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Abrir la educación a otros modelos

Al principio, todo movimiento necesita un padrino que mueva los hilos, pues un cambio de conciencia colectiva no se convierte en ley de no contar con la ayuda estratégica de ciertos aliados. Sin ellos, sería quijotesco buscar renovar o reinventar las condiciones del momento.

Por eso, cada vez que nace una idea hay que formar un ejército de creyentes que compartan el mismo ideal y hay que encontrar una fuerza o mecanismo de poder que la empuje.

Hace muchos años atrás, surgió la idea de que todos los seres humanos somos iguales, sin importar el color de nuestra piel. Al principio fue como una pequeña chispa. Con el paso del tiempo, la visión de acabar con la esclavitud que compartieron un grupo de rebeldes resonó con más y más personas. Eventualmente, este movimiento encontró un padrino en el presidente republicano Abraham Lincoln. El 22 de septiembre de 1862, Lincoln emitió un decreto presidencial para declarar la emancipación de los esclavos.

De igual manera, el 28 de junio de 1969, un pequeño grupo de chicos se enfrentó a la policía en Greenwich Village, Nueva York. Estos dijeron basta al acoso policial y así empezó el final de la opresión oficial ejercida sobre la comunidad LGBT. Aunque tomarían unos cuarenta y tantos años hasta que la Suprema Corte de Estados Unidos declarara legal el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Entonces, los padrinos que defendieron este movimiento vinieron de la izquierda liberal. Es decir, del Partido Demócrata.

En ambos casos, la causa necesitó del apoyo de un partido político que la adoptara y luchara por empujar su merecida validación. Así, la justicia prevaleció hasta que las voces de estas comunidades fueron reconocidas en todo el país. Hoy día, la ley no permite que se discrimine contra uno u otro grupo.

En el campo de la justicia social, todavía quedan muchas batallas por librar. Una es la falta de acceso que sufren los sectores menos favorecidos cuando se trata de una educación de alta calidad para sus hijos. El movimiento que empuja una revisión del statu quo lleva el nombre de School Choice u Opciones Escolares. Este plantea la pluralidad de opciones en la educación escolar, de forma tal que los estudiantes no estén predeterminados a asistir a un plantel escolar, basado solo en la dirección dónde viven. El padrino que defiende este ideal es el Republicano, salvo en unos cuantos estados donde el apoyo ya es bipartidista.

En el resto de la nación, los demócratas se han alineado ¡por treinta años! en cerrada oposición contra la apertura de la educación escolar a otros modelos que no sea el mismo de los tiempos de la abuelita. No obstante, el concepto de Opciones Escolares es cada vez es más conocido y aceptado.

Como en el caso de los dos movimientos citados, se espera que en el futuro la libre selección de escuelas a través de opciones escolares se convierta en la orden del día; o sea en una práctica legal que reivindique el derecho de todo padre a escoger el mejor medio ambiente para sus niños.

Para alcanzar ese ideal, las voces (o votos) tendrán que crear un eco en la conciencia colectiva lo suficientemente grande y poderoso, que sea capaz de cambiar el panorama de la educación escolar para siempre. Mientras llega ese día, cada 26 segundos un estudiante abandona la escuela.

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