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Criminalidad descontrolada cuesta la vida a líder sindical

(San Juan, Puerto Rico) La politiquería tradicional en vías de un año electoral candente no se detiene. Los partidos políticos preparan plataformas con promesas que luego no cumplirán. Los fanáticos partidistas, ciegos por sus ideales, no toman en cuenta los errores de sus líderes políticos y continúan manteniendo en el poder a corruptos inescrupulosos ajenos a la realidad que enfrentan la mayoría de los ciudadanos.

Los problemas socioeconómicos del país continúan en aumento. El deterioro de la calidad de vida se percibe en todos los sectores. La pobreza se ha triplicado bajo este cuatrienio y junto con ella la criminalidad. Los medios informativos gubernamentales utilizan cifras cuestionables para demostrar que sus métodos para detener la desintegración social son efectivos. Empero, la realidad es otra.

El pasado viernes, la ola criminal que afecta al país le costó la vida al reconocido líder sindical, Francisco Javier Reyes, presidente del sindicato Unión de Empleados de la Corporación del Fondo del Seguro del Estado (CFSE) de Puerto Rico. Reyes, quien viajaba acompañado de su esposa e hijo por la carretera 887 camino a un centro comercial, murió al ser alcanzado por disparos en un tiroteo desde automóviles registrado en el municipio de Carolina.

El vil asesinato de Reyes, víctima inocente de la lucha por el control del trasiego de drogas en el país, ha consternado a todos los sectores de la sociedad puertorriqueña. Reyes ha sido descrito como un hombre de principios, comprometido con las luchas laborales, excelente esposo y padre, buen amigo y un ciudadano intachable.

“La criminalidad está fuera de control”, asegura Luis Martínez de Cabo Rojo. “No podemos continuar tapando el cielo con la mano, ellos (los criminales) se han apoderado de las calles. Es insegura transitar de día y de noche por las vías del país, cualquier cosa puede suceder”.

“La muerte de un inocente, un hombre con un gran futuro por delante, debe hacernos despertar, no podemos permitir que los criminales se salgan con la suya”, indica Dolores Montes de Carolina. “Tenemos miedo y el gobierno nos ha fallado”.

“La policía conoce donde están los puntos de drogas, se sabe quiénes son los bichotes (capos), pero tiene las manos atadas. A veces efectúan arrestos y los jueces sueltan a los presuntos criminales o les imponen fianzas irrisorias”, puntualiza Annette Vélez de Canóvanas. “La justicia tiene doble vara, el que tiene recursos se sale con la suya”.

La situación se complica más cuando la mayoría de la población está convencida de que la criminalidad continuará creciendo porque ayuda a mantener la economía de consumo.

“A los grandes intereses comerciales y a sus títeres políticos no les interesa terminar con la criminalidad por el dinero que aporta indirectamente al país”, enfatiza un funcionario que pidió anonimato. “Los bichotes tienen dinero para comprar a tutiplén. Gastan en lujos, ropas caras, autos último modelo, compran mansiones. Mueven millones de dólares”.

“Los verdaderos jeques del crimen no son los muchachitos de los residenciales. Los sicarios se ocultan tras trabajos profesionales, viven en urbanizaciones cerradas y sus hijos van a colegios privados. Además, muchos de ellos aportan a las campañas políticas. Nadie cuestiona la procedencia de su dinero, porque no le interesa al sistema. Los pocos que caen arrestados son por efectivos federales”, añadió.

La muerte de Reyes debe hacernos pensar sobre el derrotero por el cual la clase sociopolítica y la élite económica llevan a la colonia más antigua del planeta.

“Reyes es un mártir, su sacrificio representa el agobio de un pueblo bueno que es prisionero de la criminalidad y la corrupción”, declara Yumalis Matos de San Juan. “Esto no puede quedar impune. La policía no debe descansar y la justicia debe ser implacable a la hora de resolver este asesinato”.

“La gobernadora y la policía deben ponerse para su número, basta de palabras vacías y actos sin sentido, Puerto Rico quiere acción ahora”, asevera Pedro Lugo de Fajardo.

La policía está investigando el crimen. El informe preliminar de la uniformada señala que el tiroteo estuvo dirigido contra el otro perjudicado en el incidente donde falleció Reyes, Christian Díaz Abreu, quien poseía un amplio expediente criminal.

La policía de Puerto Rico es una de las peores pagadas en los Estados Unidos y trabaja bajo fuertes presiones con escasos recursos y equipo anticuado. Muchos policías han abandonado la fuerza para radicarse en el continente en busca de mejores condiciones de vida y salarios adecuados.

La tasa de homicidios en Puerto Rico, según datos estadísticos, es alrededor de 17 por cada 100,000 habitantes, casi cuatro veces que la de los 50 estados. 

Las autoridades locales y las federales tienen una amplia campaña contra la criminalidad, pero los esfuerzos parecen fracasar ante el incremento de la violencia.

 

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