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Cuatro ideas para adaptar las empresas a las nuevas generaciones

Las corporaciones tienen que estar en permanente cambio para detectar las demandas sociales y también transformarse en función de las nuevas generaciones que han de incorporar a sus plantillas.

Pretender que los nuevos trabajadores se adapten sin más a la estructura empresarial es un grave error. También las corporaciones deben adecuarse a las nuevas generaciones y aprender a convivir sin conflictos entre personas con perfiles muy distintos e intereses muy dispares.

Muchas de las profesiones que hoy existen van a desaparecer y otras que ni siquiera imaginamos surgirán con fuerza. Tenemos que adaptarnos a los nuevos retos y al talento joven sin choques generacionales, sin pensar en que solo lo que aprendimos en el pasado es válido e inmutable. Nada tienen que ver los baby boomers (los nacidos entre 1949 y 1968) con la generación X (de 1969 a 1980), ni estos con los millennials (desde 1981 a 1993), que han crecido rodeados de tecnología, y, ni mucho menos, con la llamada generación Z (jóvenes de alrededor de 20 años, ya nativos digitales).

Captar y retener el talento de los nuevos trabajadores es un reto para los líderes empresariales. Si no lo afrontan con éxito, corren el riesgo de frenar su progreso. ¿Cómo adaptar las empresas a las nuevas generaciones?

  1. Entender que la visión a largo plazo no es la única posible. Los jóvenes se han criado al ritmo de la tecnología y por eso su manera de concebir el mundo se centra en la inmediatez. Saben que todo cambia y que lo que hoy es válido mañana mismo va a quedarse obsoleto.
  2. Asumir que el tiempo presencial puede ser inútil. Las nuevas generaciones priman la flexibilidad, la compatibilidad profesional y personal. Huyen de las empresas rígidas, donde el tiempo presencial se valora más que la eficacia. Demandan libertad, teletrabajo, tiempo para vivir experiencias, porque la creatividad se entrena, sobre todo, durante el tiempo de ocio.
  3. Atraer y fidelizar mediante la motivación. Los jóvenes no buscan un trabajo para toda la vida, por lo tanto, no van a querer casarse con su empresa hasta que la jubilación los separe. Prefieren el cambio, la innovación y, sobre todo, no aburrirse. Las empresas tienen que saber motivarlos, valorar sus competencias y habilidades e incentivarlos como merecen. Esa es la clave para retenerlos y evitar que el talento huya.
  4. Estar abiertos a sus aportaciones. Las nuevas generaciones rechazan las jerarquías y los protocolos. Están abiertos a cooperar y son proclives a crear un buen ambiente de trabajo participativo.

Aprovechemos las diferencias de todo tipo, también las generacionales, para trabajar juntos. Solo cuando las diferencias suman se obtienen los mejores resultados.

 

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@EstrellaFloresC

 

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