Cada vez que yo visito la encantadora ciudad de Sorrento en Italia, con sus bellos panoramas frente al mar, siempre le dedico un día a la preciosa costa por la ruta de Amalfi, de 30 millas de carreteras estrechas y curveantes sobre colinas y montes que son como serpentinas descartadas junto a un mar de zafiros.
La ruta de la costa de Amalfi, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO frente al Mar Tirreno, es posiblemente el camino costero más bello del mundo. Regala al visitante vistas del mar con oleaje de blanca espuma golpeando a peñascos, lindas calas, promontorios, terrazas cultivadas, viñedos, olivarios y huertas de cítricos, pueblitos pintorescos que se derraman de los montes, mansiones con piscinas en peñascos, torres de observación antiguas y vendedores que ofrecen los grandes y jugosos limones de este sitio en la región de Campania de Italia.
He aquí seis de mis delicias favoritas de esta ruta amalfitana:
***El precioso pueblito de Positano con edificios y casas en tonos suaves en verdes colinas es divino y cuenta con bellas vistas de la costa. No conozco una mejor manera de pasar una mañana o tarde que paseándome por sus lindas calles bordeadas por edificios rosados, amarillos y blancos y disfrutando de su playa de piedrecitas grises y un mar azul añil. Un punto de interés es la Iglesia de Santa María Assunta con su linda cúpula adornada de azulejos que se puede ver desde casi cualquier punto del pueblo. Un ícono de una Madona negra que data del Siglo XVIII se puede ver en el interior de la iglesia. La mayoría de los viajeros hacen pausas aquí o allá en las tiendas y boutiques de Positano para comprar un souvenir –quizás unas lindas sandalias o algún objeto de cerámica local para recordarse de su viaje. Pero quizás no hay necesidad de comprar souvenirs, ya que como el novelista John Steinbeck señaló, “Positano deja huella profunda. Es un lugar de ensueño que no parece real cuando uno está allí y se convierte en realidad cuando nos vamos, y nos llama siempre.”
***La vista de las tres islitas cerca de la costa en Positano, conocidas en italiano como Li Galli o Le Sirenuse (Las islas de las sirenas) es linda. Según la mitología griega, estas islitas eran el hogar de las sirenas cuyo canto atraía y cautivaba a los marineros en la antiguedad. En tiempos modernos entre las luminarias que también han caído víctimas del hechizo de estas islitas se encuentra una leyenda del ballet, Rudolf Nureyev, quien se pasó sus últimos años en Le Sirenuse.
- Mansiones y hoteles con piscinas ubicadas precariamente al borde de peñascos que nos hacen desear instantáneamente poder estar nadando en ellas.
- Las ruinas de antiguas torres de observación que se contruyeron en varios puntos de la costa de Amalfi para proteger a las comunidades costeras de ataque pirata. Hay una en un monte en Amalfi.
- Vendedores que ofrecen todo tipo de mercancía, desde pinturas originales hasta productos de huertas locales incluyendo los limones que se utilizan para el famoso licor del área, el limoncello, y aceite de oliva y chiles que un vendedor les dijo a sus clientes son “el Viagra de Italia.”
- El pintoresco pueblito de Amalfi con sus estrechos callejones y linda plaza con cafés al aire libre y boutiques. En la plaza también se encuentra la gran escalinata con 62 escalones que lleva a la Basílica de San Andrés (el Duomo ) que data del Siglo XIII con un campanario de los Siglos XII y XIII que servía de torre de observación en otras eras. La basilica cuenta con impresionantes puertas de bronce, arcos en estilo árabe y los restos del Apóstol San Andrés, traídos aquí durante las Cruzadas. La plaza también cuenta con una fuente con una estatua de mármol de San Andrés, y sus aguas son frescas y puras, por lo cual siempre hay gente llenando sus botellas en ella.