta, y otra  lo llaman “el efecto globo” es decir el traslado de ciertas fases de la producción de la cocaína hacia territorio ecuatoriano en los famosos laboratorios.

10.- ¿De hecho parece que Ecuador no existe una estratégica específica en la lucha contra el narcotráfico?

Lo que siempre se percibe, en este tipo de soluciones es un ejercicio de tipo militar porque hay la tradición de dar “guerra a las drogas” que lo propuso Nixon hace 44 o 45 años, que consiste en atacar a los lugares de producción, de oferta y no de circulación y consumo. Aquí aparece la experiencia “exitosa” de Colombia que tendríamos que copiarla. Pero cuando uno observa los resultados, no es la experiencia más interesante.

En fin, estos son las orientaciones que el analista Carrión nos han entregado para tener un conocimiento más certero sobre esta nueva problemática que encara Ecuador. Problemas  que no  se deben solventar con soluciones pasajeras o emocionales. Aquí hay actuar con estrategias inteligentes encaminadas a proteger a las etnias y  pueblos del sector: awá, éperas, chachis y afro ecuatorianos.

 

 

 

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